MARUJA MALLO CUBIERTA DE ALGASEl pleno del Real Patronato del Museo Reina Sofía ha valorado positivamente el inicio de los trámites que permitirán que el Archivo de José María Lafuente pase a formar parte de los fondos del Museo Reina Sofía por un periodo de diez años, prorrogable. Esta importante incorporación de alrededor de 120.000 documentos supone un acervo que complementa el que ya posee el Museo y lo amplía a otras áreas que son estratégicas para el mismo, especialmente en lo que se refiere a Latinoamérica. Asimismo permite continuar con la política ya iniciada hace años por esta institución que facilita poder trabajar con otros archivos (Juan Carlos Romero -Argentina-, Clemente Padín –Uruguay-, Mariotti –Perú-…)

El archivo Lafuente se compone de colecciones y fondos documentales sobre arte moderno y contemporáneo: dibujos, libros, revistas, catálogos, manifiestos, panfletos, publicaciones efímeras, grabados, cartas, tarjetas, manuscritos, objetos, fotografías, imágenes y proyectos. Dos bloques configuran el depósito: uno está dedicado a las vanguardias históricas, con una importante colección de documentación de arte de vanguardia europeo y español y una colección valiosísima de libros internacionales de arte tipográfico. Otro, centra su atención en las prácticas artísticas contemporáneas a partir de los años 60, con España y Latinoamérica como principales ejes.

La cesión del archivo es producto del trabajo que desde hace más de un año se ha desarrollado desde la Secretaría de Estado de Cultura y la dirección del Museo Reina Sofía con José María Lafuente, a partir del deseo manifestado por el propio coleccionista de que su archivo permaneciera accesible al público en Santander. En esta negociación ha sido imprescindible la participación del Gobierno de Cantabria que, de la mano de su Presidente, Ignacio Diego, asumió el compromiso de destinar un edificio y recursos suficientes para albergar el Archivo.

Llegado el momento de unir esfuerzos, el Archivo Lafuente hace depositario al Museo Reina Sofía de las obras, contribuyendo también con la dotación del equipo humano necesario. El Gobierno de Cantabria, por su parte, aportará el edificio para albergarlo –el Banco de España en Santander- y su acondicionamiento y mantenimiento. El Museo Reina Sofía, en diálogo con el Archivo Lafuente, asumirá la dirección técnica y de contenidos para, de esta forma, garantizar su preservación, difusión e investigación presente y futura. Al tratarse de un archivo activo, el edificio dispondrá de un espacio expositivo destinado a muestras temporales impulsadas por el Museo.La Prose du 16-Transsibe¦ürien et de la petite Jeanne de France - copiaLa incorporación de estos fondos convierte al Reina Sofía en un centro de referencia a nivel nacional e internacional, ya que pone a disposición de la sociedad un conjunto de documentos de incalculable valor, permitiendo además impulsar el trabajo en red con otras instituciones, especialmente españolas y latinoamericanas.

En las últimas décadas las principales instituciones museísticas del mundo han dedicado importantes recursos para adquirir y custodiar los documentos que contienen la memoria de las prácticas artísticas de vanguardia y contemporáneas. Entre las misiones prioritarias del Reina Sofía figura también la de generar un corpus bibliográfico-documental del arte del siglo XX y XXI, español y latinoamericano. El fondo que José María Lafuente ha reunido en la última década se identifica en gran medida con los ejes principales de desarrollo de la colección del Centro de Documentación del Museo. El archivo se activará a través de publicaciones, debates, programa de exposiciones,…

Contenido del archivo

Vanguardias históricas

España: Hay dos focos principales de atención; por un lado, un importante corpus de documentación sobre vanguardias españolas de antes y después de la guerra, en el que hay que mencionar los importantes archivos Westerdahl/Domínguez, Eugenio Granell, Escuela de Altamira y Dau al Set. Por otro, colecciones completas de revistas de vanguardia en óptimo estado de conservación. Además, destacan los fondos relativos a la Guerra Civil española y el exilio, que incluyen importantes monografías, las revistas, folletos y carteles españoles y extranjeros que plasmaron gráficamente la contienda.

Latinoamérica: Es importante subrayar la amplitud geográfica que abarca: Brasil, Chile, Perú, Argentina, Uruguay y México, principalmente, así como la gran variedad de tipos documentales: primeras ediciones, manuscritos, correspondencia y revistas completas. Las vanguardias latinoamericanas están adquiriendo un enorme protagonismo en la historiografía y la museografía internacional contemporánea.

Resto de Europa: La colección de materiales pertenecientes a las vanguardias europeas completan de un modo sustancial lagunas del patrimonio documental español. Destacan los fondos de revistas del dadaismo y surrealismo europeo: Cabaret Voltaire, Dada, Cannibale, La Revolution Surréaliste, Minotaure, entre muchas otras, así como importantes conjuntos de impresos del futurismo, constructuvismo y la Bauhaus, muy poco representados en colecciones privadas y públicas españolas. La colección de tipografía es fundamental para el Museo ya que en sus fondos su presencia es mínima.

7-El Lissitzky Dibujo original (1)España: contiene el archivo más representativo de la poesía experimental española desde los años 60, destacando los fondos de los archivos de Fernando Millán, José Luis Castillejo, entre otros, así como obras de más de 70 artistas del periodo entre los que figuran Elena Asíns, Felipe Boso, Isidoro Valcárcel y Eduardo Scala. Este acervo amplía exponencialmente el valor de las colecciones de poesía experimental del Museo.

Prácticas artísticas a partir de 1960

Latinoamérica: en los últimos años, el archivo Lafuente ha tenido como uno de sus objetivos principales la documentación referente a las vanguardias latinoamericanas desde los años 60, convirtiéndose en uno de los acervos privados más importantes en la materia. Sus ejes son, por un lado, las prácticas experimentales argentinas, chilenas, brasileñas, uruguayas, venezolanas y mexicanas, entre otras, así como las redes de arte correo y publicaciones experimentales que proliferaron en Latinoamérica en el periodo, que constituirían una activa escena artística al margen del circuito oficial. Destacan los fondos de Edgardo Vigo, Guillermo Deisler, Clemente Padín, Felipe Ehrenberg y Ulises Carrión, entre otros, incluyendo material único de extraordinario interés como manuscritos y correspondencia. El Museo ha intentado en los últimos años coleccionar estos materiales, pero la actual situación presupuestaria truncó tempranamente esa posibilidad.