El ciclo evoca uno de los grandes méritos de Orueta como guardián del patrimonio español: la formación de un inventario nacional de sus bienes, así como su obsesión en la búsqueda de la identidad nacional.
El Museo Nacional de Escultura está dedicando el otoño a profundizar en la personalidad de Ricardo de Orueta, el monument man que protagoniza su exposición temporal «Esto me trae aquí. Ricardo de Orueta (1868 – 1939), en el frente del arte», ubicada en la sede del Museo en el Palacio de Villena y cuya entrada es gratuita en horario de mañana y tarde (el Museo también ofrece guiadas gratuitas todos los domingos a las 12.30 h). El cine, al igual que la fotografía —tan importante en la vida de Orueta—, fue un medio moderno de hacer el inventario de lo español, de ofrecer cápsulas visuales sobre la identidad nacional, compleja e híbrida.
En los años treinta, España conoce una verdadera eclosión del cine. La llegada y difusión del sonoro dio lugar a un cine a la vez muy popular y de un estimable valor artístico, donde encontramos a realizadores como Florián Rey y Luis Buñuel, grandes productoras como Cifesa o Filmófono y películas que van desde el drama rural al cine militante, del documental al «sainete al ritmo de Hollywood», sin olvidar la mirada exterior de intelectuales como Malraux o Hemingway.
Programa del ciclo de cine
jueves 6
Presentación del ciclo, Jorge Praga
La aldea maldita, Florián Rey (1930), 58 min
jueves 13
Don Quintín, el amargao, Luis Marquina (1935), 87 min
jueves 20
Almadrabas, Carlos Velo (1935) 21 min
Las Hurdes, Luis Buñuel (1932), 30 min
jueves 27
Aurora de esperanza, Antonio Sau (1937), 90 min
jueves, 4 de diciembre
Espoir, Sierra de Teruel, de A. Malraux (colab. Max Aub) (1939), 88 min
Capilla del Museo. 20 h
Entradas en la Asociación de Amigos (General 3 €; Amigos del Museo, 2€)
Los viajes que Ricardo de Orueta
En hermandad de imagen y testimonio, el cine que se realizó en los años en que Ricardo de Orueta ejerció sus responsabilidades políticas nos devuelve una mirada indirecta sobre la sociedad de la Segunda República: las preferencias de los espectadores, la ideología de las películas más populares, la consideración por partidos y sindicatos del cinematógrafo como un instrumento propagandístico, también el asentamiento industrial y las confluencias artísticas que estaban detrás de títulos y artistas.
«La aldea maldita», dirigida por Florián Rey en 1930, fue rodada como película muda, aunque después se reestrenó con alguna escenas dialogadas, y el propio director hizo una nueva versión en 1942.
El paso al sonoro fue bastante traumático para la industria cinematográfica española: muchas salas tardaron en renovar su sistema de exhibición, y parte de los actores y directores emigraron a Hollywood y París demandados por el sistema de versiones en distintos idiomas que ensayaron las industrias más potentes. Pero su pronto agotamiento, y la creciente demanda de películas nacionales, hizo que se crearan productoras como Filmófono, que contó con la supervisión de Luis Buñuel para realizar obras de raigambre popular, y cuyo mayor éxito fue «Don Quintín, el amargao», basada en un sainete de Arniches y Estremera (el propio Buñuel volvió sobre la obra con “La hija del engaño”, en su etapa mexicana).
El cine documental tardó en encontrar su sitio en este arte popular que duplicaba de año en año sus producciones. En la Guerra Civil ambos bandos realizaron numerosos montajes de corte propagandístico, pero antes de julio del 36 sobresalen los que rodaron Carlos Velo y Fernando G. Mantilla para la productora Cifesa, entre ellos «Almadrabas», realizado en medio de las labores de los atuneros de Vejer de la Frontera. Mucho más conocido es el polémico reportaje de Luis Buñuel sobre «Las Hurdes», indispensable para arrojar luces e interrogantes sobre la época.
La obra de Antonio Sau «Aurora de Esperanza», fue realizada en Barcelona durante la guerra civil por iniciativa de la CNT en un intento de combatir la paralización de la industria cinematográfica y abordar conflictos ideológicos. La película, estrenada en 1938, refleja una sociedad en crisis laboral bajo la mirada de un obrero en paro, lo que abre un curioso paralelismo con los tiempos actuales. Y también en plena contienda André Malraux rodó y montó, entre grandes dificultades, su famosa «Espoir. Sierra de Teruel», que integra a este ciclo la mirada extranjera sobre la República y la Guerra Civil, presente en otros documentales de Joris Ivens o Paul Strand.
En noviembre, el Museo presenta el ciclo de cine: «EL INVENTARIO DE LO ESPAÑOL». EL CINE DE LOS AÑOS 30, coordinado y presentado por Jorge Praga, escritor y crítico de cine.
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