Con este discurso ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando Jovellanos inauguró la moderna historiografía de la pintura española, creando un relato razonado en el que una extraordinaria variedada de fenómenos entraban en juego para dar lugar a un argumento sin solución de continuidad.
Gaspar Melchor Jovellanos nació en 1744 en Gijón. Provenía de una familia noble, aunque poco adinerada. Cursó sus primeros estudios en Gijón y se trasladó a Oviedo para estudiar Filosofía. Se graduó de bachiller en cánones, en Ávila, en 1764. Fue colegial de San Ildefonso en Alcalá, durante dos años, en tiempos en que el famoso colegio mayor era casi una garantía de ascensión a, los más altos puestos administrativos.
Jovellanos, con una primera tonsura, se inclinó inicialmente hacia la carrera eclesiástica pero, por consejo familiar, finalmente se decidió por la judicatura. Fue nombrado alcalde del Crimen en la Audiencia de Sevilla. De dicha época datan sus obras puramente literarias. Desde 1778 hasta 1790 fue nombrado como alcalde de Casa y Corte, y residió en Madrid. Este periodo estuvo marcado por el impulso reformista del reinado de Carlos III, una etapa de participación activa en numerosos organismos (Academias de la Historia, Española, la de San Fernando, la de Cánones, y la de Derecho; así como la Sociedad Económica, o la Real Junta de Comercio, Moneda y Minas), lo que lo convirtió en una figura destacada de su tiempo.
Tras la muerte de Carlos III , al cual dedicó uno de sus discursos más conocidos, el Elogio de Carlos III (1788), se produjo un considerable cambio en la situación política interna, que afectó a los círculos ilustrados. A finales de 1797 fue nombrado ministro de Gracia y Justicia, pero su visión reformista de los problemas legislativos se enfrentó con las nuevas orientaciones políticas, por lo cual fue destituido al cabo de unos pocos meses. La persecución contra los ilustrados desencadenada en 1800 provocó su arresto en 1801, en que fue encarcelado en el castillo de Bellver, en Mallorca, hasta el motín de Aranjuez. Tras ser puesto en libertad en 1808, prosiguió su labor política formando parte de la Junta Central hasta 1810. De regreso a Gijón falleció en el asturiano puerto de Vega el 29 de noviembre de 1811.
La obra de Jovellanos suele dividirse en sus creaciones literarias y artísticas, y sus trabajos didácticos y doctrinales. Su producción literaria abarcó el teatro, aunque su interés como dramaturgo era escaso, y en poesía, en cambio, alcanzó relativo éxito. En cuanto a su obra doctrinal Jovellanos fue el representante más genuino de la Ilustración española, fue un hombre culto, de espíritu renovador, que se caracterizó siempre por un hondo patriotismo y una gran preocupación por los distintos problemas de España, lo que le llevó a reflexionar sobre la reforma de las instituciones y costumbres vigentes. Su visión en este sentido fue tan penetrante que muchos de sus análisis siguen teniendo validez, como las ideas expuestas en su Informe sobre la ley agraria.
Formato: 12×17 cm. Páginas: 104. ISBN: 978-84-15715-54-2. Precio: 9 €
No me resisto a quedar sin «Felicitar y Agradecer» por este interesante artículo, como gijonés y admirador del Gran Jovellanos por su inigualable labor en muy diversos campos, de los cuales muchos de todavía de actualidad.
Enhorabuena por la decisión de la publicación de uno de los discursos con los que Jovellanos se muestra como un adelantado a su época. La decisión de la editorial vuelve a dar al traste con las ya muy trilladas frases de que «Jovellanos es muy estudiado pero poco leído»; «se habla mucho de Jovellanos pero se le lee muy poco», etc.
Una decisión acertada porque desde la primera edición realizada en vida de Jovellanos por la Imprenta de Joaquín Ibarra en 1782 no se había realizado edición alguna. Únicamente una edición del Instituto de España, de 1938, en la que recogían varios fragmentos.
Felicidades!
Fantástico que aun hoy se sigan reeditando obras del prócer gijonés. Jovellanos debe ser estudiado y leído ya que su obra es clave para conocer una época fundamental en la historia de España, época de grandes cambios donde la labor de Jovellanos fue imprescindible. Bien por esa iniciativa.
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