Las Geometrías cromáticas de Julio Bauzá, situadas entre el arte minimal y el arte concreto, son el resultado de la evolución experimentada por este artista a lo largo de una dilatada y prolija trayectoria, escribe Margarita Ana Vázquez Manassero.
Formado como arquitecto en su Montevideo natal y como arqueólogo en Francia, en 1976 llega a Barcelona y, un año más tarde, se establece de manera definitiva en Ibiza dónde en la actualidad tiene su taller. Su irrupción en el panorama artístico tuvo lugar a comienzos de los ochenta, iniciándose en el ámbito de la escultura en hierro bajo la figura tutelar de Julio González. Sin dejar de lado su interés por la escultura y el tratamiento plástico de los volúmenes, a partir de la década de 1990 comenzó su experimentación en el terreno de la pintura. La evolución de sus realizaciones pictóricas que, en un primer momento se encuadrarían en los presupuestos del Art Brut, acabaría desembocando en un interés por el collage dadaísta en la línea de los trabajos de Kurt Schwitters.
Como culminación de estos intereses, las Geometrías cromáticas, cuyo común denominador es la utilización de volúmenes cúbicos de madera, permiten al artista explorar un amplio abanico de posibilidades formales. Así, mediante la introducción de variaciones en la distribución espacial de los pequeños cubos, en el tamaño o cromatismo de los mismos, es posible articular múltiples relaciones dialógicas sobre el plano pictórico convirtiendo cada una de estas obras en un singular microcosmos geométrico. (Ana Vázquez Manassero).
PATRIZIA LOHAN. EL ORDEN SINTÉTICO COMO PARADIGMA EXISTENCIAL
Por su parte, el crítico Ramon Casalé dice de Patrizia Lohan que cuando vemos su obra nos damos cuenta que el arte va más allá de los planteamientos estéticos que a menudo expresan los artistas plásticos. La suya es una obra donde confluyen diversas maneras de entender la pintura, si entendemos la pintura des de una vertiente en que los colores se disponen simplemente encima de una superficie; pero la artista cuando elabora sus creaciones no lo hace pensando si se encuentra delante de una pintura o de una escultura, sino que lo hace creyendo que la pieza que está realizando llegará a ofrecernos un intenso placer contemplativo.
En la anterior exposición la crítica Raquel Medina hace mención a la dialéctica de los contrarios, o lo que es lo mismo, a las realidades opuestas. Es obvio que cuando observamos las creaciones de Patrizia Lohan se advierte la búsqueda de la perfección entre el color y la forma, sobre todo si tenemos en cuenta la austeridad cromática y la síntesis formal de su trabajo, más próximo a la abstracción geométrica, de determinados conceptos dadaístas –o del mismo nihilismo de Hume-, caso de Jean Arp o también del informalismo espacialista de Lucio Fontana. Todas estas ideas confluyen en la mayoría de sus obras, principalmente cuando surge la dualidad entre contrarios, o sea, el concepto de lleno o de vacío, de blanco o de negro, o simplemente de lo interno o externo que aparece en cualquiera de las piezas, ya que todas ellas se ven inmersas en estas circunstancias tanto a nivel dual como singular.
Pero hay un aspecto que merece destacarse como es la génesis de una pintura, sobre todo por los materiales que utiliza: encima de la tela blanca y plana, incorpora un material maleable que ella misma manipula, y que cuando está húmedo le permite obtener las formas previstas. Este material, una vez seco y con el modelaje deseado lo coloca encima del fondo blanco a modo de collage. Pero la obra aún no está acabada, ya que en algunas de las piezas se advierte un cierto cromatismo, o sea se observa el rojo, el azul o el verde, pero no en un primer plano, sino detrás mismo del collage –una vez pegado y dejando un espacio abierto-. Los colores están dispuestos de manera muy suave, casi bien imperceptibles al ojo humano, pero que dan luminosidad a la pieza. Lo que determina esta luz no es el propio color, sino la manera como está colocado, debido a que se encuentra detrás, creando un reflejo y por ello lo que observamos es el color reflejado.
A diferencia de las series anteriores, como por ejemplo “Geometrical games”, en que sobresalen diferentes elementos geométricos: cuadrados, triángulos, círculos o rectángulos, la mayoría de ellos pintados con colores primarios, consiguiendo unos efectos cromáticos bien intensos, dando la idea de que la artista creaba su propio alfabeto, debido al simbolismo de estas figuras abstractas, pero ahora lo que hace es centrarse en buscar el orden dentro del desorden y ello sólo lo consigue sintetizando las formas geométricas, representándolas a manera de rectángulo o de cuadrado, originando que el color y la forma se aproximen a una idea conceptual en lugar de formal.
Galería Marita Segovia
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Exposición de Julio Bauzá y Patrizia Lohan a partir del 15 de enero de 2015
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