Desde 1990 Antonio Caro realiza sus talleres de creatividad visual, los cuales ha desarrollado en infinidad de localidades y contextos de distintos países, dirigiéndose a todo tipo de comunidades y grupos. Su postulado inicial, el de que “todos somos creativos”, ha acabado por convertirse de nuevo en una herramienta política desde la creación, valiéndole notables reconocimientos y apoyos y asentando la idea de que los procesos pedagógicos forman parte de la estructura del trabajo en arte implicado con los procesos sociales.
Llamado pionero del arte conceptual en Colombia, Antonio Caro es más bien una contra-institución; si el museo, el mercado, la historia y la crítica terminan por legitimar y oficializar hasta las propuestas más arriesgadas, Caro ha logrado instrumentalizar, desde un agudo sentido del humor, el entorno artístico (incluida su propia persona), de ahí su constante vigencia.
La obra de Caro traza una mirada crítica y cínica sobre las sociedades del “tercer mundo” y su afán por seguir modelos de consumo foráneos. De manera complementaria, Caro exalta el valor intrínseco de elementos de las culturas autóctonas.
Su trayectoria es, en gran medida, el itinerario de una actitud. Desde 1966 Caro gravitó alrededor del mundo del arte incluso antes de iniciar sus estudios universitarios. Tras sus estudios que no fueron culminados, Caro se interesó en una manera diferente de comunicar, aproximándose a la creación artística a partir de la palabra.
El Antonio Caro artista es una extraña fórmula entre antropólogo y publicista que ha tenido el genio de jugar y fundir las palabras y sus diseños. La exploración con la tipografía permite que la palabra se vuelva símbolo, suplantando su significante mercantil con connotaciones locales y populares. De forma ambivalente, Caro se ha permitido, a la manera de un Warhol, criticar y exaltar las sociedades mercantilistas desde una mirada “criolla”.
Esta perspectiva generó una ruptura en la definición del arte en el ámbito local, aterrizando estrategias artísticas como el Pop y el Arte Conceptual, con una obra que no solo privilegia la idea por encima de la estética sino que utiliza la palabra como elemento clave. La intuición y el carácter de Caro abren la puerta para que los jóvenes cuestionen su entorno artístico. Sus trabajos critican directamente a la sociedad y trascienden los valores formales del objeto como obra de arte.
La economía de medios, el uso poético y político de la palabra, el suso de la pedagogía como estrategia artística y la repetición de sus pocas obras en diferentes contextos hacen que esta siga viva, circulando, en otros lugares desde los cuales será leída a partir de otros contextos sociales y culturales.
