Así, esta selección cuelga para la ocasión junto a obras de artistas coetáneos como María Blanchard, Georges Braque, Federico García Lorca, André Derain, Joan Miró, Joaquín Peinado, José Moreno Villa y Jacques Villon, entre otros, así como obra del fotógrafo Paul Strand y del pintor y cineasta Hans Richter.
Las obras de arte se yuxtaponen con testimonios culturales de su tiempo, como películas, objetos científicos, máquinas de ver, información escrita y documentación variada, revelándose como parte del momento cultural en el que fueron concebidas y realizadas.
Atento al espíritu revolucionario de aquella época de cambios, Pablo Picasso aplicó en su pintura insólitos efectos formales. Esta táctica de trasgresión le permitió hacer coincidir en una misma imagen elementos inarmónicos entre sí, de manera que la obra resultante desestabilizaba la idea del significado estático. La obra cubista desafiaba las convenciones pictóricas del espacio, de la belleza y del tiempo proponiendo nuevas posibilidades de representación. El artista ya no estaba obligado a representar el mundo: podía inventarlo.
Temas convencionales en la historia moderna de la pintura europea como el desnudo o la naturaleza muerta fueron revisados sistemáticamente por Pablo Picasso a partir de 1906 dibujando composiciones cada vez más fragmentadas. El creador retaba al espectador a percibir la obra artística como una construcción compuesta por secuencias de formas geométricas elementales. Así se unían diferentes ángulos de vista en una misma superficie plana facetada anunciando el nacimiento del cubismo.
Movimientos y secuencias reúne un conjunto de dibujos y grabados realizados por Pablo Picasso entre los años 1906 y 1925. Se trata de 30 obras de la colección del MPM, además de una escultura de la Fundación Almine y Bernard Ruiz-Picasso para el Arte (FABA) en préstamo de larga duración, y un óleo del Museu Picasso de Barcelona. Esta selección dialoga con trabajos de otros autores coetáneos en el tiempo, como María Blanchard, Georges Braque, André Derain, Federico García Lorca, Ismael González de la Serna, Joan Miró, Joaquín Peinado, José Moreno Villa y Jacques Villon entre otros, así como con obras del fotógrafo Paul Strand y del pintor y cineasta Hans Richter.
Además, la documentación bibliográfica de escritores como Guillaume Apollinaire o Ramón Gómez de la Serna atestigua la importancia que tuvo la palabra escrita en la constitución del gusto artístico del momento. La yuxtaposición con películas, objetos científicos, máquinas de ver, información escrita y documentación variada evoca el afán investigador y el espíritu experimentador de entonces, en un montaje expositivo que acerca la noción de museo de arte al de museo de civilización.
Comisariada por José Lebrero, director artístico del Museo Picasso Málaga, esta muestra desarrolla un modelo de exhibición abierto, que apuesta por una manera de mirar cercana a la antropología, aventurando al visitante en un mapa cognitivo que marca conceptos, ideas y pequeñas cápsulas de información que sirven para comprender el escenario en el que estas obras de arte fueron creadas.
Fotos: Jesús Domínguez © Museo Picasso Málaga
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