Entre las noticias que se han difundida estos días sobre el mundo de la cultura nos ha llamado la atención una de la agencia Reuters que dice que algunos de los museos más importantes del mundo, entre ellos los principales de Estados Unidos y Australia, están prohibiendo el uso de los palos para hacerse las autofotos o selfies, por el riesgo que implica su manejo tanto para la obras expuestas como por la integridad de los visitantes. Una cosa es hacer fotos de forma más o menos discreta sin flash y otra extender estos palos telescópicos y poner a tiro de una acción negligente alguno de los grandes cuadros de las pinacotecas.
Las normas sobre el uso de cámaras fotográficas en los museos se ha complicado desde la popularización de los smartphones ya que es muy difícil detectar si se están haciendo fotos de forma disimulada o hablando por el celular o consultando los correos o las redes sociales. Ya no basta con los carteles avisando de la prohibición de tomar fotos, sino que habrá que añadir otros en los que se explique si se pueden hacer a través de algún artilugio como los palos de selfies. En algunos museos las cosas se complican aún más para los turistas, e incluso para los profesionales, ya que se permite fotografiar casi todos los cuadros excepto algunos que sus propietarios han cedido en condiciones especiales y que incluyen un cartelito prohibiendo ser fotografiados, que sólo se ve cuando el vigilante ya te ha llamado la atención.
Otro caso es el de algunos museos rusos, entre ellos el propio Hermitage con obra de los mejores pintores del mundo, en donde está permitido hacer fotos incluso con flash a las obras más carismáticas, si se abona una pequeña cantidad en rublos. Este pago -que incluye una etiqueta que se cuelga en la cámara- da licencia para disparar con la luz del flash a todas las obras que se pongan a tiro sin que nadie se alarme por el deterioro que se pueda causar en los cuadros.
Es posible que esta prohibición pueda llegar pronto a los museos españoles en los que no se permite introducir paraguas, mochilas o trípodes. Aunque sobre ésto habría mucho que decir, ya que una modesta cartera de estudiante puede ser requisada por los vigilantes de seguridad, pero un bolso de Hermès o de Loewe, tres veces mayor, pasa el filtro sin problemas, ya que se supone que su dueña no debe ser importunada.
Así que los palos de selfie pueden tener sus días contados en los grandes museos, como ya ha ocurrido en algunos de Estados Unidos en donde se ha prohibido su práctica para fotografías dentro de las galerías. Así, el Museo Hirshhorn y el Jardín de Esculturas en Washington han prohibido los palos este mes, mientras que el Museo de Bellas Artes de Houston ha anunciado que lo hará en marzo. El Metropolitan de Arte de Nueva York, que ha estado estudiando el asunto desde hace algún tiempo, acaba de decidir que también los incorporará a los articulos prohibidos en sus salas. También los museos de Australia se han sumado al no al palo del selfie, como la Galería Nacional de Australia (Canberra) y el National Portrait Gallery por temor a que el palo extensible pueda dañar algún cuadro.
¿Por qué los museos prohiben sacar fotos? ¿Por qué en una era de la digitalización y de comunicación no se deja al público interactuar con el espacio y las obras del museo?
Me uno a la pregunta. Por qué se prohibe hacer fotos? Todo lo que mi ojo ve tengo derecho a tenerlo registrado. O si no que no expongan nada al mundo…
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