La exposición Maria Lassnig que ofrece la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona es la primera gran muestra individual dedicada a la obra de la artista austriaca en Cataluña y en España, con un total de cuarenta y cinco pinturas, algunas de ellas inéditas y la mayoría provenientes del estudio de la pintora, así como una selección de acuarelas y de películas, además de cartas, fotografías, dibujos, escritos y materiales de sus archivos personales y de trabajo.
María Lassnig, quien murió el año pasado en Viena, es considerada una de las artistas contemporáneas más singulares de su generación y a lo largo de su vida recibió importantes distinciones del mundo de las artes visuales, como el León de oro a su carrera artística en la 55ª Exposición Internacional de Arte de Venecia, 2013, el Premio Max Beckmann de la ciudad de Fráncfort del Meno (2005) o el premio Rubens de la ciudad de Siegen, otorgado por primera vez a una mujer, entre muchos otros.
El recorrido que ofrece la exposición permite apreciar la evolución de las investigaciones de la creadora austriaca en su tratamiento del autorretrato, y su relación con el objeto, el animal y la máquina. A partir de los años 60, Lassnig opta definitivamente por la figuración, aunque esta decisión iba en contra de la tendencia predominante de su generación. Con la reintroducción de lo figurativo, la pintora empieza a tratar el objeto no inteligible: cuerpos fantasmagóricos, medio humanos medio animales o seres bloqueados y alienados por elementos tecnológicos, con pantallas ante los ojos que también se pueden interpretar como alter egos del artista. De esta manera, Lassnig encuentra un ámbito más amplio para expresar sus sentimientos, afectos y estados existenciales, en los que el hecho de observar y ser observado a menudo se refleja de manera traumática.
La exposición incide en los trabajos elaborados a partir de la década de 1970, y durante la estancia de la pintora en la ciudad de Nueva York, periodo en el que llevó a la máxima expresión creativa la exploración de su cuerpo y de las sensaciones corporales mediante un método que llamó body-awareness (conciencia corporal). Una de las características esenciales de la obra de Lassnig es la relación directa y explícita que establecía entre las percepciones del mundo interior y las del mundo exterior, atribuyendo colores a unas partes determinadas del cuerpo o los sentimientos experimentados.
Las figuras resaltadas con colores luminosos, como el rosa, el violeta o el rojo, que podemos observar en sus obras, tienen que ver con este intento de reproducir la sensación corporal interna: colores reflexivos para el frente, colores olfativos para la nariz, colores de tormento, colores para el miedo, entre otros. Ella misma lo explicaba en 1970: «Cuando en mi pintura me cansé de representar la naturaleza de manera analítica, busqué una realidad que yo poseyera más que el mundo exterior, y la encontré en la carcasa corporal en que me alojaba, la realidad más real y clara de todas, de la que sólo me tenía que hacer consciente a fin de poder proyectar sus impresiones en forma de puntos focales fijos en el plano pictórico. La conciencia del propio cuerpo se puede conseguir por medio de la presión, de la tensión o sometiendo una parte del cuerpo al esfuerzo derivado de una postura determinada, es decir, que se expresa en forma de sensaciones de presión o tensión , en sensaciones de vacío o plenitud, etc. «María Lassnig. «Pintura body awareness», 1970.
Por otro lado, en gran parte de los trabajos de Maria Lassnig se representa su cuerpo desnudo, lo que se puede interpretar como una investigación sobre las lecturas limitadas por la estructura de dominación que se proyectan sobre el cuerpo femenino. Esta exploración permite a Lassnig introducir la dialéctica entre observar y ser observado. Y aunque Lassnig expone y se somete ella misma a esta mirada dominante, lo hace con el objetivo de exorcizar-la y de deconstruir-la.
La exposición María Lassnig también ofrece la posibilidad de ver obras inéditas de la artista como Selbst mit Silvia / Silvia Goldsmith und ich (Yo misma con Silvia / Silvia Goldsmith y yo), realizada en 1972, Selb los Almkuh (Yo como vaca alpina), de 1987, Fuchsfalle / The Laws of Hunting (Trampa para zorros / Las leyes de la caza) del año 1994, o Selbstporträt los Eisbär (Autorretrato como oso polar), trabajo del año 1996.
En la muestra se proyectaran algunas de las películas de animación creadas por María Lassnig durante su periodo en Estados Unidos, en las que desarrolló las temáticas de manera más narrativa. En 1970 hizo un curso de animación en la School of Visual Arts (SVA) de Nueva York y compró una cámara de 16 mm con la que produjo sus obras fílmicas. En la exposición será posible ver los filmes A Self-portrait (Autorretrato, 1971), Palmistry (Quiromancia, 1973) y la producción autobiográfica María Lassnig Kantate (La balada de María Lassnig, 1992).
Datos de interés: Durante la primera semana de la exposición Maria Lassnig (hasta el 8 de marzo), el precio del acceso a la Fundació Antoni Tàpies será de 4 euros para el público general.
Fechas: del 27 de febrero al 31 de mayo de 2015. | Precio: 7 €. Durante la primera semana (hasta el 8 de marzo) 4. €. Estudiantes, 5,60 €. Jubilados mayores de 65 años, gratis. Niños y niñas, jóvenes hasta los 16 años, parados y Amigos de la Fundación Antoni Tàpies, gratuito.
www.fundaciotapies.org
Comisarios: Hans Werner Poschauko y Laurence Rassel | Organización: Exposición organizada por la Fundació Antoni Tàpies en colaboración con Universalmuseum Joanneum, Graz.
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