Los artistas que participan en esta muestra son: Carlos Aires, Martin Arnold, Fabienne Audeoud, Bill Balaskas, Jean-Michel Basquiat, Laurent P. Berger, Chris Burden, Tony Cokes, Jordi Colomer, Brice Dellsperger, Christoph Draeger, Jimmie Durham, Tracey Emin, Mario Espliego, Ant Farm, Hans-Peter Feldmann, Claire Fontaine, Chiara Fumai, Iñaki Garmendia, Kendell Geers, Gelitin, Nan Goldin, Douglas Gordon, Dan Graham, Eulàlia Grau, Guerrilla Girls, Antoni Hervas, Mike Kelley, Martin Kippenberger, João Louro, Christian Marclay, Raúl Martínez, Raisa Maudit, Paul McCarthy, Jonathan Messe, Jordi Mitjá, Joan Morey, Janis E. Müller, Matt Mullican, Itziar Okariz, João Onofre, Antonio Ortega, Tony Oursler, Mabel Palacín, Juan Pérez Aguirregoikoa, Raymond Pettibon, Maria Pratts, Tere Recarens, Jamie Reid, Tim Reinecke, Martín Rico, Aida Ruilova, Pepo Salazar, Santiago Sierra, Federico Solmi, Natascha Stellmach, Gavin Turk y Valie Export. La insatisfacción, el inconformismo, la pérdida de fe en el progreso o la crítica feroz a los iconos del sistema económico y social aparecen en la obra de muchos de estos artistas. El comisario de la misma es David G. Torres.
Los rastros del punk
El punk surgió en Londres y Nueva York entre 1976 y 1978 como una explosión de malestar y descontento frente a una situación sin futuro (“No future”) que enseguida prendió y se extendió geográficamente. Una rabia cuyo eco todavía está presente hoy en día. El periodista y crítico musical estadounidense Greil Marcus trazó por primera vez en 1989, en Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX, un recorrido por los antecedentes del movimiento, remontándose al dadaísmo y situacionismo. Punk. Sus rastros en el arte contemporáneo toma como referencia el libro de Marcus y hace el mismo ejercicio a la inversa: es un ejercicio prospectivo que busca los rastros del punk en los artistas actuales.
En esta exposición, el punk aparece como una referencia explícita en muchos artistas: en el uso de elementos como el ruido, la tipografía de recortes, el anti-diseño y el feísmo; o al incluir referencias musicales explícitas de grupos musicales. Pero también se muestra el rastro del punk como actitud: la negación, la oposición y la destrucción; el hazlo tú mismo; la referencia al miedo y el terror en una sociedad que aliena individuos; esa misma alienación que provoca estados psicóticos; la valoración de lo que se sale de la norma; el nihilismo; la crítica al sistema económico y la anarquía; o la reivindicación de la propia libertad sexual, del cuerpo como lugar de batalla.
El punk en el arte contemporáneo
Las proclamas y la música punk, como las publicaciones de los situacionistas (Claire Fontaine), son armas arrojadizas. La violencia se muestra en el cuerpo, auténtico campo de batalla en el que recibir los golpes (Nan Goldin, Jordi Mitja, Jimmie Durham), y donde se muestra la furia y la oposición (Jean-Michel Basquiat, Chris Burden).
Una de las canciones iconos del punk es Anarchy in the UK, de los Sex Pistols. El anarquismo es uno de los elementos más identificativos del punk y una actitud presente en el arte contemporáneo, hecha de una voluntad por poner en duda el sistema económico y político y burlarse de él (Bill Balaskas, Claire Fontaine, Federico Solmi); cuestionar el sistema cultural (Fabienne Audeoud, Juan Pérez Agirregoikoa); o recurrir a lo escatológico (Gelitin), salirse de la norma y reclamar la importancia de desligarse del máximo número de dependencias y convencionalismos (Martín Rico, Tere Recarens, Itziar Okariz).
El punk se enfrenta a una sociedad opresora que deja pocas salidas. Ante a ello reclama un espacio para la alteridad y lo diferente. Artistas como Martin Kippenberger, Raymond Pettibon, Mike Kelley y Paul McCarthy, que participaron de la escena punk de los años 80, han hecho de la alienación uno de los temas básicos de sus propuestas.
El contexto en el que surge el punk en la década de los setenta está marcado por el terrorismo y las acciones violentas. En Sniper, de Mabel Palacín las balas en el cargador de una pistola han sido sustituidas por atentados y desastres. Chiara Fumai se fija en la figura de Valerie Solanas, autora del atentado a Andy Warhol y del Manifiesto SCUM para la eliminación de los hombres, y T. R. Uthco y Ant Farm reconstruyen el asesinato de JFK en las mismas calles de Dallas.
El impulso libertario que implica el punk tenía que conllevar necesariamente una reivindicación de la sexualidad no normativa, y si el cuerpo era el campo de batalla, el sexo tenía que ocupar un primer plano de preocupación. La referencia al sexo aparece ligada a la denuncia (Valie Export, Guerrilla Girls, Tracey Emin), también a la reivindicación e, incluso, como arma para recuperar, de nuevo, la actitud y el sarcasmo (Maria Pratts, Raisa Maudit).
La exposición es una co-producción con ARTIUM, Centro Vasco de Arte Contemporáneo, en Vitoria. Se ha editado un catálogo de la muestra que incluye textos de David G. Torres, Gloria Guso, Eloy Fernández Porta, Servando Rocha e Iván López Munuera y una entrevista a Greil Marcus realizada por el comisario de la muestra.
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