Categorías: Obra escogida

«Ricardo de Orueta (1868-1939), en el frente del arte», en la Residencia de Estudiantes

La Residencia de Estudiantes alberga, desde el 26 de marzo al 23 de junio de 2015, la exposición Esto me trae aquí. Ricardo de Orueta (1868-1939), en el frente del arte, organizada conjuntamente por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte a través del Museo Nacional de Escultura, Acción Cultural Española (AC/E), el Ayuntamiento de Málaga (Museo del Patrimonio Municipal) y la Residencia de Estudiantes para recordar, en el 75 aniversario de su fallecimiento, al que fuera uno de los artífices de la entrada de España en la modernidad y una figura imprescindible en el ámbito del arte y del patrimonio.

La exposición ha sido comisariada por María Bolaños Atienza y Miguel Cabañas Bravo, y cuenta con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Esto me trae aquí. Ricardo de Orueta (1868-1939), en el frente del arte traza un recorrido por la biografía personal, intelectual y política de Orueta, una figura siempre omitida cuando se describe esa «fiesta de la inteligencia» que fue la Edad de Plata del primer tercio del siglo XX español. Olvido injusto, porque en vida, Orueta dio testimonio de una autoridad artística, una integridad moral y una modernidad como gestor público de la cultura y protector del patrimonio que le valieron un extendido aprecio público. El título de la exposición, Esto me trae aquí, resume su combativa decisión de poner a España a la cabeza de las naciones europeas en el respeto, la custodia y la concienciación del valor de su tesoro artístico.

Más de un centenar de piezas entre esculturas, libros, documentos personales, cartas, manuscritos, pinturas, conforman esta muestra que está dividida en tres bloques cronológicos.

Entre 1910, año en que llega a Madrid, y 1931, cuando ingresa en la política activa, le encontramos en los escenarios más significativos ─como la Institución Libre de Enseñanza, la Residencia de Estudiantes y el Centro de Estudios Históricos─, en los experimentos más renovadores, en los círculos más comprometidos. Luego, al proclamarse la Segunda República, pasa a formar parte de esa minoría gobernante de intelectuales que haría de la cultura el escaparate simbólico del nuevo Estado. En poco tiempo, y con una voluntad inquebrantable, pone en marcha medidas y proyectos ambiciosos y adelantados que hoy pasan por anónimos. Su legado es extraordinario.

En 1939, en un clima ya de derrota, fallece en Madrid. Su recuerdo, sus logros y hasta su nombre —la más cruel de las amnesias— fueron deliberadamente silenciados.

Logopress - Editor

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