La llegada de los judíos a España no está bien documentada. Respecto a la denominación de Sefarad, parece que el primer autor hebreo que da este nombre a España es Ben Uzil en el siglo I d. C. Esto coincide con la tesis del profesor Suárez que defiende que los judíos se asentaron en España tras la segunda destrucción del templo. Los restos materiales más antiguos que se han encontrado en España son del siglo IV (la sinagoga de Elche y el epitafio de Salomonula de Adra, Almería).
El pueblo judío permanecerá en la península hasta 1492, cuando los Reyes Católicos firman el Edicto de Expulsión. Muchos de los judíos que vivían en España se trasladarán al norte de África, Marruecos y Argelia, conservando allí su cultura, su lengua y sus tradiciones, denominándola sefardí.
Por Rosa Becerril Sánchez, Conservadora de Museos
El traje de boda sefardí del que voy a hablar se ha comparado con distintos trajes tradicionales de la Península. Las similitudes se pueden observar con el traje de charra o el de vistas de La Alberca e incluso la falda recuerda al manteo, más tosco, utilizado en la mayoría de las zonas del sur de la submeseta norte. Los motivos bordados geométricos perduran en nuestra tradición pudiéndose evocar en las camisas que utilizaban las novias españolas, de lino, bordadas en color blanco con hilo de seda. Incluso el tejido, confeccionado con la técnica del terciopelo, evidencia una riqueza deudora de los trajes españoles utilizados por la nobleza, en los albores del Renacimiento.
El Matrimonio
Nos centraremos en el matrimonio sefardí celebrado en el Norte de África, puesto que el traje que nos ocupa pertenece a este contexto. En lo que a cultura material se refiere se conservan distintos objetos entre los que destacan los vestidos de desposada, originarios de esta zona, por lo que también se les conoce como bereber y los ketuhbah, término arameo para denominar a los contratos matrimoniales, que además suelen ir decorados con cenefas de motivos florales llenos de color.
El matrimonio judío consiste, por tanto, en un contrato firmado entre el novio y el padre de la novia o el representante varón de la misma. Hay que tener en cuenta, que se trataba de un matrimonio concertado por los familiares.
En Marruecos, las celebraciones del matrimonio comenzaban entre diez o quince días antes. Por ejemplo, la llamada noche de novia no existe fuera de este país y es conocida también como noche de paños de alheña o berberisca.
Así, la boda constaba de una serie de rituales: el compromiso o desposorio, las invitaciones, la preparación del ajuar, la iniciación de los festejos, la exposición del ajuar, el baño de la novia, el vestido de la novia, la ceremonia nupcial, el festín de la boda, las danzas de la boda, la despedida de la novia, su noche de bodas y su despertar, el sábado del tálamo y el día del pescado, repartidos en diferentes días:
El saftarray o sábado anterior a la boda, que se relaciona con la fiesta de despedida o según otros estudios era el último momento en que uno se debía plantear si se había de casar o no.
El domingo se firmaba el contrato matrimonial, donde estaba referida la dote de la novia. Ese día también se exponía el ajuar y se comprobaba que coincidía con lo expuesto en la Ketuhbah.
El lunes la novia acudía al baño ritual (micvé) para purificarse.Después del baño acudía a visitar al novio y a su familia que le presentaba una bandeja con frutos secos y peladillas, en la que se depositaban las joyas, regalos que le entregaba el novio.
La boda se celebraba en miércoles o en jueves si la desposada era viuda («una virgen se casa el cuarto
día; una viuda, el quinto»).
“Ay, que si te fueres a bañar, novia, lleva a tu madre y non vayas sola, para quitarte la tu camisa, para meterte en el agua fría…” Versos para el baño ritual previo al enlace
El matrimonio en sí, constaba de dos partes: el compromiso y la consagración del mismo:
a) Esponsales Kinyan o Erusín, acto de compromiso, donde el novio recibe un objeto que le remite el Rabino (un pañuelo) y a cambio se compromete a cumplir todas las claúsulas de la Ketubáh y como garantía a hipotecar todos sus bienes.
b) Nupcias: Nisuin o Kidusín, momento en que el rabino imparte las siete bendiciones (Sheva Berajót), debajo del dosel o sobre una copa de vino. Estas son alabanzas a Elohím por la creación del hombre, por la institución del matrimonio, por la alegría y la armonía conyugal, por el regocijo futuro de Jerusalén
El traje de novia
La mujer judía antes de la expulsión se vestía con cinco piezas, regalo de su padre, costumbre que va a seguir en el norte de África, en la ceremonia previa “de paños”. Este traje que se ha usado hasta que la moda europea se impuso.
También existen equivalencias en las comunidades judías de Turquía, Grecia, Argelia y Bulgaria y tenía un uso que se extendía más allá de la boda: existen crónicas que atestiguan su uso en días previos a la boda y en otras apariciones públicas de importancia posteriores a la misma: el saftarray, el día del baño ritual, el día de la circuncisión de los hijos o en las fiestas principales del calendario judío.
El traje consta de las siguientes prendas: Jeltita: falda cruzada con forma de capa de terciopelo de seda granate, ribeteada en el cruce y bajo con tiras bordadas en hilo dorado que forma un cuarto de circunferencia. En la parte superior, junto a la cadera, lleva un bolsillo, con una estrella bordada, lo cual nos indica que se trata de un traje procedente de Tetuán (Benito Garzón). Gombaiz: corsé o chaquetilla de manga corta en terciopelo de seda granate y bordado con hilo dorado y ribeteado con galones dorados, con un amplio escote que permite mostrar el pectoral.