El Museo del Prado presenta al público una de las obras más especiales de Goya, La era, tras su restauración gracias. La pieza se muestra por primera vez al público tras su renovación, al no haber formado parte de la reciente selección Goya en Madrid.
La presentación de la obra del maestro aragonés coincide con la apertura de las salas que ahora albergarán el conjunto de cartones de Goya y obras de la pintura española del siglo XVIII. La nueva estancia donde se ubicará La era, más espaciosa y que cuenta con la moderna iluminación Led –en el marco del proyecto Iluminando el Prado/Lighting the Prado, permitirá al visitante una mejor apreciación de las piezas.
Para Goya, los cartones fueron más allá de ser puramente composiciones preparatorias para los tapices de los Sitios Reales, como revela el esfuerzo creativo y técnico que supusieron estas pinturas.
La restauración de La era
La tonalidad apagada y oscura de la obra, provocada por la fuerte oxidación de los barnices de resina natural que cubrían la superficie, ha hecho necesario acometer la restauración de La era, trabajo que se ha realizado en las mismas salas de exposición dadas sus grandes dimensiones (2,76 x 6,41m.).
La limpieza del cuadro ha permitido recuperar el cielo azul intenso, brillante y transparente característico de los cartones de Goya. Al descubierto queda ahora la luz del verano con las nubes claras y algodonosas, al tiempo que son visibles, en el extremo derecho del cuadro, las nubes grises que anuncian la inminente tormenta. Los rostros enrojecidos de los hombres que caen exhaustos por la risa o el del pobre individuo al que sus compañeros emborrachan con vino han recuperado la intensidad de los tonos y la fuerza expresiva con los que Goya narra los hechos.
Por otro lado, esta limpieza ha dejado al descubierto la gran variedad de recursos técnicos que caracterizan el lenguaje pictórico de Goya. Se aprecian así los distintos tipos de pincelada, amplia y enérgica en el cielo, donde aplica la pintura espesa para dejar el surco de la brocha en la superficie, creando un relieve táctil y vibrante. Para pintar el trigo arrastra un pincel más fino pero repleto de materia, que va descargando en el recorrido de la pincelada para conseguir el relieve de las espigas.
La superficie pictórica, ahora nítida y transparente, permite apreciar también el uso que hace de la preparación roja, presente en la superficie como tono medio. Goya la deja sin cubrir en aquellos puntos donde le interesa utilizarla para separar elementos de la composición, como se puede ver en el personaje que duerme sobre el trigo, donde una línea roja de la preparación recorre el contorno de su pecho para distanciarlo de su cuello y del personaje que está detrás. Muy interesante también es la sombra de la gran montaña de gavillas elaborada con veladuras muy ligeras aplicadas sobre la preparación roja, al igual que la creación del volumen en el escorzo del caballo que está de pie a base de un color muy líquido que deja entrever la base rojiza.
La restauración de esta obra maestra desvela la técnica pictórica sutil y compleja que había alcanzado Goya en esta fase de su carrera, impartiendo en este cuadro una auténtica lección de pintura.
Impactante exposicion, magnificamente bien montada, felicito al pueblo Español por contar entre sus innumerables artistas, con Francisco Goya, un gran maestro, muchas gracias por compartir y ojala pronto Mexico se interese por traer esta gran exposicion, asi muchos mexicanos que no tenemos los medios para visitarla en España, podriamos verla en nuestro Pais, para mi seria de verdad un evento sumamente emocionante.
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