El Museo del Prado presenta su catálogo general de la Colección de pintura del siglo XIX, dirigido por José Luis Díez y Ana Gutiérrez y fruto de un trabajo desarrollado durante más de quince años, que ha permitido catalogar exhaustivamente la colección completa, compuesta por 2.690 obras. Además, la publicación de este catálogo adquiere una especial importancia al haberse producido recientemente la reordenación definitiva de los fondos estatales de las colecciones estables del Museo del Prado y del Museo Centro de Arte Reina Sofía, concretándose ya en ella, por primera vez, todas las obras pictóricas del siglo XIX cuya conservación corresponde al Museo del Prado.
Además de la presentación de esta publicación, que coincide con el bicentenario del nacimiento de Federico de Madrazo, el Prado ha querido aprovechar la ocasión para celebrarlo también con una exposición monográfica sobre el pintor, uno de los más influyentes en el medio artístico español de su tiempo tanto por la calidad de su pintura como por su condición de director del Museo del Prado (de 1860 a 1868 y de 1881 a 1894), así como de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, y maestro de muchos de los pintores españoles más relevantes de las siguientes generaciones.
Compuesta por 21 retratos que incluyen siete lienzos, doce dibujos y dos litografías, esta muestra, denominada “Effigies amicorum. Retratos de artistas por Federico de Madrazo”, ofrece al visitante la posibilidad de reflexionar sobre la faceta reveladora del culto al arte de este pintor, el más destacado y prolífico retratista de su generación, a través de imágenes de artistas.
Federico de Madrazo fue el pintor español de su tiempo que realizó mayor número de retratos de artistas, de los que el Prado conserva un conjunto muy rico, en las técnicas del óleo, el dibujo y la litografía. Consciente de su valor, el artista legó al Museo un amplio conjunto de retratos dibujados de artistas y escritores, concebido casi a la manera de un Album amicorum. Un álbum que se completa en el Prado con retratos femeninos como el de Sabina Seupham Spalding, adquirido por el Estado y adscrito al Museo del Prado en 2014, que desde mediados de este mismo mes se expone en la sala 62 B del edificio Villanueva, incorporando así a la colección de Madrazo uno de sus mejores retratos femeninos de cuerpo entero de su período más intensamente romántico.
Pintura del siglo XIX en el Museo del Prado. Catálogo General
Este Catálogo General, patrocinado por la Fundación Montemadrid, es el resultado de un proyecto de investigación desarrollado en el Área de Conservación de Pintura del Siglo XIX del Museo Nacional del Prado durante más de quince años, en los que se han rastreado, revisado y comprobado innumerables fuentes documentales y bibliográficas de naturaleza y procedencia muy dispares.
Recoge por primera vez la colección completa de pintura del siglo XIX del museo -2690 obras-, en la que se incluyen los cuadros de la colección permanente y los depositados fuera de sus muros, consignándose además los pormenores del historial de cada pintura y su paso por todas aquellas instituciones a las que en un momento u otro pertenecieron. Se añaden también datos de carácter documental, técnico, iconográfico y expositivo, además de reproducciones fotográficas o grabadas de las obras, acompañadas, en ciertos casos, de descripciones históricas, de especial valor cuando aquellas se encuentran sin localizar. Estos datos, recogidos exhaustivamente en la publicación, pueden ser de una utilidad incalculable, no solo para el propio museo sino también para el especialista y para el público interesado en la pintura del siglo XIX.
Se ha incluido también una relación pormenorizada de las exposiciones en las que las obras han participado y numerosos apéndices y tablas de concordancias, que buscan clarificar la correspondencia entre los distintos inventarios y reseñas documentales de las instituciones donde han sido registradas, así como variados índices que ayudarán arealizar con precisión todo tipo de búsquedas.
Completan la publicación dos textos introductorios. El primero, a cargo de José Luis Díez, director científico del proyecto, fija los límites cronológicos y las características del catálogo y analiza la trayectoria de la colección durante sus dos siglos de historia. El segundo, escrito por Ana Gutiérrez, conservadora y autora de la catalogación, analiza con exhaustividad las fuentes documentales empleadas en su elaboración.
“Effigies amicorum. Retratos de artistas por Federico de Madrazo”
Federico de Madrazo (Roma, 1815 – Madrid, 1894) fue el pintor español que realizó el mayor número de retratos de artistas. Obras de interés que, como corresponde al más relevante especialista de su generación, son exponentes de su mérito y dignidad profesionales. No son simples cabezas, sino retratos de gran busto o, los dibujados y
litografiados, de media figura.
Los que hizo al óleo los regaló generosamente a los efigiados. Estos eran amigos, como Carlos Luis de Ribera, a quien retrató en París en una de sus primeras obras maestras, Benito Soriano Murillo, colaborador íntimo como subdirector del Prado, y Perugino Sensi, litógrafo que había trabajado en el Real Establecimiento Litográfico fundado por su padre; colegas, como Carlos de Haes, y Cosme Algarra; y discípulos destacados, como Eduardo Rosales y su propio hijo Raimundo.
Los retratos dibujados forman parte de un amplio conjunto de medidas, técnica y estilos similares, que el artista, muy consciente de interés no solo artístico sino también documental, conservó y legó, en su integridad, al Prado. Realizados en su mayoría en París, Roma y Madrid entre 1839 y los primeros años de la década siguiente revelan, en su tratamiento, el propósito de formar, en la tradición inaugurada por los artistas alemanes del siglo XVI, una especie de álbum iconográfico de amigos artistas y escritores. El conjunto más importante fue el que realizó en Roma, donde el retrato entre condiscípulos y amigos era práctica frecuente. Allí coincidió con Jean-AugusteDominique Ingres, a quien había retratado años antes y cuya influencia es notable en algunas efigies, como las de Ponzano y Zanetti.
Los retratos litografiados atestiguan un excepcional dominio de esta nueva técnica, impulsada por su padre José, a quien precisamente retrató para ilustrar la reseña biográfica que publicó en 1835 El Artista, la revista romántica española de mayor importancia. El otro gran pintor español en esos años, Vicente López, también fue litografiado por Federico para aquella publicación, pese a que representaba una orientación artística muy diferente a la de su padre. Ambas efigies atestiguan el culto al arte a través de las cuidadas imágenes, multiplicadas mediante la estampa, de sus figuras de mayor relevancia.
Nueva incorporación a la colección de Federico de Madrazo: Sabina Seupham Spalding
Adquirido por el Estado a Caylus Anticuario S.A. y adscrito al Museo del Prado en 2014, se trata de uno de los mejores retratos femeninos de cuerpo entero del período más intensamente romántico de su autor. La postura de la dama, sentada en una silla ante un mirador, con las manos juntas sobre el regazo y un pañuelo bajo una de ellas y con un pie apoyado en un cojín bordado, tiene un precedente en el retrato, diez años anterior, de María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo (Fundación Casa de Alba, Palacio de las Dueñas, Sevilla).
Con todo, en los diez años transcurridos el artista había progresado notoriamente en su pintura. Las calidades del vestido de terciopelo granate, de sus aguas y pliegues, que realzan la blanca nitidez del escote y de los brazos, la suavidad del modelado delicadamente torneado de estos, la elegancia de la disposición de las manos, la belleza de las transparencia de los encajes, realizados con una pincelada de certera grafía, lo mismo que la ejecución del brazalete y el aderezo de perlas y del broche con pinjante en el escote, revelan una interpretación sutilmente estilizada del retrato de Gran Estilo, apropiada para mostrar la condición del máximo relieve entre la burguesía adinerada de Madrid, de la retratada.
Aún se ennoblece en mayor medida por el cortinaje y por la arquitectura del belvedere serliano que expresan la jerarquía y alta cultura de la dama, en tanto que el fondo del parque pintoresco con una laguna rodeada de árboles se relaciona con la naturalidad de su carácter. En esta interpretación, especialmente en el paisaje de atardecer, es notoria la sugestión británica, que atestigua el conocimiento por Federico de Madrazo de aquella escuela, así como su inteligencia para emplearlo en esta ocasión con toda propiedad, dada la proveniencia de la dama y de su marido.
“Effigies amicorum. Retratos de artistas por Federico de Madrazo”
22 de septiembre de 2015 – 10 de enero de 2016
Comisario: Javier Barón, jefe de Conservación de Pintura del siglo XIX
Museo del Prado