A través de la documentación epistolar, fotográfica, periodística, obra plástica de Zuloaga y musical de Falla, la muestra realiza un recorrido cronológico (1913-1939) por el trabajo conjunto de estos dos excepcionales creadores, contextualizado en su época histórica, un período extraordinario de la modernidad artística. Se exponen más de un centenar de piezas, entre las que destacan una treintena de obras de Ignacio Zuloaga —Lolita, Las tres primas, Desnudo del clavel, Retrato de Ortega y Gasset, Vista de Toledo, El Cardenal, o el Retrato de Manuel de Falla, entre otras— junto a obras de Pablo Picasso, Manuel Ángeles Ortiz, Hermenegildo Lanz y Eugenio Lucas Velázquez.
La muestra, comisariada por José Vallejo y Pablo Melendo, está organizada por CentroCentro Cibeles junto al Museo Ignacio
Historia de una amistad
Las investigaciones indican que posiblemente Falla y Zuloaga se conocieron en París en 1910, pero no es hasta 1913 que hay prueba documental de su relación. En esta fecha arranca el recorrido de la exposición, con la carta en la que el compositor solicita una pequeña ayuda y consejos a su amigo pintor para la puesta en escena de La vida breve. Tras este primer contacto, ambos mantienen una relación epistolar, en la que, como explica el comisario de la exposición, José Vallejo, “se traslucen los éxitos, los fracasos, las inquietudes sociales y políticas, las ilusiones, los problemas familiares y, sobre todo, la forma de ver la cultura española y el arte de estos dos magníficos creadores”.
El retablo es la culminación profesional conjunta de una relación que a lo largo de veinte años les lleva a colaborar en diversos proyectos que, en su mayoría, tienen siempre un interés social. Entre otros, destacan: la inauguración del proyecto de Zuloaga de las escuelas de Fuendetodos en la casa natal de Goya, en 1917; el trabajo conjunto en la obra escénica sobre la novela de Enrique Larreta La gloria de don Ramiro (1919-1921); el Concurso de Cante Jondo de Granada, organizado por Falla, Federico García Lorca y Fernando Vilchez en 1922; la exposición de Zuloaga ese mismo año en el Museo de Meersmans de Granada; hasta llegar al último encuentro entre los dos artistas en 1932, cuando Falla se aloja en casa de Zuloaga en Zumaya con motivo de la inauguración del Museo de San Telmo y el pintor realiza el conocido retrato del pintor. El recorrido finaliza con la carta de despedida que en 1939 Falla envía a Zuloaga antes de su viaje a Argentina, donde muere en 1946, un año después que su amigo.
El retablo de maese Pedro
Para la representación de una nueva versión en el Teatro Nacional de la Ópera Cómica de París en 1928, Falla encargó la realización de los decorados, figurines y marionetas para la puesta en escena a Zuloaga. En la exposición se pueden ver dibujos, bocetos a color de la escenografía, y cuatro cabezudos y siete marionetas de cruceta alemana originales que Zuloaga realizó en colaboración con Maxime Dethomas. Estas piezas se exponen por primera vez de forma conjunta desde el estreno. Además, exhibe correspondencia del pintor que refleja el viaje quijotesco que realizó a lo largo de 1927 para inspirarse, así como el manuscrito de la obra.
Se podrá ver, acceso gratuito, en la 5ª planta del centro hasta el 31 de enero de 2016.
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