Entre 2005 y 2009, Agustín Ibarrola (Basauri, 1930) pintó 115 piedras en la dehesa de Garoza. La intervención, supone la culminación de su serie “Bosques” que arrancó en el Bosque de Oma (Kortezubi, Bizkaia), realizado entre 1983 y 1987, y continúa con obras como Las Piedras de Arteaga (Bizkaia), El Bosque de O Rexo (Allariz, Orense), El Bosque de Olmos Secos (Salamanca) o Los Cubos de la Memoria (Llanes, Asturias).
Aunque la presencia del artista en Muñogalindo estuviera relacionada con la presión política que vivía en aquel momento en el País Vasco, fueron otros motivos muy distintos los que le llevaron a intervenir en el paisaje abulense. La luz cambiante del entorno, las cualidades inusuales del granito de la zona y el conocimiento de la historia de este paisaje castellano salpicado de castros vettones, lo que le llevaron a desarrollar esta obra.
La intervención del artista en Garoza es el resultado de un íntimo y profundo diálogo entre Agustín Ibarrola y la dehesa. La obra aborda un tratamiento integral del paisaje. Es un ejercicio sobre las formas de las piedras. El propio artista explica que “las piedras tienen formas; las formas sugieren siempre un tratamiento geométrico, el tratamiento que la puedes dar por sus huecos, por sus volúmenes, por sus planos… son piedras rotas, abiertas. No se pueden ver de un solo vistazo”.
La visita a Ibarrola en Garoza
Para facilitar la visita, en el punto de información de nueva construcción se entregará a los visitantes un plano guía del recorrido así como audioguías en las que se explican los conjuntos de piedra. Los materiales señalan aquellas obras más significativas o que mejor representan la singularidad del trabajo de Ibarrola en Garoza, como el conjunto compuesto por el sol y la luna, la muralla, los pájaros, la piedra de los poetas o los ojos.
Asimismo, en la finca se han habilitado diversos puntos de descanso para poder disfrutar del entorno natural y las vistas de Gredos que ofrece el Valle Amblés. El proyecto se completa con una exposición semipermanente en el casco histórico de Muñogalindo, en la sala de arte “Colección Amblés”, que contará con obras seleccionadas por el propio Agustín Ibarrola: dos esculturas, un grabado y nueve óleos. Las piezas que inauguran el proyecto estarán expuestas durante un año, momento en el que serán reemplazas por una nueva selección de obras del artista vasco.
Además, se proyectará un vídeo en el que el artista y Alfredo Melgar, propietario de la dehesa, cuentan en primera persona cómo surgió el proyecto, las principales características de la obra y la especial relación que surgió entre el paisaje histórico castellano y el lenguaje pictórico de vanguardia de Ibarrola.
Un proyecto sostenible
Ibarrola en Garoza es un proyecto que nace con la vocación dinamizar el medio rural en el que se integra, a la vez que pone de manifiesto que es posible aunar lo contemporáneo y lo rural en un proyecto cultural. Tal y como explica Carlos Jiménez, presidente de Fundación Asocio, “con Ibarrola en Garoza se crea en Muñogalindo un recurso cultural y turístico de primer nivel, que contribuirá a dinamizar la vida social y cultural de la comarca y a generar nuevas oportunidades económicas”.
La puesta en marcha de Ibarrola en Garoza ha sido posible gracias a los fondos Leadercal, gestionados por la Fundación Asocio de Ávila. El proyecto cuenta con la colaboración de la Diputación de Ávila y del Ayuntamiento de Muñogalindo, así como con la generosidad del propio artista, que ha cedido los derechos de la obra y del propietario de la finca que cede la parcela deslindada de la dehesa para su disfrute público.
La inversión para la puesta en marcha de esta iniciativa ha sido de 401.000 euros y el proyecto ha tenido en cuenta desde el inicio la viabilidad del mismo una vez inaugurado. Para tal fin, el arquitecto Iban Jaén diseñó el edificio del punto de información con criterios de autosuficiencia energética y mínimo consumo. También se han establecido acuerdos de colaboración tanto con artesanos y productores locales como con entidades afines que favorezcan el retorno económico para la comarca y la sostenibilidad de un proyecto diseñado a la escala y necesidades del entorno que lo acoge
Agustín Ibarrola en una visita a la dehesa de Garoza durante la restauración de las obras. Foto. Julio Grande
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