Desde el 10 de octubre, el Museo Mitsubishi Ichigokan de Tokio acoge la exposición “Captive Beauty. Treasures from the Prado Museum”, una muestra compuesta por 102 obras de pequeño formato, todas procedentes del Museo del Prado, que trazan un intenso recorrido por la historia del arte para relatar la singularidad del Museo y la excelencia de sus grandes artistas desde finales del siglo XIV y principios del XV hasta Goya y el siglo XIX con Fortuny.
La exposición, que fue organizada en el propio Museo del Prado en el año 2013, y cuyo éxito determinó que se expusiera también en Barcelona, se presenta ahora en una versión excepcional en Japón, que se enriquece con nuevas obras y nuevos argumentos, como la insistencia en determinados aspectos del mundo femenino y de su belleza particular.
Hasta el próximo 31 de enero de 2016, el Museo Mitsubishi Ichigokan de Tokio exhibirá en sus salas una recopilación de la calidad y la identidad histórica de las colecciones del Museo del Prado bajo el título “Captive Beauty. Treasures from the Prado Museum”, a cuya presentación asistieron el director del Museo del Prado, Miguel Zugaza, y la jefe de Conservación de pintura del siglo XVIII y Goya, Manuela Mena. Una muestra que reúne más de un centenar de obras, entre pinturas y esculturas, que tienen como característica común su pequeño formato y propone un recorrido singular por el arte occidental desde el siglo XV hasta finales del XIX.
Esta muestra, renovada respecto a la que se presentó en Barcelona en sus argumentos y obras, vuelve a plantearse como un reto al espectador sensible, en este caso al japonés, acostumbrado históricamente a apreciar y entender la belleza cautiva en obras de formato pequeño y de detallismo preciosista.
En el recorrido por estos pequeños tesoros del Museo del Prado, el visitante japonés se va a encontrar con las formas clásicas de la Antigüedad, revividas por los artistas del Renacimiento, y, junto a ellas, las extremas tendencias del Barroco, que tuvieron la osadía de interpretar lo natural y lo sobrenatural en el nivel alucinado del éxtasis. Formas modernas todas las del arte, que terminan confundiéndose por el camino de la mano de la subjetividad y del intimismo, hasta llegar a los umbrales de la Edad Contemporánea, donde alcanzan su disolución en la fragmentaria naturaleza de nuestro tiempo. Una historia también sobre la maestría de los grandes artistas del Prado: el Bosco, Tiziano, el Greco, Rubens, Velázquez, Goya o Fortuny, que son aquí observados desde la perspectiva singular que nos ofrecen unas obras hechas casi para tomarlas entre las manos.