El poético Cementerio marino de Alfredo Bikondoa, en el Museu Marítim de Barcelona

La exposición presenta las obras del artista vasco Alfredo Bikondoa con las que quiere rendir homenaje al poeta francés Paul Valéry a partir de la traducción plástica de su poema «El cementerio marino». Las creaciones de Bikondoa nos remiten como espectadores a una realidad profunda y esencial que nos devuelve una mirada nueva sobre nosotros mismos, haciendo que nos «reconozcamos» en la percepción de sensaciones, emociones y sentimientos.

Es la obra de un artista insólito que sorprendente con su variedad de lenguajes y que ha encontrado su propia y original voz para dirigirse a la sensibilidad de los espectadores. La exposición es de una de gran amplitud, con diferentes formatos  y se compone de esculturas, pinturas y fotografías sobre aluminio.

La exposición «Bikondoa. El cementerio marino» forma parte del programa de exposiciones temporales del Museo Marítimo de Barcelona que relacionan el mundo de las artes con el mundo marítimo. Es una exposición que anteriormente ha estado presente en el Museo Marítimo de la Ría de Bilbao, en el Centro de Arte Contemporáneo. Fundación Antonio Pérez de Cuenca y en la Fundación Oceanográfica de Guipuzcoa de San Sebastian.

La muestra se podrá ver del 23 de septiembre al 31 de enero de 2016 en el espacio de las Grandes Naves del Museo Marítimo de Barcelona.

Gonzalo Chillida y Bikondoa

“Refiriéndose a Alfredo Bikondoa (San Sebastián, 1942) escribió Gonzalo Chillida un haiku en el que rememoraba el “delicioso y profundo aroma de la mar”. No es extraño que la pintura mineral de Bikondoa haya llamado la atención del metafísico pintor donostiarra de desérticas radas tan querido por los creadores vinculados al Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca.”

El Museu Marítim de Barcelona presenta la exposición del artista vasco Alfredo Bikondoa, una propuesta de los comisarios Arnau Puig y Alfonso de la Torre, en el que el artista rinde homenaje al poeta francés Paul Valéry, nacido en Sète, ciudad francesa de la costa Mediterránea, a partir de la traducción plástica del poema «El cementerio marino». Con esta interpretación del artista quiere transmitir sus impresiones y vivencias que le ha transmitido el poema de Valéry.

Las palabras de Alfredo Bikondoa representan claramente sus inquietudes: “Quien quiera gozar del arte tiene que preparar y poner a tono el instrumento de la receptividad espiritual, a fin de lograr la profunda resonancia, que sólo es posible en lamente que se vació de todo pensamiento perturbador y de toda inquietud.”

Las obras que Alfredo Bikondoa ha creado para la ocasión, multidisciplinarias en formas, técnicas y materiales, traducen plásticamente la poética esencial que él ha sabido “ver” más allá de los versos y las metáforas de la obra literaria que las ha inspirado. Sus creaciones nos remiten como espectadores, a una realidad profunda y esencial que nos devuelve una mirada nueva sobre nosotros mismos, haciendo que nos “re-conozcamos” en la percepción de sensaciones, emociones y sentimientos. Es la obra de un artista insólito que, sorprendente en su variedad de lenguajes, ha encontrado su propia y originalísima voz para dirigirse a la sensibilidad contemporánea.

Esta exposición forma parte del programa de exposiciones temporales del Museu Marítim de Barcelona que relacionan el mundo de las artes con el mundo marítimo. Hay que decir que es una exposición ya experimentada y que ha estado presente en la Fundación Oceanográfica de Guipuzcoa de San Sebastian, en el Museo Marítimo de la Ría de Bilbao y en el Centro de Arte Contemporáneo de la Fundación Antonio Pérez de Cuenca.

Nos gustaría recordar las últimas estrofas del poema que insisten en la necesidad de vivir.

El viento empuja las olas y las olas rompen la tranquilidad del mar.
¡Sí! Mar inmenso cargado de delirios,
piel de pantera y clámide traspasada
por miles y miles de imágenes solares,
hidra absoluta, ebria de tu carne azul,
que te remuerdes la refulgente cola
en un tumulto semejante al silencio.
¡El viento se levanta!… ¡Hay que intentar vivir!
¡El aire inmenso abre y cierra mi libro,
las olas pulverizadas osan surgir entre las rocas!
¡Volad, páginas deslumbradas!
¡Romped, olas! ¡Romped en aguas gozosas
este techo calmo donde picotean los foques!

EL CEMENTERIO MARINO EN EL MUSEU MARÍTIM DE BARCELONA

Alfredo Bikondoa, gran y meticuloso lector, -autor él mismo de textos poéticos que explican, y glosan sus obras plásticas -, conoció desde muy joven el cementerio valéryano. En él profundizó, al igual que en la cultura contemporánea francesa, durantes sus varias y prolongadas estancias en el París de los 70. Fueron los años de sus inicios, y luego de su afianzamiento, como uno de los artistas más interesantes del momento.

Fue entonces cuando Bikondoa, en 1981, decidió aparcar su carrera y su éxito, para iniciar una trayectoria de búsqueda interior por los caminos del zen y la meditación, que le llevó, en un nomadismo de estudio introspectivo, a trabajar con maestros y en centros de meditación de Japón, Europa y EEUU.

Es a partir de 1998, tras diecisiete años de voluntario silencio artístico, cuando Bikondoa recomienza su carrera «pública» como artista plástico y cuando se reencuentra con El cementerio marino, consciente de las concomitancias asombrosas que se daban entre su propia trayectoria y la del poeta francés.

En efecto, -como señala Gustave Cohen, el crítico literario mejor conocedor y estudioso de la obra y la vida de Valéry,- «… entre 1892 y 1913, fenómeno casi único en la historia literaria, Paul Valéry permaneció en silencio para concentrarse durante veinte años, en la meditación solitaria sobre las transformaciones del alma y las formas de suactividad creadora en estado de vigilia o de sueño, cuyos resultados plasmó, en 1920, en el estremecimiento y en los ritmos de la poética confidencia personal que emerge de los versos de El cementerio marino».

Como Valéry, Bikondoa, salido de su largo letargo meditativo, renacido y renovado para la acción, busca, necesita expresarse yendo más allá de la apariencia formal, y -de nuevo citando a Cohen- «… sustituir la expresión directa de la imagen, por la expresión de una realidad más profunda a través de imágenes sucesivas y sugestivas nacidas por
asociación de ideas».

Es el momento para Bikondoa de dar vía libre, -en los surcos, las incisiones, las esquirlas, los contrastes cromáticos, los lodos marinos y los ecos metálicos que se generan en su «confrontación física» con los materiales empleados en sus obras-, a «su» expresión de las visiones surgidas de su lectura, atenta y apasionada, de El cementerio marino.

ORÍGENES E ITINERANCIA DEL PROYECTO

Este homenaje es un proyecto de marcado carácter itinerante, que ha obtenido una magnífica acogida de público y crítica. Nacido como proyecto expositivo en el marco del centenario de la Fundación Oceanográfica de Gipuzkoa y su re inauguración, presidida por la Casa Real de España y el Principado de Mónaco, se presentó previamente en Madrid, avalado por la Embajada Francesa y el Instituto DEMON, en el Instituto Francés y en la Feria del Libro, siendo Francia el país invitado.

El Museo Marítimo de la Ría de Bilbao fue su segunda “escala”, y su andadura posterior le llevó a tierras conquenses donde fue acogido en el Centro Contemporáneo de la Fundación Antonio Pérez de Cuenca. Tras este paso por Barcelona, se podrá visitar en diferentes museos de ciudades del mediterráneo francés.

ALFREDO BIKONDOA. SU TRAYECTORIA

La trayectoria de Bikondoa es la de un artista sólido, de antigua vocación y activa trayectoria vital siendo preciso citar que la callada labor pictórica de Alfredo ha de rebasar las circunstancias de su sugerente decurso vital, por otro lado itinerante y rico. Mediados los sesenta Bikondoa recaló en Paris donde expondría individualmente, 1966-1967, en “La Petite Galerie”, -galería ubicada en pleno quartier Latin-, y en el Colegio de España.

Es sabido que durante numerosos períodos vitales Bikondoa dedicó mucho de su tiempo al estudio de la sabiduría oriental y viajes, pero fueron años no baldíos. No sólo continuó pintando o dibujando sino que ha sido artista que ha frecuentado la escritura poética, el apunte y la fotografía mas, también, la reflexión de altos vuelos (recogida en el poemario “Luces del desierto” (1997) en el que mostraba una selección de su experiencia poética acompañado de fotografías del desierto).

Las exposiciones individuales de Bikondoa han sido muy frecuentes, pudiendo decirse que su habitual tendencia a la desaparición en mundos de pensamiento nunca le ha impedido continuar con la presencia pública de su creación. En la década de los ochenta expuso todos los años individualmente en diversas muestras entre las cuales había varias retrospectivas.

Siendo su pintura suficientemente conocida en los Estados Unidos, sus obras se han podido ver colectiva e individualmente en Dallas (“Indigo Art Dallas”, “Artizen Gallery”, “Panamerican Art Gallery”), en Chicago (ArtChicago) y en Manhattan, Nueva York (“Pcasso vs Bikondoa” en Michael&Lombardo Gallery).

Sus últimas exposiciones en museos y galerias han sido constantes y frecuentes (Koldo Mitxelena Kulturunea, Diputación de Gipuzkoa, Centro Cultural Diputación de Orense, Fundación Antonio Pérez, etc…) y su obra se encuentra entre las mejores colecciones como la colección Circa XX de Pilar Citoler… En los últimos años mucho de su trabajo, concentrado, lo ha sido en torno a interpretaciones del poemario de Paul Valery “El Cementerio Marino”.

SU PINTURA

La pintura de Alfredo Bikondoa podría calificarse de inserta en la tradición más rigurosa de la abstracción informalista, habiendo realizado indagaciones de muy diversa índole entre las que destacan sus despojadísimos -y bellísimos- retratos sin rostro, muy vinculados con su obra abstracta. Retratos estos evocadores de recuerdos desaparecidos, remembranzas polvorientas aherrojadas en la memoria. Obras de una inquietante y magnética contemplación que, una vez más, vuelven a evocar el paso del tiempo.

Bikondoa ha creado también numerosas composiciones en cajas, de clara estirpe cornelliana, en la que figuran objetos de la vida cotidiana que por lo general evocan su origen humano. Pero también líricos cloissonnés conteniendo insectos, tierras, metales y variados recuerdos atrapados para siempre en el interior de la caja. Poesía de los objetos cotidianos, música del día a día en la Casa del Este convertida en memoria de lo cotidiano, crónica del diario, en la pintura de Bikondoa. La presencia de objetos u otros elementos de la realidad en las cajas del pintor no es algo nuevo si rememoramos las composiciones surrealistas de sus inicios pictóricos.

Toda su obra es collage, reunión de técnicas diversas, encuentro en el plano pictórico de elementos varios, de materiales distintos. Algo lógico en un pintor que tiene, entre sus herencias la admiración por los pintores cubistas, aquellos que inventaron el collage.

En este punto recordemos su exposición neoyorquina (2011), en Michail Lombardo Gallery, en la que rendía homenaje a la figura de Pablo Picasso.

Pintor abstracto, con ecos informalistas, contenido en su rigurosa composición, preocupado por cuestiones afectas al trazo, colorista en ocasiones, ya lo citamos, su quehacer ha tendido hacia una mayor depuración del color, preocupado por la exégesis creativa, siempre atento a la desaparición de cualquier signo que pudiese distraer el objetivo creador, sobre el color, el signo, la materia, prevalece el sentido constructivo y la mesura de la línea, otra línea que sueña.

Información práctica: «Bikondoa. El cementerio marino»

Dónde: La exposición está ubicada en el espacio de las naves del Museu Marítim de Barcelona,
Av. Drassanes s/n, 08001, Barcelona.
Cuándo: Permanecerá abierta al público del 23 de septiembre al 31 de enero de 2016.
Horario: El horario es de lunes a domingo de 10.00 a 20.00 horas ininterrumpidamente.
Precio: Entrada exposiciones temporales + pailebote Santa Eulàlia:
• General: 7 €
• Bonificada: 3,5 €
• Grupos: 5,5 €
Domingos a partir de las 15 h entrada gratuita.

La muestra se podrá ver del 23 de septiembre al 31 de enero de 2016 en el espacio de las Grandes Naves del Museo Marítimo de Barcelona.

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