Barceló pertenece a la generación de los 80, y su propuesta estética se sitúa entre la tradición figurativa y el expresionismo contemporáneo. Excepcional pintor y dibujante, dinámico y multidisciplinar, investiga las posibilidades sintácticas y matéricas del arte gráfico, actividad que compagina con su interés por la escultura, la cerámica o el cine. Su capacidad polifacética encuentra su máxima expresión en los proyectos de obras monumentales, como su intervención en la catedral de Mallorca o en la cúpula de la sala de los Derechos Humanos de la ONU.
Cinco expertos en arte contemporáneo formaron el jurado de la XVIII edición del Premio Nacional de Arte Gráfico: Víctor Nieto, Francisco Calvo Serraller, Chema de Francisco, Jaume Plensa (Premio Nacional de Arte Gráfico 2013) y el Académico Delegado de la Calcografía Nacional, Juan Bordes. El jurado valoró unánimemente la trayectoria de Miquel Barceló en la práctica e investigación sobre arte gráfico durante más de treinta años.
MIQUEL BARCELÓ (Felanitx, Mallorca, 1957)
En 1975 comienza a estudiar Bellas Artes en Barcelona, pero abandona para iniciar una carrera pictórica independiente. A finales de los años 70 presenta sus primeras obras próximas al espíritu conceptual.
Después de irrumpir en la escena internacional en la Bienal de Sâo Paulo de 1981 y en la Documenta VII de Kassel en 1982, la carrera de Miquel Barceló no ha hecho más que afianzarse cada vez más como modelo contemporáneo de artista que liga su actividad con la gran tradición de la pintura occidental desde el Barroco. Instalado entre París y Mallorca, desde mediados de los ochenta sus frecuentes viajes a África Occidental alimentan su imaginario de figuras y mitos. Desde comienzos de los ochenta comienza a exponer en importantes museos y galerías de Europa y Estados Unidos hasta convertirse en uno de los artistas españoles más valorados en el panorama internacional.
Miquel Barceló se adscribió desde sus comienzos, a principios de los ochenta, a la corriente expresionista de recuperación de la pintura, a la que él imprimió un sello inequívoco de mediterraneidad. Sus primeras obras de madurez, se centraban en la intimidad del artista y el acto de pintar.
Posteriormente ha ampliado su campo temático a las naturalezas muertas, o a las imágenes de bibliotecas y museos, en las que plasma su interés por la Historia de la pintura, así como a paisajes saturados de flora y fauna terrestre y marítima. Produce, paralelamente, tanto obra escultórica como cerámica. Especial importancia adquieren sus dibujos, organizados como diarios de viaje, en los que realiza una exploración paralela del territorio y de los materiales de la pintura.
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