Por primera vez, una exposición permite disfrutar de una selección de sus famosas greguerías y los dibujos originales que las acompañaban, en el ambiente en el que muchas de ellas fueron creadas. Las obras han sido prestadas por el Museo ABC para mostrarse en el mítico despacho del autor, reproducido en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid.
Sin duda fue un agitador social: Escritor, dibujante, tertuliano,… Ramón Gómez de la Serna (Madrid, 3 de julio de 1888 – Buenos Aires, 12 de enero de 1963) fue el introductor en España de todas las vanguardias. Fue también el inventor de la greguería, el padre del humor de vanguardia y el catalizador del Madrid moderno.
Comisariada por el director del Museo de Arte Contemporáneo, Eduardo Alaminos, la exposición Ramón: «Con la pluma del escritor están hechos estos dibujos…» propone una lectura de los dibujos de Ramón Gómez de la Serna en el contexto de su emblemático y simbólico despacho que, desde la pasada primavera, se puede visitar en el centro madrileño.
La recreación de la mítica habitación de su casa de Buenos Aires –donde el maestro trabajaba durante su exilio–, aglutina objetos, reproducciones de yeso, fotografías, libros… que le acompañaron durante toda su vida. Muchos de ellos, de escaso valor económico, comprados en El Rastro. Gómez de la Serna, en todas las casas en las que vivía, recreaba distintas versiones de este mismo espacio. En una de ellas, instaló su despacho en un torreón de la madrileña calle Velázquez. Al verlo, el filósofo y escritor José Ortega y Gasset exclamó: «por primera vez entiendo el secreto del arte moderno».
En este mágico espacio –un auténtico gabinete de curiosidades– se podrán contemplar, por primera vez, casi un centenar de dibujos del maestro madrileño. Las ilustraciones, pertenecientes a los fondos de la Colección ABC, se componen de los dibujos realizados por Gómez de la Serna para acompañar sus famosas greguerías, un género literario creado por el autor y que él mismo definió como «humor + metáfora». Un reflejo del espíritu indomable e inquieto de un artista que se adelantó a su tiempo. De 1930 a 1936, Ramón Gómez de la Serna escribía semanalmente una sección en la revista Blanco y Negro bajo las denominaciones de Cifras de París, Cifras de Alemania, Cifras de ahora, Greguerías ilustradas y Greguerías.
El Museo ABC custodia 210 ilustraciones de sus greguerías.
Las primeras greguerías eran realizadas por otros dibujantes escogidos por la publicación pero Ramón, que era un hombre exigente, nunca estaba satisfecho con el resultado por lo que se ofreció a autoilustrar sus artículos. Estos dibujos no son simples motivos decorativos, sino que son el complemento necesario para entender las irónicas y absurdas greguerías. Son una extensión de su carácter creador y polifacético. «Dibujo a veces las ilustraciones de mis trabajos por ser tan difícil dar explicaciones a los dibujantes para que al fin accedan a representar lo que queríamos que representáramos», afirmaba el genial autor.
Los dibujos no se caracterizan por su detalle o por la belleza del trazo pero cumplen un fin, ayudan a la comprensión de las difíciles greguerías y refuerzan el ambiente satírico y divertido. Ramón fue un prolífico escritor de la llamada Generación del 14 que, a pesar de haber escrito un centenar de obras, entre ensayos, teatro, biografías,… es conocido especialmente por haber creado las greguerías. Un conjunto de apuntes en los que encierra una pirueta conceptual o una metáfora insólita, siempre en clave de risa, una autocrítica mordaz típica del humor español pero que este genial autor supo llevar más allá del simple chiste, creando un género literario.
«Figura central de la vanguardia literaria y artística del primer tercio del siglo XX en Madrid, su obra literaria está saturada de dibujos e ilustraciones que se consideraron en su tiempo comentarios gráficos admirables, siluetas rarísimas llenas de humorismo y amenidad, que conferían un encanto más a los artículos que publicaba sin cesar, bien en la prensa diaria y revistas o intercalados en sus libros, siendo, al parecer, por influencia francesa, el primer escritor que empezó a introducir sus dibujos en sus libros», comenta el comisario.
Muy consciente de su calidad, Goméz de la Serna se refería a su trabajo como «dibujo de escritor muy distinto del dibujo de dibujante». Su dibujos, firmados casi siempre con una R, como si se tratara de un anagrama, no están unidos a su prosa «como la cola de trapo a la cometa de papel, [sino que] su proceso de creación es sin duda paralelo a la propia escritura», como subrayó un tal A.F.B. en la revista sevillana Mediodía en 1928.
«La mayor parte de los dibujos que se exponen en esta muestra pertenecen a la magnífica colección del Museo ABC, que generosamente los ha prestado para que se puedan contemplar en el contexto del despacho de Ramón, en el que descubrimos, simbólicamente, muchos de los rasgos de la personalidad ramoniana», comenta el comisario Eduardo Alaminos.