Escultura hiperrealista 1973-2016 reúne en la sala BBK del museo de Bellas Artes de Bilbao una selección de 34 esculturas realizadas por los 26 artistas más representativos del movimiento. Es la primera exposición organizada con el propósito de mostrar una revisión profunda de la figuración humana a lo largo de los más de cincuenta años de existencia del hiperrealismo.
Desde las décadas de 1960 y 1970 diversos escultores se interesaron por una forma de realismo basada en la representación vívida y fidedigna de la figura humana. A través del uso de técnicas tradicionales, como el modelado, el fundido y la pintura, recrearon el cuerpo según diversas aproximaciones, pero con el objetivo común de crear una interpretación del realismo figurativo en clave contemporánea. En palabras de Ron Mueck, “Aunque dedico mucho tiempo a la superficie, es la vida interior la que quisiera capturar”.
La exposición revela modos diferentes de abordar la representación corporal a través de las cinco secciones en las que se ha dividido el recorrido: “Réplicas humanas”, “Esculturas monocromas”, “Partes del cuerpo”, “El juego de las dimensiones” y “Realidades deformadas”. De este modo, y mediante obras que sorprenden al espectador por su convincente apariencia de realidad, se ponen de manifiesto las múltiples maneras de tratar este tema artístico, su relación con expresiones diversas de la historia del arte y su evolución técnica, desde los inicios del movimiento hasta la actual era digital.
La selección incluye a todos los más destacados escultores hiperrealistas, comenzando por los pioneros norteamericanos George Segal, Duane Hanson y John DeAndrea. Continúa con la difusión internacional del movimiento: el español Juan Muñoz, el italiano Maurizio Cattelan, la belga Berlinde de Bruyckere, los australianos Ron Mueck, Sam Jinks y Patricia Piccinini o el canadiense Evan Penny, entre otros. La exposición pone así de relieve el carácter internacional del hiperrealismo y también su vigencia: la obra Lisa de John DeAndrea, recientemente finalizada, se presenta al público por vez primera. Para conseguir esta visión global, el Instituto para el Intercambio Cultural de Tubinga (Alemania) –con el que el museo colaboró en 2014 en la exitosa muestra sobre pintura hiperrealista– ha conseguido préstamos de numerosas colecciones de todo el mundo, según la selección propuesta por su director, Otto Letze, comisario de esta exposición.
SECCIONES DE LA EXPOSICIÓN
1. Réplicas humanas
En los años sesenta, Duane Hanson y John DeAndrea realizaron esculturas que parecen personas de carne y hueso utilizando procedimientos muy laboriosos y materiales novedosos. El enorme realismo de sus obras transmite al espectador la ilusión de autenticidad y de hallarse ante una réplica humana que funciona como un espejo de sí mismo. Su influencia fue decisiva para la evolución de la escultura en los últimos cincuenta años.
2. Esculturas monocromas
A finales de los años cincuenta, y tras el predominio de la abstracción, las esculturas monocromas de George Segal dirigieron de nuevo la atención hacia la representación de la figura humana y, bajo su influencia, las siguientes generaciones de artistas desarrollaron la escultura realista. En sus obras la ausencia de cromatismo reduce el efecto de realidad, pero, a cambio, enfatiza el anonimato de la figura y las cualidades estéticas de su corporeidad. Artistas como Keith Edmier o Juan Muñoz aprovecharon estos aspectos para formular preguntas acerca de la naturaleza humana.
3. Partes del cuerpo
A partir de los años noventa, muchos artistas empezaron a dar un nuevo formato al efecto hiperrealista. En lugar de aspirar a crear la ilusión de corporalidad, centraron la atención en partes específicas del cuerpo humano, que utilizaron como soporte de mensajes perturbadores, en ocasiones no exentos de humor. En las obras de Robert Gober o Maurizio Cattelan, brazos y piernas aislados del cuerpo emergen de la pared y provocan asociaciones relacionadas con la infancia o la historia contemporánea. Un precursor de esta tendencia fue el británico John Davies, cuyas cabezas de tamaño natural parecen remitir a fragmentos arqueológicos de esculturas antiguas.
4. El juego de las dimensiones
En la década los noventa Ron Mueck revolucionó la escultura figurativa con formatos insólitos al aumentar o reducir drásticamente el tamaño de las figuras, centrando así la atención en temas existenciales, como el nacimiento, la muerte o la fragilidad de la vida, y mostrando al ser humano desde una nueva perspectiva.
5. Realidades deformadas
Los avances científicos y tecnológicos han originado a lo largo de las últimas décadas un cambio radical en la percepción y comprensión de la realidad. De este modo, artistas como Evan Penny o Patricia Piccinini observan los cuerpos desde perspectivas distorsionadas, mientras que Tony Matelli deja sin efecto las leyes de la naturaleza y Berlinde de Bruyckere cuestiona la muerte y la existencia humana con sus cuerpos retorcidos.
EXPOSICIÓN ESCULTURA HIPERREALISTA 1973-2016
Sala BBK, 07/06/16–26/09/16
Patrocina BBK
Organiza: Institut für Kulturaustausch de Tubinga (Alemania)
Itinerancia: MARCO-Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey, México
(15/10/16-08/01/17) y ARKEN Museum for Moderne Kunst, Copenhage (04/02/17-
06/08/17)