«Intervalos negros» es un óleo sobre lienzo de gran tamaño (180 x 278 cm) fechado en 1971 y característico de un breve periodo en el que Guerrero introdujo las cerillas como motivo protagonista de sus composiciones y que llega al Museo de Bellas Artes de Bilbao procedente de la Colección Centro José Guerrero, de Granada.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao expone esta pintura que hace la número cincuenta y tres de las que se han podido ver de forma didáctica gracias al programa Obra Invitada. Al acto han asistido Gonzalo Olabarria, director general de Cultura y Deportes de la Diputación Foral de Bizkaia; Javier Viar, director del Museo de Bellas Artes de Bilbao; Patricia Arias, directora territorial País Vasco, Banco Santander.
José Guerrero
Tras unos estudios iniciales en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, José Guerrero (Granada, 1914-Barcelona, 1991) emprendió la búsqueda de su identidad artística siguiendo sus inquietudes y marcado por el estrecho panorama cultural de la posguerra española. En 1940 se instaló en Madrid para asistir a la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando, donde fue alumno del pintor Daniel Vázquez Díaz.
En 1945, al terminar su formación, marchó a París gracias a una beca de estudios concedida por el gobierno francés. Allí conoció de primera mano la vanguardia artística y la obra de Pablo Picasso, Joan Miró y Juan Gris. Tras este descubrimiento, verdaderamente revulsivo para su práctica creativa, realizó diversos viajes por Europa antes de instalarse definitivamente en 1950 en Nueva York, donde entró en contacto con los pintores del expresionismo abstracto norteamericano y del action painting, y comenzó a pintar sus primeros cuadros abstractos.
En 1954 el Solomon R. Guggenheim Museum compró una pintura suya que incluyó en una muestra dedicada a adquisiciones recientes junto con obras de Pollock, De Kooning, Motherwell, Kline o Matta, entre otros. También se relacionó con la colonia de intelectuales españoles en el exilio, como el poeta Jorge Guillén o los hermanos de García Lorca. De este modo, y ya con un lenguaje propio de formas y signos cercanos al arte gestual, Guerrero entró a formar parte de la escena artística internacional.
A mediados de la década de los sesenta se estableció durante tres años en España y se vinculó con los informalistas del grupo en torno al Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, inaugurado en 1966, el mismo año fundacional del Grupo Gaur de artistas vascos. Su pintura de este periodo se caracteriza por la yuxtaposición de planos de gran energía cromática. De vuelta en Nueva York en 1968 crea una serie de obras más sintéticas a las que siguió una época de plena madurez definida por formas como el óvalo o el arco entre planos de color.
A comienzos de los años ochenta su influencia en los medios artísticos se hizo notable y recibió numerosos reconocimientos a su trayectoria, lo que revitalizó su actividad y tuvo como resultado una obra final sólida y luminosa.
Intervalos negros, 1971
Tras su estancia en España vinculada a la génesis del Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, a finales de la década de los sesenta, Guerrero regresó a Nueva York e inició un periodo en su pintura que culminará en 1970 con la serie de cuadros llamada Fosforescencias, que expuso en dos galerías de la ciudad norteamericana y tuvo su continuación dos años más tarde en una carpeta de serigrafías con el mismo título editada, precisamente, por el museo de Cuenca.
El propio Guerrero contó en numerosas ocasiones el origen de la serie al observar una carterilla de fósforos planos unidos por una base de cartón durante un vuelo transoceánico entre Nueva York y Estocolmo, desde el que contempló asimismo la reverberación del azul del mar, que parece mostrar en un cuadro fechado en el mismo año titulado Intervalos azules.
El pretexto intrascendente de las cerillas sirvió al pintor para elaborar numerosas combinatorias a partir del juego con la escala, de la ordenación compositiva del elemento vagamente figurativo y de la tensión que se establecía entre éste y el fondo. Un código reducido que, sin embargo, Guerrero explotó en una serie breve, pero de especial intensidad creativa, a partir de la figura ordenadora del motivo. Produjo versiones que van desde la luminosidad de grandes superficies de color, aprendidas de Rothko, hasta la sobria reducción cromática de Intervalos negros.
Esta composición, señalada por un uso limitado y antagonista del color, adquiere el aspecto de un friso arquitectónico de carácter monumental por sus generosas dimensiones. Es, además, una obra representativa de Guerrero por el protagonismo rotundo del negro, color que desde sus inicios fue una constante en su pintura tal y como atestigua el título de una temprana exposición neoyorquina de 1958 titulada The Presence of Black.
El Museo de Bellas Artes de Bilbao adquirió en 1982 la pintura acrílica sobre lienzo Centro negro (170 x 141 cm), fechada en 1975 y, por tanto, cuatro años posterior a la que ahora presentan como obra invitada. En el cuadro del museo la composición se ordena en planos y bandas horizontales de color, con un contundente centro negro en vertical que se apoya en una base del mismo color. Dos líneas negras atirantan la composición mientras que otros tantos trazos blancos y un elemento redondeado del mismo color equilibran el conjunto y aportan la luminosidad vibrante de la pintura geométrica de contornos imprecisos característica de la obra de José Guerrero.
Datos de interés
José Guerrero, Intervalos negros, 1971
Museo de Bellas Artes de Bilbao, sala 32
(Museo Plaza, 2, 48009 Bilbao, Bizkaia)
Programa Obra Invitada
Fechas del 1 de junio al 18 de septiembre 2016
Con el patrocinio de Fundación Banco Santander