La historia de la frase tiene sus orígenes en la II Guerra Mundial. Los británicos prepararon tres carteles con diferentes mensajes para divulgar durante el conflicto, dos de victoria y uno alentador —el de nuestra frase—, más apropiado para usarse en caso de invasión. Tras el triunfo de los Aliados, se destruyeron todas las copias impresas del tercero, o al menos eso se creía, hasta que en el año 2000 un librero encontró un ejemplar y el cartel salió a la luz. El comerciante lo colgó en su librería, la gente empezó a fijarse en él, se hicieron copias y así fue como comenzó la expansión imparable de esta máxima.
Desde este punto de vista, el propio devenir de la expresión constata que la casualidad tiene mucho que decir en el curso de los acontecimientos y nos muestra cómo algo que había sido condenado a la invisibilidad ha acabado propagándose como la pólvora. Por otro lado, la frase sintetiza a la perfección el desarrollo existencial del individuo entre la intención y los contratiempos. El tranquilizador comienzo, «Mantén la calma», evalúa las circunstancias y contempla de forma implícita los sucesos inesperados que habremos de padecer; la segunda parte, «y sigue adelante» —cualquiera que sea tu finalidad—, remite a nuestro papel como agentes activos dentro de la situación. El esfuerzo, la voluntad, la perseverancia y la creatividad deben ser los mejores aliados de la superación personal, entendiéndose esta como una meta ponderada en la que entran en juego factores fuera de nuestro alcance.
En una suerte de camino hacia el éxito lo importante es el camino. Poco importa no cumplir los objetivos iniciales si hemos aprendido intentándolos, porque fallar no es fracasar. Antes de juzgar resultados hay que tener en cuenta una serie de consideraciones generales sobre el mundo y el momento en que vivimos, valorar los pequeños logros y sopesar el grado de control que ejercemos sobre cada propósito particular.
El recorrido de la exposición se plantea como un decálogo a seguir por los espectadores, a modo de manual de autoayuda, que les invita a mantener la calma y continuar sea cual sea el ámbito de la vida en el que se sientan perdidos o decepcionados. Cada obra evidencia una línea de pensamiento acorde con los presupuestos del proyecto y se abre potencialmente a otras reflexiones más profundas. (Nerea Ubieto, comisaria).
1. Todos somos invisibles. Verónica Vicente
2. Apuntamos hacia los mismos objetivos. NADAMÁSMATE (Julio Adán y Mayte Nogueiras)
3. La suerte tiene mucho que decir. Javier Cruz
4. Ser conscientes de nuestra fragilidad nos hace fuertes. Javier Pérez
5. Las cargas del presente pueden resultar liberadoras en un futuro. Guilherme Peters
6. Solo la experiencia nos permite mejorar. Dalila Gonçalves
7. Seguro que hay otra manera de plantear las cosas. Andrea Canepa
8. Si no alcanzas las metas preestablecidas, invéntate las tuyas propias. Javier Núñez Gasco
9. Siempre nos quedará la incertidumbre. Javier Chozas
10. En este juego de resistencia no estás solo. Óscar Santillán
Créditos
Organiza | Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes
Comisariado: Nerea Ubieto
Coordinación: Mariflor Sanz
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