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Albert Oehlen: Detrás de la imagen, en el Museo Guggenheim Bilbao

El Museo Guggenheim Bilbao presenta Albert Oehlen: Detrás de la imagen, una exposición que constituye toda una declaración artística de uno de los pintores más influyentes de las últimas décadas y uno de los artistas más controvertidos de la Alemania de posguerra.

La contemporaneidad pictórica de Albert Oehlen (Krefeld, Alemania, 1954) es una amalgama de métodos provenientes de la publicidad, la pincelada expresionista, el gesto surrealista y las imágenes generadas por ordenador. Con su trabajo Oehlen contribuye al recurrente debate suscitado en la segunda mitad del siglo XX sobre la muerte de la pintura y lo hace precisamente pintando, utilizando la pintura como medio de expresión.

En los últimos años, su pintura ha logrado lo que Oehlen define como su tema principal, la libertad artística, algo que se pone de manifiesto en su valentía al abordar el lienzo empleando nuevas técnicas que conservan el vocabulario del pasado generando la extraña y paradójica sensación de “algo nuevo pero familiar”. A este respecto, a Albert Oehlen no le importa el significado de sus obras, ni la interpretación que hagan los espectadores ni la complicidad del público; solo intenta experimentar y crear algo distinto cada vez que se enfrenta al lienzo en blanco.

Esta exposición, que no pretende ser una retrospectiva al uso sino una declaración artística, está integrada por dos autorretratos y tres series. La primera de las series, abstracta, data de los años ochenta; la segunda se compone de obras realizadas por ordenador en los noventa, y la tercera, aún en curso, versa sobre el tema de los árboles. La muestra explora “hasta qué punto somos capaces de ver más allá de la imagen”, pues aunque las obras son formalmente diferentes en primera instancia, estas tres series poseen un núcleo común que las relaciona, provocando el intercambio de vínculos entre una serie y otra.

Autoretratos

A lo largo de su carrera, Albert Oehlen realiza una serie de autorretratos en los que su propia imagen es utilizada como punto de partida para plantear una reflexión sobre el significado del arte y la identidad del artista.

En los autorretratos el sujeto no es relevante, sino que el artista simplemente expresa sus pensamientos a través de un tema concreto. Oehlen también utiliza sus autorretratos para criticar la idea del pintor como una especie de dios, representándose como un artista sin control sobre su obra. Normalmente, sus retratos son imágenes expresionistas realizadas con una gama de color reducida, centrada en marrones, ocres y grises, y pintadas en un estilo directo y gestual. Constituyen una forma de expresionismo controlado y reflexivo, centrado en problemas esencialmente pictóricos, y ejecutados con una técnica voluntariamente antivirtuosa.

Pinturas por ordenador (Computer paintings)

“No me interesa el caos sino el orden sin control”. Albert Oehlen En 1992 Oehlen comienza a pintar cuadros diseñados por ordenador. Son imágenes pixeladas, en baja resolución que hablan de un futuro que inmediatamente se vuelve obsoleto debido a la rápida evolución de la tecnología.

Las posibilidades técnicas pero limitadas de la máquina actúan como un nuevo conjunto de normas y patrones sobre los que el artista puede improvisar. Se trata de una nueva forma de abstracción empleando programas digitales rudimentarios de dibujo, en la que el resultado surge del movimiento de la mano al manejar el ratón, manteniendo los gestos expresivos personales. Oehlen compone dibujos utilizando patrones de puntos, flechas y otros símbolos con el ordenador y los serigrafía sobre el lienzo, agrandados y pixelados, lo que enfatiza su crudeza. Se establece así una estructura arbitraria que le permite tomar decisiones como respuesta a las “malas ideas” como él mismo manifiesta en las bases de su programa

Las pinturas abstractas de Oehlen se sitúan en la frontera entre la figuración y la abstracción y son reconocibles por el empleo impetuoso y exaltado del color y por una personal y audaz gestualidad del pincel. Oehlen empieza a pintar cuadros abstractos en 1988, junto a Martin Kippenberger, en Andalucía. El paso de la figuración a la abstracción se debe a que considera que debe vivir en su vida la misma evolución que se había producido en la historia del arte, moviéndose de lo figurativo a lo abstracto.

Museo Guggenheim Bilbao
Fechas: 21 de octubre 2016 a 5 de febrero 2017
Comisaria: Petra Joos

Logopress - Editor

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