Tras exhibirse a principios de 2016 en el museo estadounidense, la exposición en Madrid presenta en torno a 300 piezas, entre obras y material documental, para mostrar las múltiples facetas que desarrolló Marcel Broodthaers a lo largo de toda su carrera.
En esta ocasión, el público podrá contemplar importantes obras del autor procedentes de prestigiosas instituciones como el MoMA de Nueva York, la Tate Gallery de Londres, la National Gallery de Washington, la National Gallery of Scotland, el MACBA de Barcelona, o el centro Georges Pompidou de París que, por ejemplo, ha permitido por primera vez que una de las obras de Broodthaers que posee viaje fuera de sus instalaciones. La exposición ha contado con la colaboración de la Comunidad de Madrid.
El artista
Su extraordinaria producción durante las décadas de los años 60 y 70, le convirtió en uno de los creadores más importantes del panorama internacional, con una influencia que continúa vigente a día de hoy.
Fue en 1964 cuando Marcel Broodthaers decidió convertirse en artista visual. Desde aquellos primeros años se percibe en toda su producción una preocupación por dar respuesta a las preguntas básicas de las artes visuales, cuestionándose constantemente la idea de representación y producción.
Desde sus tempranas obras compuestas por mejillones y cáscaras de huevos, hasta su posterior museo ficticio (Musée d’Art Moderne. Département des Aigles) pasando por sus Décors, Broodthaers se mantuvo siempre con una posición única dentro del mundo del arte. A través de un planteamiento radical de los enfoques tradicionales de la poesía, el cine, la literatura o la propia exposición, el artista belga encontró su propia vía para desarrollar un trabajo que le permitió dar un punto de vista personal a los por entonces nacientes “arte pop” y “conceptual”, así como cuestionar el sistema del arte.
El artista belga mantuvo siempre una actitud crítica hacia los movimientos artísticos contemporáneos y la propia estructura del arte, una postura que con frecuencia lo llevó a criticar el pop, el minimalismo y el nuevo realismo como meros receptáculos para el convencionalismo de la vanguardia. La facilidad con la que el mercado y las instituciones del arte absorbían esos movimientos fueron algunas de sus preocupaciones constantes.
Broodthaers propuso un enfoque crítico que se centró menos en la innovación formal y más en el examen de la función del arte en nuestra sociedad. La exposición del Reina Sofía examina el lugar decisivo de este artista en el panorama artístico del siglo XX y la importancia actual de su mensaje. Este Museo siempre ha prestado una atención especial al artista belga, de ahí la retrospectiva que le dedicó en 1992 y que su obra se haya expuesto en sus salas de manera casi permanente, formando parte de la colección.
Una exposición de exposiciones
La muestra que alberga el Reina Sofía se puede describir como una exposición de exposiciones ya que supone un recorrido a través de distintas presentaciones que el artista llevó a cabo a lo largo de su trayectoria, en las que a menudo incluía obras de diferentes momentos anteriores ampliando así sus significados.
Broodthaers evocaba de esta manera ideas de decoración, ornamentación y teatro que contrastaban claramente con la defensa modernista de la autonomía del arte. En francés, la palabra décor también sugiere un decorado cinematográfico y, de hecho, Broodthaers filmó una serie de películas de sus retrospectivas. El artista subvirtió la lógica evolutiva de la retrospectiva museística creando nuevas presentaciones de las obras realizadas a lo largo de su trayectoria artística, demostrando cómo los objetos asumen diversos significados según el contexto en el que se exponen.
La siguiente sección está formada por obras que estuvieron incluidas en las diversas exposiciones que Marcel Broodthaers realizó en la década de los 60, comenzado con la celebrada en 1964 en la Galerie Saint Laurent de Bruselas, que fue la primera de su carrera artística.
Poeta y director de cine
La Saint Laurent, galería y también librería, era el marco adecuado para ese estreno artístico, ya que los visitantes tenían que recorrer pasillos formados por libros hasta llegar a la exposición en sí, un camino que reflejaba el interés del propio Broodthaers por la poesía y el arte. Inauguró esta exposición con una declaración de intenciones exhibida a la entrada en la que el poeta, convertido en artista visual, declaraba su falta de sinceridad en la creación de la obra del interior: el texto se imprimió en páginas extraídas de revistas populares, con lo que se subrayaba la relación entre el arte y el comercio.
En la exposiciones Court-Circuit (Cortocircuito) y la dedicada al poeta Stéphane Mallarmé, así como en la obra Le Corbeau et le Renard (El cuervo y el zorro), se percibe el giro experimentado a finales de la década de los 60 en la trayectoria de quien tres años antes se había declarado artista.
Blanco y negro
Con Court-Circuit, exposición en solitario en el Palais des Beaux-Arts de Bruselas, y aunque se incluyeron piezas de nueva creación, el artista belga empezó a apartarse de la fabricación de obras de arte, como ilustra el empleo de lienzos fotográficos con imágenes en blanco y negro de obras anteriores. En 1967, con motivo de la muerte de Magritte, Broodthaers reescribió a modo de homenaje la fábula de La Fontaine Le Corbeau et le Renard, abriendo la transición al montaje cinematográfico-plástico. La película de 16 mm fue la pieza central de la exposición de 1968 de Broodthaers en la Wide White Space Gallery de Amberes. Filmada en 1967 en la casa de Broodthaers del número 30 de la rue de la Pépinière de Bruselas, la película, proyectada en una pantalla con textos del poema, muestra diversos artículos domésticos (botas, flores, botellas, tarros). En una serie de secuencias fijas y panorámicas editadas a diverso ritmo, la película muestra los objetos envueltos por las letras que los rodean, algo que Broodthaers explicaba como un “ejercicio de lectura” integral.
Previamente, en 1968, Broodthaers declaró que ya no era artista y se designó a sí mismo director de su propio museo. El proyecto resultante, el Musée d’Art Moderne, Départementdes Aigles (Museo de Arte Moderno, Departamento de las Águilas), pone sobre las cuerdas a la institución museística, cuestionando sus pilares y función en un ejercicio de disección que carece de precedentes. Durante cuatro años lo mantuvo ocupado casi a tiempo completo. En ese período, como si fuera una institución itinerante, montó 12 presentaciones temporales individuales del museo en siete ciudades de Bélgica, los Países Bajos y Alemania que se dedicaron a distintos periodos, a formas artísticas por lo general mantenidas al margen de las instituciones y coleccionistas, como el arte popular y el cine; a actividades administrativas, como la documentación y la publicidad, y a temas concretos, como el águila o la quiebra del propio museo.
Estrategias del arte conceptual
Continuando el recorrido de la muestra, pueden contemplarse las Peintures littéraires. El 29 de octubre de 1972, en una exposición colectiva en la galería de Yvon Lambert en París, Marcel Broodthaers presentó un nuevo conjunto de obras. Cada una de las partes, realizadas entre 1972 y 1975, constaba de nueve lienzos imprimados y sin montar, clavados en la pared y colgados en cuadrícula, que en realidad no había pintado el artista.
Como los paneles moldeados al vacío de producción industrial que Broodthaers empezó en 1968 (y que tituló Poèmes industriels -Poemas industriales), también presentes en la muestra, las Peintures littéraires daban relevancia al texto y se presentaban como cuadros en la pared de una galería, en una alusión al trato de favor dado al lenguaje en el arte conceptual y a la preocupación del minimalismo por la serialización y las formas geométricas sencillas. Mediante esta conjunto de obras, presentadas menos de un mes después de clausurar el Musée d’Art Moderne. Département des Aigles y dejar el cargo autoasignado de director, Broodthaers anunció su reaparición como artista inventando un tipo de pintura propia, que manejaba las tradiciones del medio pero creaba un nuevo espacio en el que trabajar.
Decorado con armas de guerra
En Décor. A Conquest by Marcel Broodthaers, el tema de la exposición era “la relación entre la guerra y la comodidad”. Se presentó en dos salas del ICA de temática diferenciada, Salle XIX (Sala del siglo XIX) y Salle XX (Sala del siglo XX). En la sala dedicada al siglo XIX, Broodthaers evocó el concepto victoriano de comodidad y el espectáculo de los campos de batalla a gran escala organizados para el ataque de líneas y columnas; en la del siglo XX, conectó la banalidad del ocio con la realidad de las contiendas contemporáneas. Se montó casi exclusivamente con objetos de atrezo alquilados. La presencia de focos de pie con filtros de color hacía pensar en un rodaje. Algunas de las piezas hacían referencia a la historia del cine. Y el conjunto en sí sirvió realmente de decorado: fue la escenografía temporal de La Bataille de Waterloo, que sería su última película de importancia.
Interior de la vivienda de Broodthaers
Salle blanche es una reconstrucción fiel del interior de la vivienda de Broodthaers en el número 30 de la rue de la Pépinière de Bruselas, donde presentó por vez primera su Musée d’Art Moderne, Département des Aigles. Broodthaers hizo que un pintor de letreros cubriera la estructura con palabras relacionadas con el arte y la creación artística, añadió luces y extendió una cuerda para impedir la entrada. Describió el resultado final como “una perfecta planta baja pequeño burguesa donde las palabras flotan”.
Hay que destacar que a lo largo del recorrido de la exposición una decena de películas de Marcel Broodthaers sirven para profundizar en el importante rol del artista belga como cineasta. Si bien no se definía como realizador de cine (como tampoco se consideraba pintor o escultor), utilizó su creación fílmica como modalidad de producción y como mecanismo de visualización de los espacios que le interesaban, identificando el medio cinematográfico con “la prolongación del lenguaje”.
Coincidiendo con la exposición se pública un catálogo en el que se analiza el trabajo del artista y el contexto teórico e histórico en el que se desarrolló a través de textos de Christophe Cherix, Manuel Borja-Villel, Benjamin H. D. Buchloh, Jean-François Chevrier, Thierry de Duve, Doris Krystof, Cathleen Chaffee, Kim Conaty, Rafael García Horrillo, Christian Rattemeyer, Sam Sackeroff, Teresa Velázquez y Francesca Wilmott. También incluye nuevas traducciones de escritos del propio Broodthaers.
ORGANIZACIÓN: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, y The Museum of Modern Art, Nueva York
COMISARIOS: Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, y Christophe Cherix, conservador jefe Robert Lehman de Dibujo y Grabado del Museum of Modern Art de Nueva York
COORDINACIÓN: Ana Ara y Rafael García
ITINERARIO: MoMA, Nueva York (14 de febrero – 15 de mayo de 2016) Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (4 de octubre 2016 – 9 de enero 2017)
The Kunstsammlung Nordrhein-Westfalen, Düsseldorf, (4 de marzo – 11 de junio de 2017).
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