A través de una extensa selección de su trabajo —250 obras— la exposición explora su evolución creadora de 1988 a 2016. Sus dibujos, pinturas y películas permiten apreciar la evolución de la artista desde sus primeros dibujos, marcados por la sobriedad lineal anti-pictórica, hasta la introducción de la mancha de color a finales de los años 90 y la posterior alternancia del blanco y negro con el color y el uso de otras técnicas. Un recorrido que invita al espectador a entrar en un universo complejo donde están presentes la visión personal e íntima, cercana a la emoción y la capacidad de inspirar lecturas que combinan la fantasía y las situaciones más cotidianas de la vida. Las referencias a acontecimientos políticos y sociales de nuestro tiempo, tratadas con sátira y de manera crítica, son también una constante en la práctica de Schneider.
Para expresar ese mundo de contrastes, Schneider se sirve de las situaciones comunes, los objetos banales y las imágenes sin filtros, por las que siente fascinación. Una atracción que se observa en sus composiciones más líricas y delicadas, pero también en los esbozos y en los dibujos que nacen del gesto automático de la artista al observar su entorno y revertirlo con su mirada. Recurre para ello al humor negro, al absurdo y al impacto turbador como constantes vitales de su trabajo.
La obra de Anne-Marie Schneider
Anne Marie-Schneider, violinista de formación, conjuga la libertad y el método, el vuelo de las imágenes y la disciplina propia del rigor artístico. Y ese mestizaje lo traslada al trazo aparentemente frágil pero estudiado, tomando como referencia la imagen de su memoria visual y dejándola expresarse sin cortapisas. Jean-François Chevrier, uno de los más destacados conocedores de su obra, añade: “Responde asimismo, a una actualidad política (geopolítica) que resuena directamente con su propia experiencia”.
En el trabajo de Schneider se aprecia también una presencia recurrente al cuento y a la fabulación. La artista se apropia de cuentos, fábulas, imágenes y símbolos para convertirlos en herramientas de trabajo. Como apunta Chevrier: “Schneider ama las parábolas, en especial los cuentos y las leyendas, porque le dan los motivos con los que puede improvisar, a la vez que crea un espacio para la imaginación y para desafiar las convenciones”.
Sin perder esas señas de identidad, en la década de los años 90 y en los primeros años del siglo XXI, la artista extendió su obra a la realización cinematográfica. Desde su cámara Súper 8 muestra cómo las animaciones dibujadas son capaces de entretejerse con imágenes reales, conservando lo mejor de cada una de esas dimensiones y creando a la vez un espacio multidimensional.
En la actualidad continúa experimentando con grandes manchas de color que ocupan por completo el lienzo (como en sus óleos de 2012 y 2016), sin renunciar al dibujo: el medio predilecto para sintetizar su inquietud narrativa.
Un recorrido por la línea, el trazo, el dibujo
El dibujo titulado sans point [sin punto] (1991), que abre el recorrido de la muestra, ilustra el acto creativo a través de las relaciones dinámicas del punto con el trazo, absoluto protagonista. Es su forma de buscar una intención discursiva y favorecer un juego de motivos análogo a la escritura poética.
Sus dibujos, como se aprecia en la serie trépasser [fallecer] (1988), están relacionados también con el humor negro. El negro —el primer color de sus bocetos— lleva a la artista del trazo espeso a la yuxtaposición de motivos y juegos que le permiten extraer contenidos interrelacionados y convertir sus dibujos en serie o conjuntos (más tarde también lo extenderá al uso del color): serie de 18 acuarelas (columpios) de 2013.
Pero además de su admiración por los trabajos de Philip Guston, hay otros creadores, poetas, escritores y pensadores que han influido de alguna manera en su forma de crear, como Matisse, Virginia Woolf, Frank Kafka (no en vano Schneider ilustró una alegoría de Kafka, nota de junio de 1922). Esos referentes le permitirán explorar ámbitos temáticos nuevos, a modo de diálogo creativo que se basan en la narración como forma básica de comunicación y expresión.
La importancia que Schneider da a la narración se aprecia en la serie de dibujos —a carboncillo— dedicada al desalojo de los ‘sin papeles’, refugiados en la Iglesia de Saint-Bernard en París en 1996. Con esas creaciones da un giro a su carrera y empieza a interesarse por las formas visuales de la información. A través de esa serie, compuesta por 18 dibujos directos y realistas, el espectador puede comprobar cómo Schneider se “apodera” de los acontecimientos y responde al lenguaje “desafectado” de los medios a través de la ilustración, el cuento y la sátira. Este aspecto puede verse en otros trabajos como Guerrilla (1995) o la Guerra contra el terrorismo (1995). En la serie La belle et la Bete (La bella y la bestia, 2009), Schneider recupera el color para dar la vuelta a la visión romántica y moral de los cuentos y centrarse en “las angustias y los tormentos del amor”. Otro ejemplo, del empleo abundante del color es el lienzo Grand Pinocchio (Grand Pinocho, 2005).
Las películas
Sus montajes son como un collage, de metrajes muy cortos, donde se visualizan las desuniones entre dibujos, tomas de vistas, sonidos y música. En ellos utiliza dibujos —filmados imagen por imagen— como un medio de volcar los hechos en el imaginario que propone. De ese modo, convierte la pantalla de proyección en un soporte similar a una hoja en blanco sobre la que escribir.
La primera película Sans titre (NON, 1999-2001) trata un material heterogéneo, disonante, grotesco, sobre la base del dibujo de animación (como apertura). En Code Barre (Código de barras, 2000-2001) recurre a la alineación de piernas para sugerir una multitud en marcha. El tumulto del cuerpo, su agitación interna, está presente también en las “contaminaciones” entre el interior y el exterior, entre sus figuras y el espacio que habitan, como sucede en su ilustración con el mismo nombre, realizado con acuarela en 2013. En la película Boda (Matrimonio, 2003), ofrece una visión torturada del matrimonio y la maternidad. Su última película, Comme un chien (Como un perro, 2007), habla de la muerte conjugando la visión cotidiana, la dimensión literaria y el sensacionalismo con el que a veces se aborda esa cuestión en algunos medios de comunicación.
Síntesis biográfica
Catálogo
Con motivo de esta primera exposición de la artista en España, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía coeditará con Éditions L’Arachnéen un libro eminentemente gráfico que incluirá un texto de Jean-François Chevrier
FECHAS: 15 de noviembre de 2016 – 20 de marzo de 2017
LUGAR: Museo Reina Sofía. Edificio Sabatini, 3ª Planta
ORGANIZACIÓN: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
COMISARIO: Manuel Borja-Villel
COORDINACIÓN: Leticia Sastre
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