El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, ha aprovechado la conmemoración del Día en Memoria de las Víctimas del Holocausto para hacer un llamamiento “al respeto de los Derechos Humanos, educar en tolerancia y defender nuestra Humanidad común”.
Así lo ha dicho Marín esta mañana en la inauguración de la Jornada sobre las implicaciones educativas del Holocausto «Combatir la intolerancia y la violencia a través de la educación sobre el Holocausto», que se ha celebrado en Madrid.
Por ello, ha llamado a “promover una escuela dialogante, como base de la convivencia pacífica, que permita un crecimiento individual satisfactorio”, a la vez que ha destacado el papel de Europa “como cuna del pensamiento, de valores e ideales de convivencia y de paz, ejemplo de lucha por la igualdad y la tolerancia, pero también donde los extremismos han conducido a horrores como el Holocausto nazi, los exterminios en los Balcanes y la violencia contra las minorías”.
En este sentido, ha señalado como uno de los proyectos más relevantes del Ministerio el Plan Estratégico de Convivencia Escolar, cuyo borrador aprobó el Consejo de Ministros y se espera que reciba el visto bueno en la próxima Conferencia Sectorial de Educación.
Este plan pretende abordar medidas y protocolos concretos de actuación, trabajar en el campo de la educación inclusiva, la participación de la comunidad, el aprendizaje y la convivencia, la educación en los sentimientos y en la amistad, la socialización preventiva de la violencia de género y la prevención de la violencia desde la infancia.
Como representante del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el secretario de Estado ha subrayado la “intensa labor” que en este campo desarrollan nuestros docentes, “hombres y mujeres que transmiten no sólo conocimientos sino actitudes ante la intolerancia, ante la violencia y ante la diferencia; cultivando la convivencia como fundamento del aprendizaje”.
Por último, Marcial Marín ha hecho suya parte de la Declaración de Estocolmo del año 2000, ante el drama del Holocausto, llamando a “fortalecer el compromiso moral de nuestros pueblos, así como el compromiso político de nuestros gobiernos, a fin de asegurar que las generaciones futuras puedan comprender las causas del Holocausto y reflexionar acerca de sus consecuencias”.