El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha iniciado las obras de restauración del retablo mayor de la parroquia de Santa Leocadia, en Toledo. La intervención, promovida por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), durará cinco meses y contempla una inversión de 68.365 €.
La finalidad de la intervención es la consolidación de los distintos materiales que componen la obra; la eliminación de la suciedad superficial y los repintes que cubren tanto las esculturas como los oros de la parte superior; y la limpieza del barniz oxidado del lienzo para recuperar la calidad de la pintura.
El retablo está formado por un lienzo de gran formato de Eugenio Cajés, firmado en 1606, enmarcado en mármol rosado con un rompimiento de gloria en la parte superior con el Espíritu Santo entre rayos dorados y ángeles.
La tradición toledana sostiene que la iglesia de Santa Leocadia de Toledo en (España) está edificada sobre el solar de la casa donde nació la santa, a la que pertenecería una pequeña habitación subterránea, donde se afirma que hacía oración. Esta cueva corresponde a la cripta situada junto al pilar derecho del presbiterio, y se cubre con una bovedilla de crucería en yeso, que puede fecharse en la primera mitad del siglo XVI. En la torre y en la fachada de la iglesia se conservan, empotrados, algunos fragmentos de relieves de estilo visigótico.
La parroquia aparece citada en documentos desde mediados del siglo XII, con la denominación de «Santa Leocadia de dentro de Toledo», para diferenciarla de otra iglesia, con la misma advocación, «junto al alcázar», edificada en el lugar donde la santa estuvo en prisión, y de la basílica extramuros, «de fuera», actual Cristo de la Vega, donde fue enterrada. Tanto la actual iglesia, como la torre responden, en su partes más antiguas, al mudéjar toledano de fines del siglo XIII, lo que lleva a pensar que existió otra construcción anterior, de la que no han quedado restos. Únicamente, hay referencias para pensar que la disposición primitiva era la de un edificio aislado, separado del convento de Santo Domingo el Antiguo por una calle que fue suprimida, en tiempos de Alfonso X, al ampliar ese convento.