La muestra repasaba el trabajo más reciente de uno de los artistas más prolíficos e influyentes del arte contemporáneo, además de mostrar un tapiz inédito basado en un mapa del siglo XIX de Málaga.
Según el comunicado emitido por la Fundación Princesa de Asturias, “se ha acordado conceder el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017 a William Kentridge, uno de los artistas más completos e innovadores del panorama internacional. De nacionalidad sudafricana, ha expresado en su obra emociones y metáforas relacionadas con la historia y la realidad de su país, que trascienden, sin embargo, estas últimas, y plantean cuestiones esenciales de la condición humana, combinando temas en que predomina la investigación puramente poética y estética con los de contenido sociopolítico.
Se trata, por tanto, de un artista profundamente comprometido con la realidad. Creador meticuloso y profundo, ha utilizado el dibujo, siguiendo la mejor tradición, como principal instrumento de expresión artística, a través no solo de las obras sobre papel, el collage, el grabado y la escultura, sino también del videoarte, las películas animadas, las instalaciones y la escenografía, tanto en teatro como en ópera. En la última década ha recibido el reconocimiento de grandes museos como el Louvre y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, con exposiciones celebradas en ellos sobre el conjunto de su obra, que representa la contribución más destacada del continente africano a la creación artística contemporánea con proyección mundial”.
Para el director del CAC Málaga, Fernando Francés: “William Kentridge no es uno de los artistas más interesantes de la escena internacional contemporánea, sino uno de los más importantes del mundo del arte de los últimos siglos y sin duda el artista judío más notable del siglo XX. Es el primero de una lista que supo reunir e interpretar los contextos históricos, políticos, sociales y artísticos a través de su obra.
La influencia de sus dibujos, la huella que permanece en ellos, la interpretación que hace de su personajes…, todo tiene una doble lectura dentro del contexto histórico-político que Kentridge ha vivido. Su forma de retratar el apartheid le convierte en un artista único a la hora de reivindicar los derechos humanos, tanto que puede pensarse que es casi una obligación para él: defiende con sus obras de arte las injusticias que la huella del colonialismo ha dejado en su país”.
El trabajo de Kentridge (1955, Johannesburgo, Sudáfrica) se ha expuesto en museos y galerías de todo el mundo desde la década de los noventa, destacando su participación de la Documenta de Kassel, en Alemania (en 1997 y 2003), las exposiciones en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (en 1998 y 2001), en el Museo Albertina de Viena (2010) y el Jeu de Paume de París (2010). Además en 2016 fundó en Johannesburgo el centro Less Good Idea, un espacio destinado a la creación artística de proyectos multidisciplinares.
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