A lo largo de los siglos han sido muchos los libros “malditos” en castellano que no pudieron publicarse en España. Luis de Usoz y Río, erudito del siglo XIX, fue dueño de una de las bibliotecas más importantes de ejemplares prohibidos, traídos de forma clandestina desde todos los rincones de Europa, con el objetivo de preservar, y en algunos casos exhumar, las obras más denostadas de la literatura hispana, así como los principales escritos de la primera y segunda Reforma.
La Biblioteca Nacional de España mostrará a partir de mañana en la exposición La librería secreta de Luis de Usoz (1805-1865), que se podrá ver hasta el 10 de septiembre, sesenta piezas donadas a la BNE por la viuda de Usoz, María Sandalia del Acebal y Arratia, en 1873, siguiendo los deseos del erudito. Dicha colección sigue constituyendo, en la actualidad, el primer fondo bibliográfico para el estudio de las disidencias religiosas en España
Se podrán contemplar, entre otras, Cartas de María Sandalia a Juan Eugenio Hartzenbusch donando la colección Usoz, Carta de Benjamín B.Wiffen a Luis Usoz, Imagen del Antecristo i carta a don Felipe II/Bernardino Ochino (1849), La cautividad babilónica de la Iglesia (1520), De trinitatis erroribus libri septem/per Michaelem Serueto (1531), El Catolicismo neto. Primer periódico protestante español (1849), Artes de la Inquisizión española/Raimundo González de Montes, Biblia ladina de Ferrara (1553), Primer índice de Libros Prohibidos (1559)/Fernando de Valdés, Obras de burlas provocantes a risa, Gramática hebrea de Alfonso de Zamora (1526), Ptolomeo editado por Servet, Biblia políglota conocida como el Salterio de Giustiniani 1516, Gaspar de Quíroga. Índice de libros expurgados de 1583, Sentencia a morir quemado a Centelles y 8 cartas de Segismundo Arquer, Los caprichos de Goya. Estampa 23, Intolerancia religios (artículo publicado en El Español en 1812), Nuevo Testamento en griego con traducción latina de Erasmo de 1519, y
Poemas del esclavo cubano Juan Francisco Manzano.
Usoz se impuso un autoaislamiento por su condición de coleccionista, importador clandestino de libros prohibidos y editor de los mismos, por su estrecha relación con heterodoxos como George Borrow o los cuáqueros ingleses B. B. Wiffen y George W. Alexander (con los que compartía ideas perseguidas en España, como la abolición de la esclavitud en las Antillas españolas) y por sus múltiples estratagemas para poder financiar los cuantiosos gastos que generó la formación de la RAE (Colección de Reformistas Antiguos Españoles). Motivos todos que contribuyeron a dibujar una imagen de Luis de Usoz extraña y enigmática, y a la que, probablemente, se debe la frecuente omisión de su nombre en la historiografía ochocentista española.