De Ricardo Becerro de Bengoa (1845-1902), destacan obras como El libro de Palencia (1874), El Libro de Álava (1877), Beti bat eta Aurrera (1881), De Palencia a La Coruña (1883), De Palencia a Oviedo y Gijón, Langreso, Trubia y Caldas (1884) y Descripciones de Álava (1918). Sobre Educación se destaca La enseñanza en el siglo XX (1899); de Agricultura, La crisis económica y el movimiento proteccionista de la crisis agrícola (1888); acerca de la Minería, Una Escuela Práctica de Minería. Barruelo de Santullán; sobre tecnología La electricidad moderna (1881) y Tendencia de la Química moderna (1894); de carácter histórico, El General Álava: homenaje tributado a su preclara memoria (1884), y literario, Los viciosos, Hojas caídas y La sima de Urizarra (1873). Además, escribió artículos de Prensa, contenido histórico, científico y literario.
Con solo veintitrés años fundó el periódico satírico El Mentirón, y, posteriormente, hizo lo propio con Aquello, El Eco de Palencia, Ateneo, El Diario Palentino, Revista Castellana y El Trabajo. Dirigió en 1890 La Naturaleza y fue un colaborador activo en numerosos periódicos y revistas, de los que cabe destacar El Porvenir Alavés, Irurac bat, La paz, El Solfeo y La Ilustración Española y Americana, La España Moderna, El Imparcial, Los niños y El Día, entre otras.
La obra de Concepción Gimeno de Flaquer (1850-1919) se caracteriza por su labor periodística y su compromiso vital en defensa de la mujer, presente en todos sus escritos. Como viajera, contribuyó a dar a conocer otros pueblos y sus costumbres, además de establecer vínculos entre América y España. Desde una postura feminista moderada defendió el intelecto de la mujer, su educación e igualdad. Evolucionó de acuerdo con el pensamiento feminista de su época y luchó por las escuelas mixtas, salario igualitario, derecho al voto y reformas de códigos y leyes. En su producción literaria figuran “A los impugnadores del bello sexo”, incluido en El Trovador del Ebro (1869), artículos en Argos y su labor de editora en La Mujer.
También destacó su labor como fundadora y directora del periódico La Ilustración de la Mujer (1872). Sus novelas destacadas son Victoria o heroísmo del corazón (1873), La mujer juzgada por una mujer (1882), o La mujer intelectual (1901), obra compuesta por ensayos, donde muestra perfiles de mujeres relevantes por su desarrollo de cualidades intelectuales en lo profesional, pero también en lo cultural o artístico. Además, dirigió el periódico El Álbum de la Mujer (1883-1890) en México, y al volver a España cambió el título por El Álbum Ibero-Americano (1890-1909).
Emilia Pardo Bazán (1851-1921) es considerada una de las mejores escritoras de la historia de la Literatura española y fue la precursora del naturalismo en España. Entre sus obras más destacadas, figuran Estudio crítico de las obras del Padre Feijoo (1876), el poema Oda a Feijoo, su primera novela realista Pascual López: autobiografía de un estudiante de Medicina (1879), su primer libro de poemas, Jaime, La cuestión palpitante (1883), con un prólogo de Leopoldo Alas “Clarín”, La Tribuna (1883), su obra naturalista más relevante, Los pazos de Ulloa (1886), La madre naturaleza (1887), una revista mensual, Nuevo Teatro Crítico (1891) y Memorias de un solterón (1896).
Asimismo, escribió numerosos ensayos y otras publicaciones, dictó conferencias en defensa de los derechos femeninos y creó la Biblioteca de la Mujer (1892).
Mercedes de Velilla y Rodríguez (1852-1918), poetisa sevillana que publicó en su mayoría en periódicos destacados de Madrid y Sevilla. Entre sus poemas, están La moda elegante (1875), Blanco y Negro (1893), La Iberia (1902), Revista de Andalucía (1873), La lira española (1874) y Nuevo Mundo (1900-1914). Su obra se caracteriza por el tono nostálgico.
Manuel Iraider y Bulfy (1854- 1911) se distinguió como aventurero, explorador y conquistador. Fue capaz de reflejar en su narrativa sus peripecias de sus expediciones africanistas y extranjeras, con la ayuda de las junta de La Sociedad viajera (1870), que, posteriormente, cambiaría el nombre por La Exploradora (1872), y la Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas (1876). Publicó sus experiencias en África: fragmentos de un diario de viajes de exploración en la zona de Corisco; África: viajes y trabajos de la Asociación Euskara La Exploradora: reconocimiento de la zona ecuatorial de África (1884).
Agustín Coy Cotonat (1859-1920) fue autor de varias obras de carácter histórico y diversas monografías locales, entre las que figuran Sort y Comarca Noguera-Pallaresa (1906), Vilafranca del Penadés : su historia y monumentos (1909), El vino en Cataluña : noticias históricas y disposiciones referentes al vino en la época antigua : importancia de la producción vinícola en Cataluña y el Panadés, particularmente en Villafranca (1911), El teniente general Don Juan Senén de Contreras y de Torres : heróico defensor de la ciudad de Tarragona durante su memorable sitio de 1811 (1912), Historia de la ínclita y soberana Orden Militar de San Juan de Jerusalén o de Malta (1913) y Agustina Saragossa Domenech : heroína de los sitios de Zaragoza (1914).
En el caso de Antonio Cánovas del Castillo y Vallejo (1862-1933), sobresalen sus obras Javier Malo (1884), El Mosén (1887), Mocedades (1890), Poesías (1890), ¡Ay, Joaquín! ¡Cuánto te quiero! (1892), La condesa está durmiendo (1895) y Pobres niños ricos (1918). Fue, además, director de La Correspondencia de España Ilustrada y colaborador asiduo de El Estandarte, La Libertad, El Nacional, La Monarquía, La Política, Hojas Selectas, La Ilustración Católica, Pluma y Lápiz y Ateneo. Como periodista formó parte de la Asociación de la Prensa de Madrid.
Finalmente, Silvio Kossti (1866-1928), cuyo auténtico nombre era Manuel Bescós Almudévar, fue un original representante del renacimiento literario aragonés. Escribió artículos periodísticos en la prensa local (El Iconoclasta, semanario radical y anticaciquista, El Pueblo, La Voz de la Provincia, El Diario de Huesca, El Porvenir, El Ribagorzano) y en la de Zaragoza (El Heraldo de Aragón, La Voz de Aragón) y Madrid (El Liberal y El Imparcial) (1899-1928).
Su obra más conocida y valiosa es Las tardes del sanatorio (1909). También escribió relatos como Los espirituados de Santa Orosia en la antología, Cuentistas aragoneses en prosa (1910), crónicas como La Gran Guerra, contribución al glosario nacional (1917) y poesías y textos breves Los Epígramas (1920).
El portal, que se presentó el pasado mes de marzo, se inició con 42 autores, con una colección dedicada a los fallecidos en el año 1936. Entre ellos, aparecen Federico García Lorca, Ramón del Valle-Inclán, Ramiro de Maeztu, Pedro Muñoz Seca y Miguel de Unamuno.
Es un punto de acceso a la obra de algunos de los autores cuya producción se encuentra digitalizada y accesible en la Biblioteca Digital Hispánica. En este espacio se encuentran semblanzas de estos autores, realizadas por el Servicio de Información Bibliográfica de la BNE, en las que se destacan los aspectos más relevantes de su vida y obra.
Según se vayan incorporando nuevos nombres, se irán creando diferentes temáticas, como por ejemplo una dedicada a los autores del Siglo de Oro y otra a mujeres escritoras, entre las que ya se encuentran accesibles María Domínguez, Carmen de Burgos o Rosario de Acuña y Villlanueva.
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