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Ponerse enfermo durante las vacaciones, la peor de las pesadillas

Se acercan las vacaciones, el momento de poder disfrutar de un merecido descanso alejado de la vida real. Es muy probable que durante meses llevemos buscando el destino ideal, comparando precios y buscando la mejor oferta, ya estamos contando los días que faltan para, por fin, poder irnos de viaje y lo peor que podría pasar después de tanta espera sería ponerse enfermo durante nuestras vacaciones.

Sin duda es peor que el hecho de que el hotel no sea el esperado, que la comida sea de baja calidad o incluso que haga mal tiempo. No poder salir de la habitación por estar enfermo mientras el resto disfrutan del sol, de la playa o de las excursiones es la peor de las pesadillas del verano.

Para que no nos ocurra algo parecido, el potente buscador de vuelos y hoteles www.jetcost.es ha recopilado una serie de consejos para evitar ponernos malos durante nuestras vacaciones y poder disfrutar al máximo:

1. Asegurarse de que uno tiene todas las vacunas correspondientes.

Antes de viajar fuera de España merece la pena hablar con el médico de cabecera e informarle del destino al que vamos, la duración del viaje y el tipo de actividades que se van a realizar, ya que de esta manera nos podrá aconsejar sobre qué tipo de vacunas o medicinas deberemos tomar.

Las vacunas recomendadas antes de viajar más comunes son: tétanos/difteria, dengue, fiebre tifoidea, hepatitis B, hepatitis A y gripe, pero también hay que tener en cuenta que algunos países como Camboya e India exigen estar vacunados de la fiebre amarilla o de la polio.

El Ministerio de Sanidad tiene una página a disposición de todos los ciudadanos para que se informen de las vacunas obligatorias y recomendadas de cada país (<<http://www.msc.es/profesionales/saludPaises.do>>). Jetcost recomienda acudir al centro de salud para vacunarse, al menos un mes antes de visitar los países de mayor riesgo.

2. Protegerse de los mosquitos.

Las picaduras de mosquitos no sólo son molestas e incómodas, según el país donde estemos también pueden acarrear graves enfermedades como la fiebre amarilla o el dengue, por lo que lo mejor es prevenir. Hay muchas maneras de protegerse de los mosquitos, como usar repelentes cutáneos, los más efectivos son DEET y Picaridina, hay que tener en cuenta que sólo se deben de aplicar sobre la piel, evitando los ojos y aquellas zonas en las que haya heridas o mucosas.

Además de estos repelentes sintéticos existen otros naturales como el aceite de soja, que ha demostrado proteger durante más de hora y media tras su aplicación o el aceite de eucalipto-limón cuya duración es de dos horas. También existen repelentes para la ropa, como la Permetrina, pero ojo, ya que a diferencia del DEET, es bastante tóxico, por lo que debe aplicarse solo sobre la ropa, mosquiteras u otros objetos, nunca directamente sobre la piel. Un dato importante es que, cuando se va a estar expuesto al sol, primero hay que aplicarse el protector solar y más o menos a la media hora, el repelente.

Como añadido a los repelentes, las mosquiteras son de gran utilidad, ya sea en el interior del hotel o en una tienda de campaña. Para que eviten el paso de los mosquitos el grosor de las mismas debe ser de 1,2 mm. También los ventiladores son de gran ayuda, ya que el sudor y la emisión de CO2 atraen a los mosquitos y con un ventilador podemos evitar ambos, hasta cierto punto.

3. Protegerse del sol.

Piel roja y sensible al tacto, ampollas o reacciones severas como fiebre, escalofríos, náuseas o erupción cutánea e incluso, un golpe de calor, todo esto puede producir el sol si nos descuidamos y no nos protegemos adecuadamente. Desde luego, estropearnos, mínimo, un par de días de vacaciones e incluso, con el paso del tiempo, puede provocar el envejecimiento prematuro de la piel o, dependiendo de la gravedad, causar distintas lesiones como manchas, alergias o incluso cáncer.

Ponerse a la sombra, utilizar gafas de sol, prendas de vestir adecuadas, sombreros y gorras son la mejor protección. Además, es necesario aplicarse una crema con un filtro solar adecuado en las partes del cuerpo que queden al descubierto, como el rostro, las piernas y los brazos y manos. Pero también hay que tener un poco de sentido común y evitar la exposición solar en las horas centrales del día o durante muchas horas seguidas si lo que queremos es tener un buen bronceado y no una buena quemadura que nos amargue las vacaciones.

4. Evitar vajillas y cubiertos sucios.
Si estamos en un restaurante y vemos un plato, cubiertos, copas o vasos sucios, nunca hay que dudar ni tener miedo a pedir otros limpios, es mejor prevenir que lamentar.

Del mismo modo, si estamos en un apartamento no conviene dejar la vajilla en el fregadero sin limpiar durante mucho tiempo y sobre todo cambiar o limpiar frecuentemente la esponja o el estropajo con el que lavamos los platos.

Esta es una de las mayores fuentes de bacterias de toda la casa, algunas como la e Escherichia coli, la Staphylococcus aureus o la Salmonella pueden sobrevivir en las esponjas durante horas e incluso días después del primer contacto, un truco sencillo para desinfectarla es aclararla con agua limpia y ponerla a calentar durante dos minutos en el microondas a máxima temperatura, de esta forma se acaba con el 99,9% de las bacterias según un estudio del Servicio de Investigaciones Agrícolas estadounidense.

5. Hidratarse correctamente y vigilar el agua que bebemos

La norma dice que necesitamos beber entre dos y tres litros de agua por día, pero cuando se está relajado tomando el sol en la playa o realizando excursiones de varias horas puede ser fácil olvidar mantenerse hidratado, y es que, en verano, con el aumento de la temperatura, perdemos mayor cantidad de líquidos corporales y es necesario reponerlos con mayor frecuencia.

Lo mejor es combinar siempre agua y bebidas isotónicas que reponen los minerales perdidos por el sudor. También es bueno tomar zumos, caldos, batidos, refrescos, infusiones o café, además de una adecuada nutrición con frutas y verduras variadas que complementa nuestra hidratación. Hay que recordar que hay que evitar la ingesta en exceso de bebidas con contenido alcohólico porque el alcohol tiene un efecto deshidratante.

Si están correctamente hidratados, los órganos de nuestro cuerpo como el riñón, el hígado, el corazón o el estómago funcionan mejor, se orina frecuentemente, lo que favorece la eliminación de toxinas y reducen las posibilidades de sufrir infecciones urinarias y de que se formen piedras en el riñón. Además, previene el estreñimiento, la sangre se encuentra más diluida, y los nutrientes se distribuyen mejor por el organismo y la piel mejora su aspecto.

Por otro lado, si tenemos dudas de si en el país o en la ciudad en la que estamos es recomendable beber el agua del grifo mucho mejor es tomar agua mineral embotellada y lavar con esta agua frutas y verduras, ya que el agua contaminada puede producir diarrea, disentería, cólera, paludismo y muchas otras enfermedades. Atención a los hielos que tienen el mismo problema.

6. Ser consciente de lo que uno come y no cambiar drásticamente la dieta

Si no somos cuidadosos con lo que comemos podemos acabar con una intoxicación alimentaria o gastroenteritis con vómitos, diarrea, dolor abdominal y fiebre que nos confine a las cuatro paredes de nuestro apartamento o habitación, mientras que nuestros compañeros de viaje están disfrutando.

Por ello siempre es conveniente limpiar bien los utensilios que vamos a utilizar, adquirir alimentos de buena calidad, utilizar siempre una bolsa térmica o una nevera para mantener la temperatura de los alimentos, una vez descongelada la comida debe consumirse antes de dos días y jamás volver a congelar un producto que ya haya sido descongelado.

Los productos lácteos como yogures, cremas, leche y la mayonesa deben sacarse de la nevera sólo cuando se vayan a consumir, las carnes y pescados tienen que cocinarse bien y evitar tomarlos crudos y las frutas y verduras deben de lavarse bien, a ser posible con unas gotitas de cloro. Cuando vayamos a comer fuera conviene elegir adecuadamente el restaurante, evitar comidas que puedan entrañar riesgos y pasar de las comidas callejeras cocinadas sin ningún tipo de control sanitario.

Por último, no conviene cambiar drásticamente nuestra dieta y abusar de comidas que normalmente no tomamos, ya que esto también puede alterar nuestro estómago acostumbrado a un tipo de alimentos y darnos problemas.

Sobre Jetcost:

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Logopress - Editor

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