Se ha hallado un ajuar de bronce para la celebración de un banquete, con un caldero, jarros, una parrilla, pinchos para la carne, un quemaperfumes y coladores
El santuario tartésico del Turuñuelo de Guareña, en Badajoz, del siglo V a.C., una joya arqueológica por sus novedosas técnicas arquitectónicas y por su estado de conservación, sigue revelando secretos que muestran su pasado esplendor.
Un equipo de investigadores del Instituto de Arqueología-Mérida, centro mixto del CSIC y la Junta de Extremadura, ha hallado junto a la escalinata del templo los restos de 16 caballos, dos toros y un cerdo, que fueron sacrificados en un costoso ritual de clausura antes de la destrucción final del santuario.
El Turuñuelo se ha convertido en un modelo para estudiar la cultura tartésica del interior, y aporta información muy valiosa sobre su organización social, sus mecanismos comerciales y sus rituales.
Además de los numerosos animales sacrificados (19 hasta el momento, pues no se ha terminado de excavar este espacio) han aparecido ánforas y cestos con cereales y otros elementos de gran valor, lo que da una idea de la importancia de ese sacrificio final, previo a la destrucción del monumento y su posterior amortización”.
Celestino destaca que “quizá lo más llamativo sea la existencia de un ajuar completo para la celebración de un banquete de comensalidad en la habitación sur. Se trata de un conjunto de muy buena calidad entre los que destaca un enorme caldero, dos jarros, una parrilla, varios pinchos para la carne, un quemaperfumes, coladores…
El propio ritual final contribuyó a la buena conservación del templo. “El santuario fue incendiado una vez realizados los rituales de clausura (sacrificio de animales y banquete final).
El propio incendio solidificó las paredes de adobe, mientras que el rápido echado de tierra para sepultar el edificio propició la conservación de los materiales metálicos. Además, la potente anchura de los muros de adobe, de hasta tres metros en algunos sitios, ha contribuido a su excelente estado de conservación.”
El investigador indica que tan sólo se lleva excavado un 10% de la superficie total del túmulo. “Sin embargo, teniendo en cuenta que se conservan las dos plantas del edificio, debemos rebajar sensiblemente esta cifra. Por el momento trabajamos con la Diputación Provincial de Badajoz que hace una aportación que nos permite trabajar un par de meses al año, pero eso significa seis o siete meses de análisis y estudio antes de abordar una nueva campaña. A este ritmo, es posible que podamos ver todo el edificio exento en una década aproximadamente.”
El santuario destaca por sus novedosas técnicas constructivas. “Lo más sorprendente es la utilización de un mortero de cal, arena y arcilla para confeccionar los sillares cuadrangulares con los que construyeron buena parte de la escalinata que da acceso al monumento; con ese mismo mortero realizaron también la «bañera». La utilización de esta técnica constructiva ha sorprendido por cuanto era desconocida en la península hasta la llegada de los romanos”, explica el investigador.
La cultura tartésica
El Turuñuelo se ha convertido en el mejor exponente para entender los últimos años de la cultura tartésica. Aunque aún es pronto para saber qué papel jugaba el santuario dentro de la cultura tartésica, es probable que hubiese sido un lugar de peregrinación, puesto que “los santuarios en la antigüedad tenían como función principal el intercambio comercial, pero también era el lugar donde se celebraban rituales de cohesión social a través de la veneración a los dioses”, indica Celestino.
“A mediados del siglo VI a.C. el núcleo de Tarteso, ubicado en Huelva y la desembocadura del Guadalquivir, sufrió una fuerte crisis que logró minar su emergente cultura. Buena parte de la población se trasladó al valle del Guadiana, en el interior, donde volvió a resurgir con fuerza y con una renovada personalidad”, añade. La cultura tartésica mantenía contactos comerciales con otras culturas del mediterráneo, “a través de los intermediarios griegos y púnicos asentados en colonias del levante peninsular. Ello explica la presencia de objetos de origen egipcio, etrusco, griego, etcétera”, concluye Celestino. Abel Grau / CSIC
Imágenes: Restos de caballos hallados en el santuario tartésico del Turuñuelo (Badajoz)./ Bañera/ Escalinata y restos de animales/ excavaciones campo/ reconstrucción del santuario/ Fotos: IAM-CSIC
"Árboles" es un exquisito libro que, a modo de arboreto de papel, nos presenta una…
El Museo Nacional del Prado ha recibido en depósito dos lienzos cuatrocentistas dedicados a la…
Dos libros de bolsillo sobre Wassily Kandinsky "Los años de Múnich" y "Forma, composición y…
El artista Pedro Torres, nacido en Brasil (Gloria de Dourados, Mato Grosso, 1982) y afincado…
Feriarte 2024 vuelve a consolidarte como el encuentro de referencia para los amantes del arte…
Bajo el título Make America Weird Again, el autor de cómics, Daniel Clowes, dialogará en…