Recoge alrededor de cien obras entre vídeos, fotografías, libros de artista, fotocollage y obras en tres dimensiones centradas en dos propuestas que han atravesado toda su carrera: la geografía física y la geografía humana. A través de estas dos líneas y, sobre todo, a través de los mapas, elemento protagonista de su obra, reflexiona sobre las políticas coloniales, los estereotipos culturales, las exclusiones, los discursos impuestos por la hegemonía y, especialmente, los modos de cuestionarlos desde unas obras que en su acabado resultan frágiles y delicadas, lo que convierte a sus objetos políticos en objetos poéticos.
Pese a la radicalidad de la obra de Geiger, pese a ser una de las primeras artistas que usó el vídeo en Brasil como forma de expresión en el arte, pese a la delicadeza y belleza de sus obras y al interés de sus aportaciones al arte brasileño, la alta calidad de su trabajo no se corresponde con su proyección. Si bien en los últimos años éste se ha puesto en valor por críticos, galerías e instituciones como el MOMA de Nueva York o el Museo Reina Sofía de Madrid, su obra no ha tenido la visibilidad de la que han gozado los artistas masculinos de su generación. Esta muestra se corresponde con una de las líneas expositivas de La Casa Encendida dedicada a recuperar a artistas del siglo XX que han tenido repercusión en la configuración de lo contemporáneo y que son referencias clave para los artistas actuales.
Así arranca el texto comisarial de Estrella de Diego sobre la exposición de Anna Bella Geiger Geografía Física y Humana que podrá verse en La Casa Encendida de Fundación Montemadrid del 27 de septiembre al 7 de enero.
Trayectoria
La trayectoria de Geiger es fructífera desde los orígenes, abandonando muy pronto sus comienzos abstractos de los años 50 para entrar de lleno, especialmente tras su viaje a Nueva York en la década de 1970, en el desarrollo de su etapa conceptual.
Tras finalizar sus estudios de literatura inglesa en la Univesidad de Brasil, en 1956, se casa con el geógrafo Pedro Geiger. Incluso aquellos años iniciales dedicados a la pintura abstracta, en los que ya participa en la Primera Exposición de Arte Abstracto de Petrópolis, estaba influenciada por la enseñanza de Fayga Ostrower, la maestra polaca de origen judío con quien Geiger aprendió el grabado. Esta técnica la llevó también a aprender la libertad de crear sin la presión de la obra única. El concepto mismo de la repetición y las series asociado al grabado constituyen, poco a poco, unas fascinantes estrategias contra del discurso de autoridad, a menudo camufladas, a las cuales acude Geiger con frecuencia.
La artista recurre a nuevas fórmulas narrativas, sobre todo aquellas que buscan revertir las maneras de contar el mundo desde una posición masculina. Adopta, pues, una identidad y narración quebradas, repletas de repeticiones y falsas repeticiones de esas que tanto gustaron a Duchamp, uno de sus artistas preferidos.
La década de los 70 representa, así, el desarrollo básico de dos de sus grandes temas: la geografía física y la geografía humana pasan a ser las excusas para reflexionar sobre cuestiones relacionadas con las políticas coloniales, los estereotipos culturales, las exclusiones, los discursos impuestos por la hegemonía y, especialmente, los modos de cuestionarlos desde unas formas delicadas y poéticas.
En la muestra se pone en evidencia la sutileza de la obra de esta artista, su compromiso político, su peculiar subversión de las cronologías. En suma, presenta una geografía física y humana donde el mundo debe volver a escribirse, a narrarse, desde una mirada diferente.
Hoy, tras el esfuerzo de galeristas e instituciones, la obra de Anna Bella Geiger está presente en los mejores museos y colecciones internacionales, tales como el MOMA de Nueva York, el Centro Georges Pompidou de París, La Getty Collection de los Angeles, Victoria & Albert Museum y la Tate Gallery de Londres, o, en España, en el Museo Reina Sofía de Madrid, el MACBA de Barcelona y el CGAC de Santiago de Compostela.
Los mapas
Según la comisaria Estrella de Diego, “dibujar un mapa es trazar los esquemas del poder». Anna Bella Geiger dibuja mapas, territorio históricamente asignado a los hombres, en tanto concepción espacial para revisar el concepto político de dicho espacio. Con este planteamiento aspira a que las mujeres recuperen ese territorio que les ha sido negado y se pregunta cuántos mapas hay que subvertir para dar la vuelta a la narración y empezar a contar de nuevo. Para Anna Bella Geiger, “los mapas son la representación del mundo, con todas las implicaciones de control y dominio que el propio término representación, conlleva”. El mapa se convierte, como en el caso del uruguayo Torres García, en un territorio de subversión.
Es interesante señalar el origen judío-polaco de la familia de Anna Bella Geiger. Es, por tanto, una familia con otras costumbres, otra cultura, otros relatos que recordar. Por eso, quizá, Geiger ve el mundo a la vez desde dentro y desde fuera, como nativa y como extranjera, tal y como muestra la mítica obra “Brasil nativo/Brasil extranjero”: unas postales -recurso a menudo usado por Geiger junto con la fotografía- que representan lo típico de Brasil y que son remedadas por ella y sus amigos extranjeros y convertidas en unas fotos que reproducen las mismas 4 poses, confrontando lo de dentro y lo de fuera. Es este un trabajo que, como sucede en toda su obra, muestra una delicadez, inteligencia, radicalidad camuflada e introspección fascinante.
Estrella de Diego, comisaria
Estrella de Diego (Madrid, 1958) que, entre otras colaboraciones, comisarió la exposición “Warhol sobre Warhol” en La Casa Encendida, vuelve a colaborar con la institución en una muestra que refleja su interés histórico por recuperar el lugar de las mujeres en la historia del arte.
Es escritora, profesora universitaria de arte e investigadora española, profesora de Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense de Madrid y ha ocupado la cátedra King Juan Carlos I of Spain of Spanish Culture and Civilization en la Universidad de Nueva York (1998-99). Su investigación se centra en la teoría del género, los estudios poscoloniales y los orígenes de la Modernidad. Es autora, entre otras, de las siguientes obras: «La mujer y la pintura en la España del siglo XIX», «El andrógino sexuado. Eternos ideales, nuevas estrategias de género», «Tristísimo Warhol» y el libro de ficción «El filósofo y otros relatos sin personajes». En abril de 2011, el Consejo de Ministros de España le otorgó la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y, en noviembre de 2016, fue nombrada miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
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