El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, a través del Instituto del Patrimonio Cultural de España, ha inaugurado en la Sala Cuarto Espacio de Zaragoza, la exposición ‘Aragón: alma y paisaje. Otto Wunderlich (1918-1930)’. La muestra, realizada en colaboración con la Diputación Provincial de Zaragoza y la Institución Fernando el Católico, coincide con la celebración de las II Jornadas sobre Investigación e Historia de la Fotografía. Estará abierta al público, con entrada gratuita, hasta el 26 de noviembre.
Los visitantes podrán contemplar 92 imágenes de las más de doscientas que llegó a realizar el fotógrafo alemán en sus diversos viajes por tierras aragonesas, la primera de ellas en 1918. Todas las fotografías proceden del Archivo Wunderlich, gestionado por la Fototeca del Patrimonio Histórico del Instituto de Patrimonio Cultural de España (IPCE), e integrado por más de 45.000 negativos y positivos.
Al objeto de acercar a los ciudadanos el contenido de la exposición, el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte ha organizado un programa de visitas guiadas, de carácter gratuito, para cuya participación únicamente se requiere la inscripción previa a través de la página web www.aragonalmaypaisaje.es. Dicho programa propone sesiones de mañana y tarde, habilitando más de 3.000 plazas.
‘Aragón: alma y paisaje’ refleja especialmente la sensibilidad que Wunderlich demostró en los géneros del retrato a pie de calle y de la fotografía de montaña, en los cuales consiguió verdaderas obras maestras.
Fueron al menos cuatro las ocasiones en que el fotógrafo viajó a tierras aragonesas. La primera, en 1918, le llevó a las localidades de Tarazona y Vera de Moncayo; visitó el Monasterio de Veruela y captó bellas imágenes del claustro gótico. Un año después, en 1919, fotografió lugares pertenecientes a las tres provincias: Teruel, Daroca, Calatayud y los Pirineos que recorrió junto con miembros de la Sociedad Alpinista Peñalara.
En 1924 Wunderlich recaló en Zaragoza, donde tomó fotografías de la basílica del Pilar, la Seo, la Lonja y el casco antiguo de la ciudad. Por último, en 1930, recorrió ciudades y enclaves de las provincias de Zaragoza y Teruel: Albarracín, Pozuel, Teruel, Calatayud, Daroca, Alhama, Nuévalos y el Monasterio de Piedra. En este último paraje, que en aquella época ya constituía un hito turístico, realizó un conjunto de fotografías, tanto del monasterio como de su entorno natural, que no dejan de recordar, por algunos de sus encuadres y puntos de vista, las fotos que allí mismo había tomado J. Laurent varias décadas antes.
Otto Wunderlich
Según la documentación que conserva el Archivo del IPCE y de diversas investigaciones, se sabe que Otto Wunderlich nació en 1887 en Stuttgart, estudió Bachillerato y Lenguas e inició su vida profesional en el campo de los negocios y la explotación de minerales.
En su juventud viajó a Inglaterra, donde practicó la fotografía como aficionado, logrando ya en esas imágenes una notable calidad artística. El archivo contiene una correspondencia escrita en inglés y enviada a España en los años veinte por algunas de las amistades de Wunderlich en aquel país, que apenas aporta referencia alguna sobre la actividad fotográfica que éste pudo mantener allí; en todo caso, parece indicar que Wunderlich envió a Londres en 1921 un número de fotos realizadas en España, probablemente con el deseo de que fueran incluidas en una exposición, publicación o certamen.
Igualmente viajó a París, y llegó a España en 1913 para ingresar en la empresa “El Guindo”, dedicada al negocio de minerales.
Otto Wunderlich fue testigo de los acontecimientos que supusieron la modernización de la España de 1900, en ámbitos como la implantación de la industria hidroeléctrica. Como fotógrafo, conoció de un modo muy directo la vida española, tanto la urbana como la rural. En el conjunto de su obra supo atrapar, con una mirada amplia, esa tensión entre lo moderno y lo antiguo, entre la apertura a nuevas formas de economía, comercio y cultura del ocio (turismo, hostelería, actividades deportivas) y la pervivencia de todo un mundo histórico y tradicional que se hacía visible en los viejos oficios, la vida del campo y el patrimonio cultural.
Una parte sustancial de su legado fotográfico refleja ciudades, pueblos, monumentos y paisajes de las diversas regiones españolas, magníficamente captados por la cámara de este alemán cuyo perfil, obra y trayectoria pueden encuadrarse en la ingente actividad que desarrolló toda una estirpe de fotógrafos que recorrieron España desde mediados del siglo XIX; ya fueran extranjeros como Charles Clifford, Jean Laurent, Kurt Hielscher, Max Junghändel y Ruth Matilda Anderson, o españoles como Diego Quiroga y Losada, marqués de Santa María del Villar o José María Álvarez de Toledo, conde de la Ventosa.
La exposición estará abierta al público, con entrada gratuita, hasta el 26 de noviembre