El próximo domingo 3 de diciembre finaliza la exposición que, con motivo del estreno en España de la última película de Kenneth Branagh ‘Asesinato en el Orient Express’, fue inaugurada el pasado 14 de noviembre y que cuenta con piezas de vestuario y accesorios ambientados en la época en la que Agatha Christie, la Dama del Crimen, escribió una de sus más famosas novelas.

Las piezas de vestuario van desde vestidos de noche y de paseo, trajes de caballero con alzacuellos pasando por accesorios y complementos de los años treinta, todo ello acompañado de los bocetos originales de la película y rodeado de un entorno único, ya que el museo conserva dos coches-restaurante fabricados en 1926 y 1930 pertenecientes la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL) como el famoso convoy de la novela de Agatha Christie.

La muestra se completa con diferentes piezas originales del ajuar de mesa y de cocina, pertenecientes a la colección del museo, encargadas por la compañía Wagons-Lits a diferentes marcas europeas de prestigio en la primera mitad del siglo XX.

Dos coches-restaurante de lujo

El coche restaurante R12-12954 que actualmente se expone en el museo fue fabricado en 1926 en Inglaterra. Los vehículos de esta serie eran coches-salón Pullman construidos para circular en los trenes de lujo diurnos de la Compagnie Internationale des Wagons-Lits (CIWL) en las líneas Calais-Vichy, Milán-Cannes y Milán-Venecia. La crisis económica de 1929 supuso el fracaso de estos trenes de lujo y, a partir de 1937, comenzó su transformación en coches-restaurante.

En 1988 Renfe compró a la Compañía Internacional de Wagons-Lits (CIWL) cinco coches-restaurante fabricados entre 1926 y 1930, uno de los cuales era el R12-12594, con el propósito de modernizarlos y formar con ellos una composición de época para realizar trenes chárter de lujo. La transformación se llevó a cabo en 1991 en los talleres de la CIWL en Irún y se mantuvo la estética de los años veinte pero con nuevas comodidades. En la reconstrucción del interior se aprovecharon las maderas nobles existentes, conservando su decoración y aspecto original. En 1999 Renfe cedió los cinco coches-restaurante al Museo del Ferrocarril de Madrid que, desde entonces, los gestiona y comercializa para realizar servicios especiales o rodajes.

En cuanto al segundo vehículo, el coche-restaurante WR-3569, comenzó a prestar servicio en 1930 y era el último de una serie de ocho coches construidos totalmente en España por la Sociedad Española de Construcción Naval. De construcción metálica, su distribución interior consistía en dos salones, cocina y office. Contaba con calefacción de carbón y alumbrado eléctrico. Es el único coche de esta serie que, a pesar de las modificaciones realizadas, mantiene en su interior la decoración original de marquetería. Prestó su último servicio en 1983 y desde 1988 el servicio de cafetería del museo se ofrece a bordo de este histórico coche.

El Orient Express, un mito sobre raíles

En 1865, el hijo de un banquero belga llamado Georges Nagelmackers viajó a Estados Unidos y experimentó de este a oeste los ferrocarriles norteamericanos. Inspirado por el lujo de los coches-cama y del coche-restaurante con servicio exclusivo desarrollados en los Estados Unidos por George Pullman, Nagelmackers regresó a Europa con la idea de fabricar coches de viajeros cómodos y lujosos y fundó en 1876 la Compagnie Internationale des Wagons-Lits.

La idea de un tren que por primera vez cruzara toda Europa, era un proyecto difícil de realizar pero un 4 de octubre de 1883, el Express d’Orient (que en 1891 pasó a llamarse Orient Express) realizó su primer viaje oficial, de París a Constantinopla (hoy Estambul), con muchos periodistas a bordo maravillados por el lujo y la belleza del tren. El resto de pasajeros se mostraban encantados y se sentían como si estuviesen en uno de los mejores hoteles de Europa; paneles de maderas nobles, sillones de cuero de lujo, sábanas de seda y mantas de lana para las camas. El viaje (con transbordos porque no hubo línea directa hasta 1889) se realizó en poco más de 80 horas y fue un auténtico hito de la revolución industrial que contribuyó decisivamente a romper barreras. A la muerte de Nagelmackers en 1905, el Orient Express gozaba de prestigio, éxito y apoyo político. Todas las semanas el convoy partía de París rumbo al este transportando a ilustres diplomáticos, empresarios, banqueros o aristócratas pero también a personajes más oscuros como espías o traficantes de armas.

El final de la Gran Guerra en 1918 coincidió con la puesta en marcha del nuevo trazado de la línea, a través del túnel de Simplon, que atraviesa los Alpes uniendo Suiza e Italia. Merced a este itinerario se esquivaba Alemania y el tren pasaba por Lausana, Milán, Venecia, Trieste o Belgrado. La nueva línea tomó el nombre de Simplon Orient Express y la alegre sociedad de entreguerras dio paso a la era dorada del Orient Express que pronto se convirtió en un tren con famosos viajeros como las actrices Marlène Dietrich y Greta Garbo, la espía Mata Hari, el arqueólogo y aventurero conocido como Lawrence de Arabia o la escritora Agatha Christie.

Considerado como “rey de los trenes y tren de los reyes”, en la segunda mitad del siglo XX el Orient Express fue agonizando lentamente, alejándose de sus años de esplendor hasta que, un mayo de 1977, realizó su último viaje.

Desde 1982 y gracias a James Sherwood, un empresario norteamericano amante de los trenes que compró en una subasta dos coches del Orient Express y recuperó antiguos coches de viajeros de esa época, se puede viajar a bordo del Venice Simplon Orient Express y cada verano realizar su tradicional y único viaje a Estambul del año, partiendo de París y entrando en la preciosa estación de Sirkeci en Estambul seis días después, tras hacer noche en Budapest, Sinaia y Bucarest.

Aunque Sherwood compró los coches, en realidad el nombre de Orient-Express ha permanecido en manos de SNCF, la empresa estatal de ferrocarriles franceses, que lo registró en 1977. En octubre de este año el primer grupo hotelero del país, Accor Hotels, adquirió el 50 por ciento del capital del Orient Express perteneciente a SNCF y comparte con ella la sociedad explotadora del mítico tren. Los siete históricos coches de los años 20 (conocidos como Pullman-Orient-Express), símbolos del art déco francés, siguen siendo propiedad material del grupo ferroviario francés y son operados con la marca Orient Express en el marco de viajes y eventos privados.

El Museo del Ferrocarril de Madrid

El Museo está gestionado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles y desde el año 2009 forma parte de la Red de Museos de España, adscrito al Ministerio de Fomento. La propia estación forma también parte de la historia del ferrocarril, siendo un claro ejemplo de la arquitectura del hierro, característica del siglo XIX. Proyectada por el ingeniero francés Émile Cachelièvre e inaugurada en 1880 con la presencia del rey Alfonso XII, fue la primera gran estación construida en Madrid con estructura metálica.

El Museo permite conocer una completísima colección de material histórico ferroviario. La nave central de la estación alberga una muestra muy variada de locomotoras y coches de viajeros, a través de la cual se puede comprender la evolución de la tracción (vapor, eléctrica y diésel) en el más de siglo y medio de existencia del ferrocarril en España, y las distintas condiciones en las que viajaron los pasajeros de estos trenes. A ambos lados de esta nave se abren varias salas temáticas, entre las que figuran la dedicada a antiguos relojes de estaciones, otra dedicada a modelismo, con maquetas animadas, y una tercera en la que se explican los principales elementos de la infraestructura ferroviaria.

EXPOSICIÓN ‘ASESINATO EN EL ORIENT EXPRESS’
Hasta el domingo 3 de diciembre
Lugar: Museo del Ferrocarril de Madrid (Paseo de las Delicias, 61)
Horario: Viernes, de 09.30 a 15.00 h / Sábado y domingo, de 10.00 a 19.00 h.
Entrada: 3,00 €
www.museodelferrocarril.org