Esta exposición, que la integran una veintena de cuadros y más de cincuenta esculturas, surge a raíz de una investigación que el artista desarrolla sobre una isla del océano Pacífico llamada Clipperton, ubicada a mil doscientos kilómetros de la costa mejicana, un paraje jamás habitado por humanos pero dónde aves y otros animales construyen sus nidos con objetos abandonados (cepillos de dientes, juguetes, envases…) que las corrientes arrastran hasta la orilla.
William Moreira traslada la conducta de los animales a su creación artística: busca objetos viejos en ferias y mercados, los recolecta y los combina, ensamblándolos, hasta darles un aspecto y una identidad armónica que los defina (objetos, animales, personajes…).
De esta manera, desvincula los atributos originales de los objetos de su forma, descontextualizándolos y otorgándoles una funcionalidad y una vida nueva, estética. Mediante este proceso William Moreira utiliza el reciclaje como impulso creativo, y halla en los objetos que va descubriendo su fuente de inspiración.
Desde 1983 hasta la fecha, William Moreira ha participado en más de 70 exposiciones colectivas y 10 individuales, entre las que se destacan: Sala Lumière, en Canelones (1987), Colegio Municipal Pelotence, de Río Grande do Sur (1989), Galería Vietri, en Asunción del Paraguay (1991), Museo Solari, en Montevideo (2001) y Jadite Galleries, New York (2002), y ha recibido numerosos premios y menciones en diferentes certámenes de arte. Asimismo, su obra forma parte de una treintena de colecciones públicas y privadas, entre las que se encuentran el Museo Solari, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Intendencia Municipal de Montevideo.
William Moreira, nació en la Ciudad del Sauce, en Uruguay, en el año 1962. En 2002 viajó a Nueva York para presentar una muestra individual en Jadite Galleries. En una visita al Metropolitan, vio el cuadro «Dos girasoles cortados» de Van Gogh y entendió que su pintura anecdótica «a base de tema» (como decía Joaquín Torres García), nada tenía que ver con aquel arte mayor. Esta experiencia se sumó a su inquietud creciente y al hecho de haber comenzado, tiempo atrás, a apreciar a los grandes maestros del arte moderno, que en su educación artística los profesores habían preferido ignorar.
Al regresar a Uruguay, decidido a cambiar de rumbo en lo profesional, se le presentó el problema del propio cambio, ya que trabajaba con famosas galerías de pintura comercial en Montevideo, Buenos Aires y Porto Alegre, y se había propuesto dejar de producir gauchos echando humo de tabaco y arreando vacas, o pescadores bien plantados remolcando sus barcas desde el agua hacia la arena.
Los antiguos dioses habían descendido a la categoría de «santos» y fueron sustituidos por Picasso, Tapies, Miró, Torres García, Rafael Barradas, etc. Tras varias búsquedas en solitario, se encontró con quien considera su verdadero y único maestro: Guillermo Fernández, que le mostró un camino hacia su liberación artística. Han pasado muchos años, y su arte ha madurado y tomado un rumbo firme e insospechado…
Muebles de Patricio Yarur
Para acompañar a esta obra Malvin Gallery ha escogido los muebles de Patricio Yarur, quien recupera maderas y árboles derribados y los convierte en encantadoras piezas de artesanía decorativa, reciclando y prolongando su vida. Desde hace años, su empresa Treedays desarrolla originales soluciones de paisajismo y decoración.
La exposición se podrá visitar los lunes de 11:00 a 14:00 h, martes a viernes de 11:00 a 19:00 h, y sábados de 11:30 a 14:30 h.
C/ Colmenares # 7. Tel: 91 000 13 18. www.malvingallery.com
Exposición: 15 de diciembre a 13 de enero de 2018