La Biblioteca Nacional de España, en colaboración con el Museo Lázaro Galdiano y el Centro de Estudios Europa Hispánica (CEEH), inaugurará el 31 de enero la exposición Dibujos de Rosario Weiss (1814-1843), que estará abierta al público hasta el 22 de abril.
La muestra presenta más de un centenar de obras de Rosario Weiss Zorrilla (Madrid, 1814-1843), en especial dibujos, entre los que destacan los retratos de Francisco de Goya, Ramón Mesonero Romanos, Guillermo Weiss, El marqués de Benalúa, Los hermanos Velluti o Una dama de Burdeos, además de numerosos paisajes. El público podrá ver asimismo una veintena de litografías, como Autorretrato, El Genio de la Libertad, Espronceda, Larra o Zorrilla, y algunas de sus pinturas, entre ellas Francisco de Goya, Los duques de San Fernando o Ángel custodio.
Este conjunto refleja el trabajo de una dibujante excepcional, conocida sobre todo por su relación con Francisco de Goya (1746-1828). Así, a las piezas anteriores se unen dibujos que el pintor hizo para el aprendizaje de Weiss, como Mendigo, Dromedario y Pantera.
La exposición, comisariada por Carlos Sánchez Díez, del departamento de conservación del Museo Lázaro Galdiano, reúne piezas de esta institución, de la BNE, la Bibliothèque municipale de Bordeaux, el Museo del Prado, el Museo del Romanticismo y colecciones privadas, así como de otros museos e instituciones públicas españolas.
Weiss vivió con su madre, Leocadia Zorrilla, y Goya en la Quinta del Sordo entre 1820 y 1824, y desde el otoño de 1824 en Burdeos, donde la familia permaneció hasta su regreso a Madrid en 1833. Goya trataba a la niña con un gran afecto y se refería a ella como “mi Rosario”. Corrían ciertos rumores de que podría ser hija suya, pero no existen pruebas que lo confirmen. De hecho, el artista no incluyó en su testamento ni a Weiss ni a su madre, quienes tuvieron que subsistir gracias a la pensión que esta última obtuvo del Gobierno francés como exiliada política, y a la ayuda prestada por Pierre Lacour –profesor de la joven– y el círculo de amigos de Goya en Burdeos.
Weiss comenzó a dibujar gracias a los esbozos que el aragonés hacía para que ella los copiara o completara, y en 1825 entró en la escuela pública de dibujo que Pierre Lacour (1778-1859) dirigía en Burdeos, donde recibió instrucción académica. Su formación francesa atemperó la expresividad de sus primeros pasos junto a Goya, dirigiéndolos hacia el trazo preciso, limpio y ordenado que entonces predominaba en Francia, a la manera de Ingres.
En Madrid adaptó con éxito su estilo al Romanticismo hispano y desarrolló una breve pero intensa carrera profesional. Compaginó la copia de pinturas de grandes maestros (Goya, Velázquez, Murillo, Tiziano, Rubens, Van Dyck), muy demandadas entonces, con la realización de retratos a lápiz de escritores y personajes de la burguesía liberal, en su mayoría socios como ella del Liceo Artístico y Literario (Espronceda, Zorrilla, Mesonero Romanos, Larra). También dibujó del natural apuntes de plantas y árboles, e hizo paisajes idealizados con castillos, lagos o ruinas. Además, fue una excelente litógrafa.
En 1840 Weiss tuvo el honor de ser una de las pocas mujeres en ingresar como académica de mérito por la Pintura de Historia en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Dos años después alcanzó su máximo reconocimiento cuando la nombraron maestra de dibujo de Isabel II y su hermana, la infanta Luisa Fernanda, cargo que desempeñó durante muy poco tiempo, pues murió de cólera el 31 de julio de 1843.
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