Arte y China después de 1989: El teatro del mundo, la nueva exposición del Museo Guggenheim Bilbao nace con polémica y cruce de comunicados incluso antes de abrir sus puertas. Esta exposición, que ya se ha podido ver en otros museo del mundo, viene acompañada por la protesta de grupos animalistas, ya que en uno de sus expositores aparecen reptiles e insectos que, naturalmente, se devoran según marcan las reglas de la naturaleza y el ciclo de la vida. Según el Guggenheim esta exposición presenta la experimentación artística en un período caracterizado por el comienzo de la globalización y el auge de China como potencia mundial. En definitiva, cómo los artistas contemporáneos chinos juegan un papel clave en la creación de una nueva escena artística global.

A lo largo de seis secciones temáticas y cronológicas, la muestra incluye diversas prácticas artísticas como performance, pintura, fotografía, instalación y videoarte, y nos invita a reflexionar sobre nuestra historia reciente a través de la óptica de los artistas contemporáneos chinos más significativos. Centrada en las prácticas conceptuales de dos generaciones de artistas, la exposición analiza el papel de los autores chinos como observadores críticos y también como agentes en la eclosión de China como potencia mundial, situando sus exploraciones en el contexto de la historia del arte global.

El Museo Guggenheim Bilbao presenta Arte y China después de 1989: El teatro del mundo, la mayor exposición celebrada hasta la fecha de arte contemporáneo chino correspondiente al período más transformador de su historia reciente: entre 1989, año de las protestas de Tiananmén y 2008, fecha de celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín. Organizada por el Solomon R Guggenheim Museum, la exposición ofrece nuevos análisis e interpretaciones del arte experimental chino en un contexto marcado por el final de la Guerra Fría, el desarrollo de la globalización y el ascenso de China como potencia mundial.

Ante las informaciones falsas sobre maltrato animal en la exposición Arte y China después de 1989, el Museo Gugggenheim Bilbao quiere manifestar lo siguiente:

La muestra Arte y China después de 1989: El teatro del mundo es una exploración de la creación artística en China durante el período comprendido entre los disturbios de la plaza de Tiananmén de 1989 y la celebración de los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008.

A través de 120 obras de 60 artistas y colectivos artísticos, pone de manifiesto diferentes ideas, experiencias y visiones del mundo en un país que ha adquirido un papel fundamental en la conversación global.

Esta exposición constituye, pues, un punto de partida para la reflexión y el debate sobre el mundo actual y los grandes temas que nos afectan, desde una mirada amplia y respetuosa. En la muestra subyacen la necesidad de salvaguardar los derechos fundamentales, como la libertad de expresión, y también la defensa de la libertad de creación artística.

En la instalación que conforman las obras El teatro del mundo y El puente se incluyen insectos y reptiles vivos. El puente es una jaula sinuosa en forma de arco en cuyo interior se mueven serpientes y tortugas entre esculturas chinas de bronce que representan animales mitológicos. Bajo El puente se halla El teatro del mundo, una estructura semejante a un caparazón de tortuga que contiene reptiles e insectos. Esta instalación alude a las dinámicas de poder y a las tradiciones culturales chinas.

Todos los reptiles e insectos que se incluyen en las mencionadas obras han sido criados en cautividad y trasladados al Museo previa confirmación de sus óptimas condiciones sanitarias por un informe veterinario y la obtención de los pertinentes permisos. El Museo cuenta con el asesoramiento y servicios de un equipo de especialistas que se encargan diariamente de la alimentación, limpieza y cuidados sanitarios de estos reptiles e insectos, así como del mantenimiento de los terrarios. Estas labores se realizan a primera y última hora, fuera del horario de apertura del Museo.

Los terrarios contienen un sustrato especial, mantas térmicas, pantallas de luz y calor, así como bebederos, bañeras y depósitos de hidrogel para generar las condiciones y el hábitat adecuados para estas especies.

Por su parte, la obra Un caso de transferencia es un vídeo que documenta una performance realizada en 1994 en la que aparecen dos cerdos apareándose en una granja. No hay cerdos vivos en la muestra. Concebida como una alegoría cultural, la pieza explora la relación entre el ser humano, la naturaleza y la cultura. Uno de los cerdos lleva en su piel estampados en tinta caracteres occidentales inventados y el otro caracteres chinos ficticios. Por lo tanto, negamos categóricamente que en la obra haya sufrimiento animal alguno.

Recalcamos que el Museo está a favor de los derechos de todos los seres vivos, por lo que ha puesto el mayor empeño en asegurar las mejores condiciones para ellos.

Miles de personas solicitan al Museo Guggenheim Bilbao que no admita expresiones artísticas que impliquen maltrato animal, con motivo de la instalación Theater of the World

Protesta de los animalistas

Por su parte, ATEA desea hacer llegar a la opinión pública su disgusto ante la inauguración ―este próximo viernes― de una instalación artística en el Museo Guggenheim Bilbao, consistente en un gran terrario donde numerosos animales (reptiles e insectos) se irán devorando a diario ante el público. En tal sentido, cabe reseñar que esta misma exposición fue retirada de su sede en Nueva York hace apenas unos meses, tras una avalancha de firmas contrarias a toda forma de arte con indeseables consecuencias para terceros.

Consideramos que el habitual recurso a la ‘libertad de expresión’ apenas es una burda excusa con la que maquillar lo que en realidad supone una agresión gratuita, que mantiene animales estresados como meros elementos de atrezzo, obviando por tanto su naturaleza sensible. Parece evidente que dichos animales están mucho mejor en sus respectivos hábitats naturales que en una sala pública y bajo cegadores focos. En ningún caso puede defenderse tal falta de sensibilidad bajo la espuria idea‑fetiche de la ‘libertad’. En dicho sentido, resulta como mínimo contradictorio (y egoísta) que el autor y sus valedores recurran al manido argumento de la libertad propia, basada ahora en la negación de la libertad ajena: la de unos animales que aspiran a algo tan razonable como ser respetados (dejados en paz).

Así las cosas, bien podemos aventurarnos en el proceloso ―y ‘exclusivizado’― mundo del arte moderno, para categorizarlo hasta el infinito, incluyendo por supuesto el género del arte criminal. Podría ser el caso, desde luego. Porque, como hemos manifestado hasta la extenuación durante las últimas décadas, simplemente no existe un ‘sufrimiento animal’ y a la par un ‘sufrimiento humano’, sino que todo padecimiento resulta idéntico ―por indeseable― para la víctima, con independencia de la especie. Y que sea trivial (evitable) añade un punto perverso al escenario.

Ha de quedar por tanto claro que nuestra organización se opone sin fisuras a cualquier forma de libertad si ello afecta a terceros, más aún si se trata de seres inocentes. Creemos que defender la libertad per se aparece como una más de las ‘idioteces intelectuales’ que inundan la sociedad contemporánea, por lo que se impone luchar con denuedo contra esta nueva forma de nihilismo moral.

Asimismo, desde ATEA invitamos a la ciudadanía a que exprese como entienda oportuno su rechazo a la citada exposición, que también incluye un vídeo donde dos cerdos (convenientemente decorados para la ocasión con letras orientales y latinas) copulan ante un público inane. Aunque en este caso se trata de una grabación, consideramos por igual que banaliza la dignidad y los intereses animales, tan ‘porcinos’ estos para ellos como pudieran serlo ‘humanos’ para nosotros mismos en su papel.

ARTE Y CHINA DESPUÉS DE 1989: EL TEATRO DEL MUNDO
Fechas: del 11 de mayo al 23 de septiembre, 2018
Comisarios: Alexandra Munroe, Museo Solomon R. Guggenheim, Nueva York; Philip Tinari, UCCA, Pekín; Hou Hanru, MAXXI, Roma