La concejala de Cultura, Gemma del Corral, y el director de la Agencia Pública para la Gestión de la Casa Natal de Pablo Ruiz Picasso y otros Equipamientos Museísticos y Culturales, José María Luna, y el comisario de la exposición, Rafael Inglada, han presentado la exposición El bestiario de Picasso, que puede visitarse a partir de hoy y hasta el 7 de octubre en la Sala de Exposiciones del número 13 de la Plaza de la Merced. La muestra está compuesta por 54 obras entre dibujos, libros ilustrados con grabados originales, fotografías, cerámicas, litografías, aguafuertes y linograbados, entre otras técnicas que empleó el pintor malagueño, que forman parte de las colecciones de la Fundación Picasso Museo Casa Natal.
El bestiario de Picasso representa una selección de los animales que pasaron por la vida del artista y que inmortalizó en cientos de trabajos. Algunos de éstos le sirvieron como fuente de inspiración, si bien supo reinventarlos con un lenguaje moderno, único y personal. En su universo creativo dedicado a esta faceta, Picasso representó tanto a las palomas de su infancia en Málaga ―también inmortalizadas por su padre en diferentes obras― como al perro afgano que lo acompañó en los últimos años en su residencia francesa de Mougins. El artista estuvo rodeado de una fauna diversa durante toda su vida que, a su vez, fueron testigos de su labor creativa.
Algunos de estos animales lo acompañaron en su trayectoria y en los diferentes destinos y lugares que visitó, mientras que otros son fruto de encuentros deliberados, como los espectáculos circenses o las corridas de toros, de las que disfrutó en el sur de Francia. En cualquier caso, el tema recurrente de la fauna es la excusa del artista para ensayar técnicas y experimentar con los materiales, como son la cerámica, litografía, ilustraciones, aguafuertes, entre otras.
El elenco de especies representadas en esta exposición es variado. Entre las piezas más destacadas está El bogavante (1949), un animal recurrente en la iconografía surrealista y que Picasso interpreta con un juego de volúmenes, rayas y puntos gruesos. El insecto (Hoja e insecto, 1949) aparece en la obra de Picasso para ilustrar el libro Corps perdu (Cuerpo perdido), del poeta, dramaturgo y escritor, Aimé Césaire. El artista recurrió a la belleza de lo aparentemente simple de una línea o trazo, fundiendo elementos femeninos con animales y plantas.
La vida cotidiana es otro de los temas representados en la obra de Picasso. En la pieza Lechuza en una silla con fondo ocre (1947) capta un momento que surge de una manera espontánea. Este animal fue un regalo para el artista que lo acompañó durante varios años. En esta ocasión, plasmó su figura sobre una silla del taller.
Sin duda, el toro (Toro y caballo en la arena, 1929) ocupa un lugar destacado en la obra de Picasso. Junto con la paloma, es uno de los símbolos más representativos de su trabajo. El toro es la imagen de la masculinidad, la lucha, el poderío, pero sobre todo, el regreso del artista a sus raíces españolas, andaluzas y malagueñas. Las raíces de Picasso también están detrás de las piezas como Gran pez (1956). La alegría del Mediterráneo, el movimiento del mar, su infancia y la gastronomía de España están representados en estas obras.
El halcón (1907) es una de las piezas más llamativas de la exposición. Este animal pertenece a uno de los cuadernos preparatorios del conocido lienzo Las señoritas de Avinyó. El color rojo destaca la figura del animal sobre las tintas negras, pero lo más curioso es que Picasso logra hacer de un único trazo, sin levantar el lápiz, la figura de una animal completamente reconocible. El original de este dibujo formará parte de una exposición que acogerá el Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú entre agosto y diciembre de este año.
Por último, otra de las figuras representadas en la exposición es el caballo (Caballero y caballero, 1952). Condicionado por el periodo bélico que el propio Picasso vivió, el artista interpretó la aportación a la historia de este animal, representándolo casi siempre en el momento de la lucha.