La Torre de los Ríos y el Palacio de Ceballos, ambos en Cantabria, entran en la Lista Roja del Patrimonio por su alarmante estado de conservación
Para aparcar camiones y como cuadra para el ganado. Ése es el uso actual del palacio de Ceballos, en la localidad cántabra de Argomilla de Cayón (Santa María de Cayón). Se trata de un extraordinario palacio del siglo XVII que ya ha perdido la balconada en el piso superior y las puertas han sido cegadas de cualquier manera para transformarlas en ventanas; las almenas de alguna de las torres han desaparecido y el tejado advierte de su final.
Por otro lado, la Torre de los Ríos, en Espinilla (Hermandad de Campoo de Suso), una edificación del siglo XVII, se encuentra muy deteriorada con muros caídos y cubiertas derrumbadas y, por tanto, a merced de la lluvia y de la nieve.
El estado de ambas construcciones históricas es de ruina y amenazan incluso el riesgo de colapso, por lo que la Asociación Hispania Nostra los acaba de incluir en su Lista Roja del Patrimonio (www.listarojapatrimonio.org).
El palacio de Ceballos fue levantado en el siglo XVII por Francisco Antonio de Ceballos el Caballero y su esposa, Marina Jacinta de Padura Moreno, señora de las casas de Procura y Lopera en Jaén, habilitando una casa torre de sus antepasados.
Es un edificio de planta cuadrada, dos alturas y tejado a cuatro aguas. Su aspecto es de casa fuerte a la que se añadieron cuatro torres esquinadas que le confieren un carácter palaciego y militar. Su principal fachada, única fabricada en piedra de sillería, tiene soportal con cuatro arcos, un imaginario balcón en el primer piso y dos piezas armeras del linaje de los fundadores.
La próxima iglesia de San Andrés, que fue abadía, con cronología del siglo XII y restos de fábrica románica, estaba vinculada al linaje. En los aledaños, se conserva una necrópolis con sarcófagos medievales ornamentados, lugar de descanso de los protagonistas de aquella historia.
La torre de los Ríos es una construcción de tres alturas, planta rectangular coronada y tejado a cuatro aguas. Los muros son de mampostería con sillares en vanos y esquinas. Tiene dos puertas: una con arco de medio punto con grandes dovelas y otra rectangular. Sobre la puerta principal aparece una ventana con escudos e inscripciones en la parte superior e inferior. A la misma altura de la ventana decorada, aparece otra de tamaño muy inferior, sobre la puerta que podríamos denominar secundaria. Dos ventanas más aparecen en el muro lateral y otra en la parte trasera.
Casa del linaje de los Ríos, tan frecuente en Campoo, especialmente en el de Suso. El proceso señorial más caracterizado en las tierras de Campoo de Suso tuvo como figura singular al conde don Tello, hijo de Alfonso XI, a quien éste otorgó el realengo de diversos lugares, entre ellos Espinilla. Más tarde, en 1475, parte del municipio formó el Marquesado de Argüeso, que los Reyes Católicos concedieron a Diego Hurtado de Mendoza, vinculándose desde entonces este señorío a la Casa del Infantado.
En el año de 1695, residía en las casas de su apellido en Espinilla, Juan de los Ríos, sucesor como hijo mayor de los vínculos de su padre, Francisco de los Ríos, García y Quevedo, que aún vivía en Naveda. En 1696, se hace reparto en Espinilla de los bienes que habían quedado del matrimonio formado por Francisco de los Ríos y María de Mantilla. Francisco fallece en 1693 y deja 5 hijos. Aparecen unidos en el reedificado de esta casa los apellidos Ríos y Enríquez, que durante muchas generaciones irán juntos. La casa de Espinilla junto con las de Proaño, Villacantid y Naveda fueron las más importantes del linaje de los Ríos.