El Instituto Cervantes inaugura esta tarde el gabinete bibliográfico Leopoldo de Luis, poeta en un tiempo sombrío, un recorrido por la vida y la creación del escritor (Córdoba, 1918-Madrid, 2005) en el centenario de su nacimiento. Un total de 80 obras –libros, manuscritos originales, artículos, revistas, dibujos y acuarelas- permiten al visitante redescubrir a Leopoldo Urrutia de Luis (tal era su nombre completo), premio Nacional de las Letras 2003 y uno de los principales representantes de la poesía española de los años centrales del siglo XX.
La muestra, cuyo nombre rememora el título del temprano libro Huésped de un tiempo sombrío (1948), rinde homenaje a quien, además de poeta, fue ensayista, crítico literario, editor, antólogo y colaborador en numerosas revistas (Corcel, Acanto, Poesía Española, Cuadernos Hispanoamericanos, Ínsula, Cántico, Papeles de Son Armadans…). Por su historia personal y su actividad literaria, Leopoldo de Luis representa como pocos a una generación de españoles marcada a fuego por la guerra, el exilio y la represión del régimen franquista.
Hoy presentaron Poeta en un tiempo sombrío a los medios informativos Juan Manuel Bonet, director del Instituto Cervantes; Ángel Luis Sobrino, comisario de la muestra y gran especialista en revistas literarias, y Jorge Urrutia, escritor y catedrático, hijo de Leopoldo de Luis.
Juan Manuel Bonet definió a De Luis como «un poeta absolutamente característico de la Generación del 36», y destacó de él su «fidelidad a sus ideales de juventud, a su generación poética, a sus maestros y a la poesía sin adjetivos», así como «el diálogo permanente que mantuvo con el exilio y con Barcelona y lo catalán».
Ángel Luis Sobrino incidió en el «ocultamiento, voluntario o no», que rodea la vida del autor. Así, la importancia de su obra poética quedó en parte soslayada por su labor como editor, y «la riqueza de su poesía que trata la condición humana en toda su amplitud» permaneció eclipsada por su faceta de poeta social.
Memoria histórica
Jorge Urrutia trazó una semblanza de Leopoldo de Luis jalonada de anécdotas y curiosidades: la impronta que le dejó su padre, Alejandro Urrutia; su paso por el campo de concentración, al que entró con retraso por falta de plazas; su vuelta a Madrid y su incorporación a la vida intelectual madrileña a través de las tertulias del Café Gijón… Urrutia afirmó que la muestra expone destacados documentos desconocidos hasta ahora y agradeció al Instituto Cervantes que llevar a cabo «una importante función de recuperación de la memoria histórica».
La muestra se abre al público mañana martes, 19 de junio, y podrá visitarse hasta el próximo 30 de septiembre. Contiene un total de 40 libros (entre ellos, primeras ediciones de los principales títulos y de ediciones a su cargo, así como volúmenes dedicados), 13 manuscritos originales, revistas, fotografías, correspondencia, artículos de prensa y diversas piezas de artes plásticas. Son las huellas del relevante papel que Leopoldo de Luis, un hombre discreto, desempeñó en la escena literaria española durante casi siete décadas.
Ese amplio y variado material guía este recorrido por la poesía española de aquellos años, desde su incorporación a la vida literaria en 1935, en vísperas de la Guerra Civil, cuando Caballo Verde para la poesía agitaba el panorama con el editorial/manifiesto de su primer número, hasta la publicación, seis lustros después, de Poesía social. Antología (1965).
Destacan por su valor documental el borrador de Viento del pueblo, de Miguel Hernández, cuyos manuscritos fueron puestos en limpio en los años cuarenta por Leopoldo de Luis y José Luis Cano, y el manuscrito de Voz última, de su cuñado y amigo José Luis Gallego, una joya bibliográfica editada y encuadernada con primor junto al novelista y dibujante Manuel de la Escalera en la prisión de Alcalá de Henares, de donde salió subrepticiamente. También se exhibe su primer libro, Romance de un combatiente, un volumen «absolutamente inencontrable» y en una edición muy humilde, que se ha conseguido para este gabinete bibliográfico, explicó Juan Manuel Bonet.
Las artes plásticas también están presentes en la exposición: una acuarela de preguerra de Ramón Gaya; dos aguafuertes de Manuel Millares (para los Poemas de amor de Miguel Hernández, seleccionados por Leopoldo de Luis), y dibujos o retratos creados por Elvira Gascón, Antonio Povedano, Melchor Aracil, Alberto Manrique y Ángela Seliktar. Las obras evidencian la rica interacción que poetas y artistas plásticos mantuvieron a lo largo de aquella época.
Valioso archivo familiar
Las piezas expuestas proceden en su mayor parte del valioso archivo familiar y de los fondos donados por sus herederos a la Biblioteca de Humanidades de la Universidad Carlos III (Madrid). Su hijo Jorge Urrutia (que fue director académico del Instituto Cervantes entre 2004 y 2009) ha contribuido de forma decisiva en la recopilación de objetos del archivo familiar.
El catálogo, de 148 páginas, comienza con una presentación a cargo de Juan Manuel Bonet y continúa con el artículo «Dos o tres cosas que sé de él», de Jorge Urrutia, que prosigue la senda iniciada por su emocionado libro de recuerdos sobre su padre «De una edad tal vez nunca vivida» (2010). El catálogo contiene asimismo otro documentado artículo de Ángel Luis Sobrino, todo ello ilustrado con una amplísima colección de imágenes de su trayectoria vital, una bibliografía completa y reproducciones de todas las piezas expuestas.
Gabinete bibliográfico Leopoldo de Luis, poeta en un tiempo sombrío:
Lugar: Instituto Cervantes, Madrid (c/ Alcalá, 49, vestíbulo)
Inauguración: hoy lunes, 18 de junio, a las 19:30 h.
Abierto al público del 19 de junio al 30 de septiembre de 2018
Horario de visita: De martes a sábado, de 11 h a 21 h. Domingos y festivos, de 11 h a 16 h.
Entrada libre.