El próximo jueves 25 de octubre, el histórico Mercado de la Cebada, emplazado en el barrio de La Latina, organiza un evento institucional para presentar sus nuevas instalaciones y su cambio de rumbo. El motivo de esta presentación no es otro que el de darle un nuevo impulso y, según comentan desde la dirección, “volver a poner al Mercado en boca de los madrileños”. La apuesta del consejo rector pretende revitalizar un espacio comercial, estratégico en el barrio, que pasó por duros momentos de abandono y que incluso estuvo a punto de ser derribado.
Hoy, el Mercado de la Cebada vuelve a tener ya una importante actividad. La dirección ha apostado por un enfoque de trabajo que está sirviendo para revitalizar el centro. “Queremos acercar a la gente al Mercado pero también sacar el Mercado a la calle”, señala González. Para esto, se ha apostado por organizar eventos de ocio durante todo el año pensados para públicos de distintas edades y gustos. Esto ha conseguido que el Mercado se vaya convirtiendo de nuevo en un lugar de referencia en el barrio.
Además, el Mercado de la Cebada ha pasado por un proceso de obras de mejora de las instalaciones que ha mejorado su aspecto y su funcionalidad: mejoras en el parking, en la climatización del mercado, mejoras en la fachada, la puesta en marcha de una eficaz prevención contra incendios o la construcción de una nueva oficina son las actuaciones más destacadas.
Un mercado histórico
La ubicación de la Plaza de la Cebada ha sido crucial para la transformación del mercado. Hay que pensar que, en el siglo XVI, la Puerta de Toledo era una de las principales entradas a la ciudad y por ella entraban numerosos productos que llegaban desde distintos puntos de la provincia. Durante dos siglos, los puestos se distribuían por la plaza, a la intemperie. Por eso, en el siglo XVIII, se decidió proyectar un edificio para albergarlos.
En 1868, el arquitecto Mariano Calvo y Pereira proyectó y diseñó el primer edificio. En 1870 comenzaron las obras y fue finalmente inaugurado el 11 de junio de 1875, por el rey Alfonso XII. A principios del siglo XX, el mercado llegó a ser uno de los más importantes de Madrid.
Debido a problemas higiénicos, el edificio se derribó en 1956. Dos años más tarde, se construyó en 1958 un nuevo mercado de aspecto más funcional. El nuevo proyecto lo convirtió en lo que es hoy: un “mercado de barrio”.
En 2009 el Mercado de la Cebada estrena su nueva imagen. El colectivo Boamistura aporta colorido y un aire de renovación artística, sus bóvedas de colores se han convertido en un sello distintivo de la ciudad, así como el gran mural situado en el hall, realizado por el artista madrileño Carlos Rincón, en 1962.
80 comerciantes
Actualmente, el mercado posee dos plantas comerciales efectivas de uso comercial, con una superficie total de unos 6000 m2. A estas dos plantas se les añade una tercera con almacenes que dan servicio a los comerciantes y un parking.
Las instalaciones funcionan en régimen de concesión administrativa y están gestionadas por la Cooperativa de Comerciantes del Mercado de la Cebada. En la actualidad, está formada por unos 80 comerciantes.
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