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Las imágenes más antiguas muestran a María acostada, sus largos cabellos sueltos indican su condición de doncella. Los colores propios son el azul y el rojo o rosa.

La indumentaria de José suele ser judía hasta el siglo XV. Coincidiendo con el antisemitismo y la expulsión de los judíos en España, se le otorga la idea de fidelidad a Jesús y se añaden nuevos elementos a su vestimenta. Las figuras antiguas suelen representarle arrinconado y envejecido, a partir del Concilio de Trento lucirá una figura más joven, rostro agradable, vestidos discretos (amarillo y el marrón o dorado y tonalidades violáceas). La vara es el símbolo de Aarón, hermano de Moisés.

Los ángeles más antiguos suelen representarse en grupos de pie y tocando instrumentos musicales o de rodillas adorando al Niño, generalmente de tamaño inferior al resto de las figuras del Misterio.

Los Magos Melchor, Gaspar y Baltasar representan las edades del hombre y las tres razas conocidas, blanca, amarilla y negra, descendientes de Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé.

La presencia del buey y del burro se debe a una errónea interpretación de Isaías 1, 3 y de Habacuc 3, 2 (versión “Itala”). Figuras que se han consolidado en los belenes tradicionales.

Materiales y estilos

Las figuras pueden ser de dos tipos: en grupo (varios personajes agrupados en forma no divisible) y exentas (figuras independientes).

El material suele ser de barro cocido, pero también las hay de madera tallada (boj, peral, pino, cedro). Rara vez se encuentran de cera (utilizada en Castilla) o cartón, papier maché (utilizado en el gótico).

Figuras de palillo son aquellas que se han modelado, son piezas únicas. En serie son figuras semifabriles, utilizando moldes y pintadas a mano. Figuras de cacharrería, están realizadas con moldes muy antiguos.

La pintura más antigua se realizaba con barnices grasos, actualmente se utiliza anilinas y barnices industriales en algunos casos aplicados con pistola. Y para envejecer se logra gracias a distintas pátinas. Prácticamente todas las figuras que se encuentran en el mercado proceden de Cataluña, Andalucía y sobre todo de Murcia.

Los vestidos sobre las figuras proceden de la influencia napolitana, se suele utilizar el estuco y colas sobre lienzo, sedas lisas, engomadas y pintadas o el papel de seda.

El primer Belén

San Francisco de Asís en el año 1223 dio origen a los pesebres o nacimientos que actualmente conocemos, popularizando entre los laicos una costumbre que hasta ese momento era del clero, haciéndola extra-litúrgica y popular.

En España

Todos los belenes murcianos son de barro cocido, el artesano de esta tierra no trabaja con otro material”. Un referente importante a la hora de hablar de los Belenes murcianos es la obra de Francisco Salzillo Alcaraz (1707-1783) que recuerda a Cano y a Mena, así como una directa inspiración de la tradición napolitana que heredó de su padre. Su obra ha sido imitada y seguida por los artesanos murcianos. Entre sus discípulos más destacados se encuentran José López, Juan Porcel, Francisco Fernández, Caro Marcos Laborda, el fraile Jerónimo, Diego Francés, el platero José Ruiz Tunes y Roque López.

Belén de Salzillo

El Belén de Salzillo, se realizó por encargo del rico murciano Jesualdo Riquelme y Fontes. Su realización llevó más de 10 años de trabajo (556 figuras, entre 10 y 30 cm.) modeladas con la ayuda de Roque López. Tras la muerte del primer propietario y al pasar el Belén por distintos propietarios llegó a manos de su sobrino el marqués de Corvera, que decidió venderlo por 165.000 Ptas. en Madrid, sin respuesta.

La Academia de San Fernando realiza una valoración y tasa el Belén, entre 20/30.000 Ptas. y la Junta del Patronato del Instituto Murciano se lo adjudica por un valor de 27.000 Ptas.

En 1954 se entregó una copia a la nieta de Franco en El Pardo que había salido del taller del gran escultor José Nicolás Almansa, ayudado por Pedro Chico y otros artesanos, este hecho polémico llevó a las autoridades a precintar y retirar los moldes del taller de Manuel Guillén Cerezo para evitar nuevas reproducciones.

En las localidades murcianas de Lorca y Mula destaca Manuel Martínez de Mula con sus representaciones de la Degollación de los Inocentes. Juan Antonio Mirete el Maestro Policarpo, Manuel Ortigas Méndez José Cuenca y Pedro Serrano Moñino (Artesanías Serrano).

La tradición belenística murciana se ha consolidado en nuestros días gracias al trabajo de grandes artesanos, son verdaderas obras de arte las realizadas por Pedro Serrano Moñino, cada figura representa la sensibilidad de un gran maestro, también hay que tener en cuenta a los artesanos murcianos José García Martínez, Andrés Bolarín, Patricio Aranda Peñalver, Elías Martínez, Jesús Ramírez, Perico Henández Gómez, Gregorio Molera Toral, Mariano Valera (estilo hebreo), Juan Antonio Mirete Rubio, el maestro Policarpo y Manuel Jiménez Oviedo.

En la actualidad sólo se hacen piezas únicas con motivo de algún acto especial o por encargo, lo más usual es encontrarnos con piezas en serie, pero hay que tener en cuenta que aunque se utilicen moldes son también piezas únicas ya que cada una de ellas está pintada a mano.

Manos de artistas

Luisa Doldán o Roldana (1656-1704), escultora de cámara de Carlos II, realiza en barro unas figuras de gran sensibilidad y ternura. Otro importante maestro es Risueño (1652-1724), discípulo de Cano, realiza unas figuritas en barro con una técnica muy perfeccionada, especialmente en los pequeños detalles.

Eugenio Gutiérrez de Torices (1709) modeló figuras de cera policromada como la Adoración de los Magos del Monasterio de El Escorial. Las figuras del sevillano Pedro Duque Cornejo (1677-1757) son muy expresivas.

El Mestre de les Verges Rosses (Maestro de las Vírgenes Rubias) del siglo XVIII, mantiene una estética rococó realizadas con pasta de tierra amarilla, en numerosas ocasiones las deja sin pintar, creando las series blancas, que imitan a la porcelana, y cuando las decora es muy frecuente que la Virgen luzca un precioso pelo dorado.

Las piezas andaluzas son reconocibles por los dorados en los vestidos de las figuras principales de unos 20 cm., el empleo del azul añil en los reyes y los rostros aniñados. El andaluz Ángel Martínez García, fabrica figuritas que reflejan escenas de su tierra natal, Cádiz. Del granadino Rada, salen obras vivaces y expresivas.

También en Galicia son famosos los belenes del escultor Arturo Baltar que une tradición gallega a los evangelios. Sus dioramas recogen escenas llenas de dinamismo como en la representación de un mercado de cerámicas o la calma de la Anunciación en el interior del hogar. Su obra está llena de matices.

La tradición en Madrid
Madrid ha tenido una gran tradición belenísitica, prueba de ello es el tradicional mercadillo de la Plaza Mayor, antaño en la plaza de Santa Cruz. Los Belenes madrileños son de aire castizo y zarzuelístico, como el que montó Fernando Cruz Ávalos, donde las chulapas, serenos y barquilleros, arropan al Niño Jesús que ha nacido en una corrala.

Algunos artesanos importantes son Alejandro Martín (estilo barroco y orientalista), Bonifacio Antón (sus obras son de escayola por lo que el paso del tiempo las ha deteriorado), Pérez Gil, Luis Buendía y José Luis Mayo Lebrija. Una de las características más singulares de Madrid es la calidad a la hora de montar Belenes así como sus dioramas tan singulares y apreciados. En la región levantina destaca las porcelanas de Lladró y Nao, que con sus figuras de rasgos estilizados y elegantes han proporcionado renombre universal a la artesanía valenciana.

Belenes catalanes
El artesano barcelonés Ramón Amadeu Grau (1745-1821) utiliza como modelo de sus figuras, de barro cocido, los rostros de su mujer y de sus hijas. Siguieron su estilo un gran número de belenistas como el catalán Damián Campeny (1771-1855). Las figuras del barcelonés Domingo Talarn Ribot (1812-1902) están vestidas según los tratados de indumentaria histórica de Hortenroht. José Ginés Marín (1768-1823), valenciano de nacimiento, muchos de sus Belenes barrocos, los realizó en Madrid, donde murió.

La ciudad de Olot se especializó en las series hebreas con túnicas y keffias beduinas y con los Reyes Magos a caballo, con mantos y grandes broches o brocamantones y pajes con calzas y sayos cortos. A finales del siglo xx se crearon varios talleres de línea repetitiva semifabril como La Milagrosa (1871), El Arte Cristiano (1880), El Sagrado Corazón (1900), Las Artes Religiosas (1902), entre otros.

Los grandes escultores catalanes trabajan artesanalmente figuras de una gran belleza y movimiento entre los que destacan Mayans; Teixidor, Masdeu y Lino Félix (figuras orientalistas y briosos caballos); Font; Los hermanos Agapito y Venandio Vallmitjana; fra Jaume dels Sants y Parramón; Padró; Soler; Escaler i Milá (sus figuras tienen un toque impresionista) y el artesano Mañoses.

Napolitanos a la española

Carlos III acudió a la Real Manufactura de Porcelana de Capodimonte para que le hicieran figuras para su Belén (ver Belén Napolitano). Las primeras piezas fueron de porcelana en su totalidad pero pronto se decide cubrirlas con ricos ropajes, lo que deriva en los Belenes a la española. Se realizan las cabezas y, en algunos casos, los brazos y manos en porcelana, el resto de los miembros en madera y el cuerpo de alambre forrado de estopa o cuerda enrollada, lo que les permitía cambiar de postura.

Explican María José Ruiz Conde y Paloma González-Valcarcel, expertas catalogadoras que han trabajado para Patrimonio, los vestidos se confeccionaban con las mejores telas y bordados a los que se añadían diminutas joyas en oro, plata y coral. El Belén se completaba con instrumentos musicales, vajillas de cerámica, objetos de plata, etc. La medida que se determinó para las figuras fue de 38cm.

El más famoso imaginero del siglo XVII fue Giuseppe Sammartino que marcó escuela. En la realización de la cabeza se especializaron Mateo y Felice Bottighieri, Dominico Antonio Vaccaro, Incola Sonima, Francisco Celebrano y Giuseppe Cappiello. Y el tallista Tozzi era famoso por la confección de las manos. Matteo y Giovanni Ferri se especializan en vestidos. Las vajillas las suministraba Vietri, los cestos de frutas Luigi Ardia y Guiseppe en los de verduras. Los animales también tenían sus artesanos particulares como Giuseppe Gori, los hermanos Trilocco, Lorenzo Mosca e Incola Ingaldi.

María Jesús Burgueño

Redacción

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