Juan de Juanes, posiblemente el pintor del Renacimiento español más valorado cuando hace 200 años el Prado abrió sus puertas, tiene, desde hoy, su espacio propio en la sala 51, la rotonda de Goya, situada en la planta baja norte del edificio Villanueva.
Junto a las obras más conocidas del autor valenciano en el Prado, el Ecce Homo o las pinturas del Retablo de San Esteban, se exhibirá una excepcional donación reciente realizada por la Fundación Amigos del Museo del Prado, el Oratorio de san Jerónimo, una rara y delicada obra de Juanes realizada para proteger y resaltar un magnífico alabastro, obra de Damián Forment.
Considerado como el Rafael español cuando hace 200 años el Museo del Prado abrió sus puertas, Juan de Juanes (h. 1510-1579) tiene desde hoy su espacio propio, equiparándose con el Bosco, el Greco, Velázquez o Goya, en la sala 51 del edificio Villanueva, no en vano en la testamentaria de Fernando VII su Santa Cena superaba con creces la valoración de los Grecos, por ejemplo.
En ese nuevo espacio se presenta también una extraordinaria donación, gracias a la generosidad de la Fundación Amigos del Museo del Prado, el Oratorio de san Jerónimo. Este oratorio portátil es una pieza pensada para el ámbito devocional privado. El tema principal, san Jerónimo, fue realizado por Damián Forment (Ca. 1480 – 1540), uno de los grandes escultores valencianos activo en la Corona de Aragón. Utilizó para ello alabastro del Valle del Ebro, que estuvo en origen dorado y policromado. Con posterioridad, Juan de Juanes diseñó una excepcional estructura “a la romana” para proteger y realzar la placa, la cual amplió en la parte superior y pintó parcialmente. En el exterior de las puertas representó a san José con el Niño y a san Lucas, y en el interior, bajo dos arcos, a san Vicente Ferrer y a san Pedro Mártir.
Además, esta nueva ubicación del maestro valenciano permitirá la reordenación de las salas 52 B y C, en las que se exhibirá una importante obra religiosa de Sánchez Coello, Alegoría mística con san Sebastián, san Bernardo y san Francisco.
Pintura española del siglo XVI
La Valencia de los Masip: Juan Vicente Masip y Juan de Juanes Buena parte de la pintura valenciana del siglo XVI estuvo protagonizada por un grupo de sagas familiares entre las que destaca la de los Masip. Las producciones de Juan Vicente Masip (h. 1475-1550), y sobre todo de su hijo Vicente Juan Masip, más conocido como Juan de Juanes (o Joan de Joanes; h. 1510-1579), dominaron el panorama pictórico del Reino de Valencia durante más de medio siglo.
La actividad artística de Juan Vicente Masip trascurrió en un periodo de tránsito entre las fórmulas del gótico final y las novedades renacentistas. Su versátil personalidad fue asimilando las influencias de diversos pintores que por la situación estratégica de Valencia provenían sobre todo de la esfera italiana. A partir de la década de los treinta su hijo Juan de Juanes participó de manera activa en el taller, convirtiéndose pronto en elemento fundamental del mismo. Padre e hijo colaboraron en el retablo mayor de la catedral de Segorbe, Castellón (1529-32) y en el de San Eloy, encargo del gremio de plateros para su capilla en la iglesia valenciana de Santa Catalina (1536-38), donde se aprecia ya la influencia del severo romanismo de Sebastiano del Piombo (h. 1485-1547). La presencia en Valencia de cuatro obras de este pintor italiano traídas por el embajador Jerónimo Vich transformó el devenir de la pintura valenciana.
Aún hay controversia en lo que se refiere a la intervención de cada maestro en esas décadas de trabajo compartido. Por su juventud y por la evolución de su pintura, parece razonable pensar en Juan de Juanes como el más receptivo a las novedades del momento, a las composiciones de Rafael y a la monumentalidad figurativa de Piombo, a quien debe también el color y la iluminación. Juanes fue un excelente dibujante, un notable retratista y hombre de probada cultura que frecuentó a importantes humanistas.
Además de numerosos retablos en la ciudad y otras villas, los Masip fueron los creadores de imágenes devocionales muy difundidas del Ecce Homo, el Salvador Eucarístico, la Sagrada Familia o la Inmaculada Concepción, vinculadas a la espiritualidad católica del momento.
El estilo de Juanes fue el referente de la pintura de Valencia en la segunda mitad del XVI y principios del XVII, continuada por su hijo Vicente Juan Masip Comes y por un nutrido grupo de seguidores. Algunas de sus composiciones fueron copiadas por relevantes pintores de esa escuela hasta entrado el siglo XIX.