Doña Letizia acompañada por el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, viajó a Londres para inaugurar junto al Príncipe de Gales la exposición “Sorolla: Spanish master of light”, que se desarrolla del 18 de marzo al 7 de julio y está organizada por la National Gallery de Londres y la National Gallery de Irlanda, en colaboración con el Museo Sorolla.
Instalada en las galerías expositivas del Ala Sainsbury, la muestra reúne sesenta pinturas que abarcan la carrera completa del pintor, entre las que destacan importantes obras maestras prestadas por colecciones públicas y privadas procedentes de Europa y Estados Unidos. Se trata de la primera retrospectiva del artista desde 1908, año en que el propio Sorolla organizó una exposición en las Grafton Galleries, donde se le anunciaba como “el mejor pintor vivo del mundo”.
Pese a que fueron las imágenes bañadas de sol que reproducen la vida, los paisajes y las tradiciones de España, así como sus dotes como retratista, que consolidaron su fama, Sorolla, que se formó en Valencia y prosiguió sus estudios en Madrid y Roma, inicialmente alcanzó renombre internacional con una serie de importantes obras de temática social.
Por primera vez en Reino Unido se congrega un premiado conjunto de lienzos tempranos de carácter social entre los que figuran El retorno de la pesca (1894, París, Musée d’Orsay), adquirido por el gobierno francés, y Cosiendo la vela (1896, Fondazione Musei Civici di Venezia, Galleria Internazionale d’Arte Moderna di Ca’ Pesaro, Venecia), adquirido por la ciudad de Venecia. Se podrá contemplar también el lienzo ¡Triste herencia! (1899, Colección Fundación Bancaja, Valencia), que durante cincuenta años permaneció en la iglesia de la Ascensión, en la Quinta Avenida de Nueva York, hasta que en 1981 fue devuelto a España.
Si bien un tercio de las obras del recorrido de Sorolla: Spanish Master of Light procede de colecciones privadas, otro tercio es el resultado de un préstamo sumamente generoso cedido por el Museo Sorolla, uno de los museos pequeños más asombrosos de Madrid, ubicado en la casa y el jardín que diseñó y construyó el pintor valenciano para su familia. El museo Sorolla, que fue creado tras su fallecimiento a petición de la familia del artista, forma parte de la red de museos nacionales españoles.
La Sala Uno despliega los retratos que Sorolla pintó de su esposa, Clotilde, así como los de sus hijas María y Elena, y su hijo Joaquín, quien se convertiría en el primer director del Museo Sorolla. En 1888, el pintor se casó con la hija de su primer gran mecenas; Clotilde, que pasaría a ser su modelo predilecta, apenas parece envejecer con el transcurso de los años. Los estrechos vínculos familiares se ven reflejados de una manera enternecedora en la representación de un rosal de la casa de Sorolla que, según cuenta la leyenda, languideció cuando falleció el pintor y se marchitó por completo tras la muerte de Clotilde.
La Sala Dos se centra en la década de 1890, etapa en que España fue testigo de un periodo de malestar social, así como de la pérdida definitiva de su imperio de ultramar. Durante estos años, Sorolla inicia su trayectoria pictórica con una serie de lienzos de gran tamaño que expresan su inquietud sobre la realidad y las penurias de la vida española. Su primer gran éxito, ¡Otra Margarita! (1892, Mildred Lane Kemper Art Museum, Washington University, San Luis, Misuri), en que figura una mujer bajo arresto por haber asesinado a su propio hijo, fue muy elogiado en el Madrid de 1892. A partir de este momento, Sorolla se propuso gestar su reputación internacional y, para ello, presentó sus cuadros a exposiciones artísticas de toda Europa. A pesar de que a principios de 1900 Sorolla dejó atrás los tópicos sociales, estas representaciones causaron un efecto que calaría hondo en la siguiente generación de pintores españoles, entre los que se incluye el joven Picasso.
La Sala Tres pone de relieve la forma en que Sorolla se veía a sí mismo como parte de la gran tradición de pintores españoles, como Velázquez y Goza, cuyas obras estudió con gran detenimiento en el Museo del Prado, Madrid. En sus retratos, Sorolla a menudo adopta sus distintivas paletas cromáticas de negros, grises y cremas. El pintor levantino también deseaba alcanzar la penetración psicológica y el sentido de la presencia humana tan característicos de ambos maestros. La influencia de Velázquez puede observarse en dos lienzos: en el fondo del retrato del pintor americano Ralph Clarkson, realizado en 1911 (Oregon Public Library and Gallery), aparece una copia de Las Meninas (1656) de Velázquez, Museo del Prado; y la figura tumbada en Desnudo de mujer (1902, colección privada) evoca la prestigiosa pintura del maestro hispalense, La Venus del espejo (1651), National Gallery.
La Sala Cuatro rinde homenaje a la pasión que el artista sentía por la luz del sol y el mar. Después de 1900, Sorolla, que se había criado en la costa, empezó a acumular a un destacado conjunto de obras pintadas al aire libre, caracterizado por conjugar las actividades lúdicas y profesionales que se daban cita en las playas próximas a Valencia y más al sur, en Jávea. Estas escenas resultaron muy populares, particularmente en Estados Unidos.
La Sala Cinco exhibe una sucesión de estudios para el encargo que el artista recibió de la Sociedad Hispánica de América de Nueva York en 1911 con el fin de dar vida a una serie de pinturas a modo de gran mural titulada Visión de España. Para la ejecución de tales obras, efectuadas entre 1911 y 1919, el artista viaja por toda España, documentando los trajes regionales, las profesiones y las tradiciones del país. A los lugareños, que el pintor a menudo ataviaba con trajes y utilería, los retrataba sobre el terreno. La exposición incluye cuatro estudios preparatorios de grandes dimensiones (Museo Sorolla, Madrid) para Visión de España, que demuestran la intensidad con la que el artista abrazó la tradición folclórica española. Sorolla también pintó los paisajes en esas mismas regiones para posteriormente incorporarlos en los paneles para la Sociedad Hispánica.
La Sala Seis está dedicada a las escenas de paisajes y jardines. Desde una vista panorámica de las montañas áridas de Sierra Nevada, que destellan en la luz del anochecer, hasta las torres medievales de la catedral de Burgos cubiertas con un manto de nieve, se entrevé que el valenciano contaba con un don especial para encontrar la perspectiva ideal para transmitir de una forma única el ambiente y el carácter de un entorno. A lo largo de una sucesión de visitas que realizó al sur de la península, el pintor documentó el patrimonio español, como puede apreciarse en las vistas de los jardines del Alcázar de Sevilla y la Alhambra de Granada.
La última sala pone de relieve la fascinación de Sorolla por retratar a su familia en grandes lienzos pintados al aire libre, como se hace patente en Paseo a orillas del mar (1909, Fundación Museo Sorolla, Madrid) y La siesta (1911, Museo Sorolla, Madrid), una de las obras más innovadoras del pintor que, con sus radiantes matices verdes fluorescentes, linda con lo abstracto.
A raíz de su precario estado de salud, en junio de 1920 Sorolla abandona la pintura y fallece el 10 de agosto de 1923. Si bien existen escasas obras del pintor valenciano en colecciones públicas británicas, la carrera de este artista tan enérgico y de gran talento técnico está vinculada con la colección de los maestros clásicos españoles, Velázquez y Goya, que se encuentra en la National Gallery, y con la obra de sus coetáneos en Europa, como Sargent y Monet.
La exposición “Sorolla: Spanish Master of Light” ha sido organizada por la National Gallery y la National Gallery de Irlanda, con la colaboración del Museo Sorolla, Madrid.
Esta exposición ha sido comisariada por Christopher Riopelle, conservador Neil Westreich de la pintura posterior a 1800 de la National Gallery, Londres. La consultora del comisariado es Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista y experta en su obra.
La muestra está patrocinada por Iberia, cuenta con el patrocinio adicional del Centro de Estudios Europa Hispánica y Hannah Rothschild CBE, en colaboración con Acción Cultural Española.
Foto: La Reina junto al Príncipe de Gales, el ministro de Cultura y Deporte y el director de la National Gallery durante su recorrido por la muestra