El arte de reproducir el arte, en el Museo de Altamira

El Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira reabre la exposición El arte de reproducir el arte. Pared, pigmento, pixel, cerrada temporalmente desde el pasado 16 de diciembre, y que exhibe las diferentes técnicas y resultados de reproducir el arte rupestre, así como su evolución desde los primeros dibujos del siglo XIX hasta los actuales modelos 3D.

Organizada por el Ministerio de Cultura y Deporte en colaboración con el Pôle International de la Préhistoire (Les Eyzies de Tayac-Sirueil, Dordoña), la exposición propone hasta el 13 de octubre una inmersión en el universo de los facsímiles —físicos o virtuales— de las cuevas con arte rupestre y de tres de sus principales ejemplos: la Neocueva de Altamira, en Cantabria; y el Lascaux Centre International de l´Art parietal y la Caverne du Pont d´Arc, en Francia.

La muestra materializa así un largo trabajo de cooperación entre el Museo de Altamira y algunas de las más importantes instituciones de gestión del patrimonio de la Dordoña francesa, que permite subrayar el enorme valor de estas réplicas en el desarrollo cultural, científico y turístico y, en definitiva, en la puesta en valor de los territorios donde se ubican.

Los facsímiles de estas joyas del arte parietal paleolítico son fruto de una reflexión científica y multidisciplinar a partir de los originales, que cuenta con la participación de geólogos, arqueólogos, topógrafos, dibujantes o fresadores. En el caso de la cueva de Altamira, esta labor permitió recuperar la caverna tal y como la conocieron los artistas paleolíticos, recreando para ello las pinturas sobre el soporte con las mismas materias primas utilizadas en la Prehistoria: óxidos de hierro para el rojo Altamira, carbón vegetal para el negro y el agua como aglutinante, así como las técnicas de la época: aerógrafos o trazos con los dedos.

Instrumentos, fotografías y audiovisuales para conocer las cuevas La exposición se apoya en una variada y completa colección de fotografías y audiovisuales procedentes del propio Museo de Altamira y de las cuevas francesas. Se exhiben también diversos instrumentos tecnológicos utilizados en su construcción, como los cedidos por el Instituto Geográfico Nacional de Cantabria, organismo encargado de realizar los trabajos topográficos y fotogramétricos para la realización de la Neocueva, y que permitieron emprender una obra de proporciones ingentes para la época. La fotogrametría llegó a definir de forma exhaustiva la topografía del techo de la Sala de Polícromos, midiéndose 40.000 puntos por metro cuadrado, hasta un total de 5.800.000 puntos.

Una de las piezas más destacadas de la muestra, procedente del Museo de San Isidro de Madrid, es la ortoimagen del Techo de Polícromos de Altamira, por ser la primera representación de arte rupestre bajo este técnica y que fue utilizada para la construcción en el Deutsche Museum del primer fascímil de las famosas pinturas de Altamira y posteriormente el de la réplica de la cueva del Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

El visitante puede contemplar también paneles y maquetas sobre los diferentes yacimientos, las cámaras fotográficas de uno de los pintores de la Neocueva, Pedro Saura, y otras piezas cedidas por diferentes museos, como el Diadumeno Farnesio, reproducción de la copia romana de Policleto, vaciado en yeso perteneciente a la colección del Museo Nacional de Escultura de Valladolid. La muestra reúne, además, uno de los fragmentos de la réplica de la cueva de Lascaux, procedente del Atelier des Fascimiles de Périgord.

El recorrido se cierra con un audiovisual que sumerge virtualmente al espectador en la cueva de Altamira para compartir la vida de las mujeres y hombres paleolíticos en su interior.

La exposición ha sido comisariada, por parte española, por Carmen de las Heras y por Pilar Fatás, subdirectora y directora del Museo de Altamira respectivamente; y, por la parte gala, por Gilles Muhlach-Chen, Noël Coye, conservador del Patrimonio, jefe del Proyecto de Mediación Científica y Desarrollo Internacional del Pôle international de la Préhistoire y por Catherine Roudet, coordinadora de proyectos, del Pôle international de la Préhistoire.

Logopress - Editor

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