Un nuevo monumento de la provincia de Barcelona pasa a engrosar la Lista Roja del Patrimonio por el estado de lamentable abandono en el que se encuentra. Se trata del Castell de Castellcir, tradicionalmente denominado Castillo de la Popa, un claro referente de la historia del siglo XI de la provincia de Barcelona. Se da el agravante, además, de que se encuentra en muy mal estado de conservación, incluso con peligro de derrumbe en algunas zonas. El monumento es de titularidad privada, y con su inclusión ya son 15 los enclaves catalanes incluidos en la Lista Roja del Patrimonio.
Hasta el primer tercio del siglo XX se conservaba íntegramente con las modificaciones pertinentes a lo largo de los siglos. Es en los años 40 cuando parece haber sido abandonado, y su estado de degradación es catastrófico hasta perder todas las cubiertas y pisos interiores, exceptuando la bóveda de medio punto de la torre principal y la bóveda (en muy mal estado) de la capilla. Asimismo, parte de las murallas se han derrumbado y se ven claros elementos de tosca consolidación para que los muros (o parte de ellos) no se vengan abajo. La vegetación interior es abundante aunque el paso constante de excursionistas mantiene accesible la mayor parte de las zonas.
Se trata de un conjunto fortificado con elementos románicos y posteriores, ubicado totalmente sobre una roca en forma de barco. Compuesto por la torre principal (única entrada), edificaciones anexas de distintas épocas (que conforman el conjunto principal de planta y dos pisos), así como restos de murallas perimetrales. En el extremo del saliente se encuentra la capilla de Sant Marti de la Roca. Toda la fortificación está sobre un promontorio rocoso de 100m de largo y no más de 7m en su parte más ancha que lo eleva varios metros sobre la zona circundante. Las edificaciones carecen de cimientos por su ubicación, pero sí aparece la creación de contrafuertes para asegurar la estabilidad de las edificaciones construidas en los salientes.
La primera prueba documental que se tiene del castillo, nombrado como “Castell de Castellcir”, se encuentra en un documento del monasterio de Sant Benet de Bages datado de 1014. Aún así, se tiene constancia de la existencia de la fortificación con anterioridad bajo el nombre de Castell de Tenes. Es a partir del siglo XI cuando
la familia de los Castellcir lo regenta vinculado a modo de vasallaje al monasterio de Sant Benet de Bages. A partir del siglo XII el castillo cambia su vinculación religiosa hacia el monasterio de Santa Maria de l’Estany con la introducción al linaje de otras familias como los Òdena que se cruzan con los Castellcir.
En 1294 el castillo fue asaltado por las tropas de Jaume el Just (Jaime II) dentro de las disputas entre la casa de Montcada y el obispo de Vic, siendo los Castellcir del bando de los de Montcada y destruyéndose la torre del homenaje. En 1300 y tras finalizarse los conflictos entre Montcada y Vic el castillo fue reconstruido pero no pasó mucho tiempo hasta que los señores entraran en conflicto con los Centelles. En 1337 los Centelles asaltan el castillo y en 1349 se lo arrebatan al linaje Castellcir. Gilabert de Centelles acaba comprando el dominio a la corona en 1363 por 3000 sueldos, vendiéndolo rápidamente a los Vell-Lloc y a su vez estos por la misma cantidad a los Planella en 1383.
La familia Planella era una de las más importantes de la zona del Moianès poseyendo varios pueblos, el castillo de Moià y el castillo de Montbui entre otros. A pesar de alguna pérdida momentánea debida a la guerra civil del siglo XV, la familia Planella (y sus variaciones de apellidos a través de los siglos) siguen poseyendo el castillo hasta 1942. En ese año venden el lugar a Enric Torelló i Cendra cuya familia sigue teniéndolo a través de las herencias.
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