Uno de los últimos libros de horas que ha adquirido la Biblioteca Nacional de España, ya está disponible en la Biblioteca Digital Hispánica, el portal libre y gratuito de documentos digitalizados de la BNE que cuenta con más de 220.000 títulos.
Este nuevo y singular libro de horas del taller de los hermanos Gilles y Germain Hardouyn se suma a la colección que conserva la BNE y que se compone por un total de treinta y tres libros de horas impresos. El libro puede fecharse hacia 1520 a partir del almanaque para los años 1520-1525 que figura en su segunda página.
Su singularidad se debe a su escasez, ya que los ejemplares en bibliotecas españolas de libros de horas de este taller cuentan con un número muy reducido, especialmente los ilustrados con estampas diferentes.
El principal interés del volumen, impreso sobre vitela, reside en su abundante y cuidadosa iluminación, que consiste en una serie de treinta y una estampas completadas y coloreadas. Y, sobre todo, en un extraordinario conjunto de orlas iluminadas en la parte inferior de las páginas, con una gran variedad de animales y escenas de caza en medio de paisajes. Estas orlas han sido atribuidas a Jean Coene (también llamado Maestro de las Entradas de París), un miniaturista activo en la corte francesa en los reinados de Luis XII (1498-1515) y Francisco I (1515-47). Su estilo ágil y el cuidadoso acabado de las miniaturas hacen de él uno de los más importantes artistas del París de comienzos del siglo XVI.
Los libros de horas fueron los principales manuales de rezo para los fieles laicos entre los siglos XIV y XVI y se hicieron particularmente populares en París. La Biblioteca Nacional ha adquirido uno de estos ejemplares, concretamente una rara edición impresa por el taller de los hermanos Hardouyn, el Libro de horas al uso de Roma, cuya fecha se sitúa en torno al año 1520. La imprenta de los hermanos Gilles y Germain Hardouyn figuran documentados en París como impresores e iluminadores.
Hasta la invención de la imprenta a mediados del siglo XV, los libros de horas eran manuscritos, con frecuencia iluminados y ricamente encuadernados. Sin embargo, a partir de este momento, fueron también muy abundantes los ejemplares impresos, especialmente en París, que se convirtió en el principal centro de esta tipología editorial.
Estos libros se imprimían a menudo sobre pergamino y sus grabados quedaban iluminados e incluso completados con auténticas miniaturas en un intento de imitar los manuscritos que habían dominado el mercado anteriormente.