Recoge la visión de dos fotógrafos, en los dos lados del frente, sobre los efectos de la Guerra Civil en Asturias y su dimensión antropológica.

El Museo Nacional de Antropología inaugura en Madrid la exposición temporal, organizada junto con el Museo del Pueblo de Asturias, ‘Frente a frente. Dos visiones de la Guerra Civil en Asturias’ de Constantino Suárez y Florentino López ‘Floro’. La mayor parte de las fotografías expuestas fueron tomadas en Gijón y en Oviedo, reflejan los efectos de la contienda en Asturias entre julio del 1936 y octubre del 1937, y se conservan en el museo asturiano.

Las imágenes de los dos fotógrafos tienen semejanzas que trascienden su adscripción a los bandos enfrentados por la guerra y les dan una dimensión antropológica. Ambas retratan a la misma sociedad atrapada por el conflicto, y de ahí el parecido entre ellas. El resultado es similar: la misma destrucción, las mismas penalidades, el mismo sufrimiento, pero también el mismo deseo de que la vida siga su curso a pesar de todo.

Transcurridos ochenta años desde el fin de la Guerra Civil española (1936-1939), sus traumáticas consecuencias no han dejado de planear, como una larga sombra, sobre la vida de las sucesivas generaciones de españoles. Como es bien sabido, en todas las guerras modernas, junto a los ejércitos que luchaban en el campo de batalla, la población civil ha alcanzado un dramático protagonismo sin precedentes. Y, como muestran las imágenes tomadas por los dos fotógrafos cuya obra se combina en esta exposición, la Guerra civil española no fue desgraciadamente una excepción, sino más bien todo lo contrario.

‘Floro’ retrató los devastadores efectos del cerco a la capital asturiana, siempre en poder de los sublevados. En sus fotografías, refleja las consecuencias de los bombardeos aéreos y de la artillería republicana, así como la vida cotidiana de la población civil. El archivo fotográfico de Floro, con más de dos mil positivos y negativos, pertenece a Borja Bordiú Cienfuegos-Jovellanos y está depositado en el Museo del Pueblo de Asturias.

Suárez, un adelantado del fotoperiodismo, se movía por los distintos frentes republicanos, entre ellos el propio cerco de Oviedo, que retrató desde las trincheras de los sitiadores. Fue profesional de la fotografía desde 1920 y estuvo muy vinculado al Ateneo Obrero de Gijón, convirtiéndose en reportero gráfico del bando republicano. Con sus cerca de seis mil imágenes, documentó la vida cotidiana en el frente y la retaguardia.

Foto: Cola de milicianos republicanos para recibir el rancho durante la ofensiva de Oviedo, 3 de marzo de 1937.