Montaje tridimensional que muestra, a través del trabajo documental realizado sobre el terreno por José Luis Mejías, la adaptación a las nuevas formas de vida, entre el nomadismo y la sedentarización, de las comunidades kazajas.
El Museo Nacional de Antropología ha inaugurado la exposición temporal ‘Nómadas de Altái. Vida en las estepas de Asia central’, un proyecto documental de José Luis Mejías. La muestra está configurada en un montaje tridimensional de fotografías y vídeos del material obtenido por el autor durante su estancia con los nómadas de kazajos en las estepas centroasiáticas, además de una yurta o ger, a la que los visitantes podrán acceder para experimentar cómo se vive dentro de estas casas portátiles de las familias nómadas.
La exposición muestra la encrucijada en la que se encuentran actualmente las comunidades nómadas de la región fronteriza entre Kazajistán y China, entre la tradición y la adaptación a nuevas formas de vida, entre el nomadismo y la sedentarización. Y con ellas, también la continuidad y la sostenibilidad de unos paisajes y ecosistemas con los que hace mucho establecieron una relación simbiótica.
La vida de los grupos nómadas se centra en dos viajes migratorios anuales: pasan el invierno en un lugar fijo y en primavera parten hacia los pastos de verano, en el macizo de Altái. Al llegar el otoño vuelven a sus asentamientos de invierno. El verano es su momento de descanso, cuando celebran bodas e invitan a familiares, y sobre todo es un momento de abundancia, de alimento de calidad y sin restricciones para el ganado.
Las familias ganaderas están abandonando su vida nómada, a veces de forma voluntaria, otras no tanto, viéndose obligadas a establecerse en aldeas y asentamientos de casas de adobe y hormigón, promovidas por el gobierno chino, en el marco de políticas en principio bienintencionadas que persiguen aliviar la disparidad de ingresos entre las provincias orientales ricas y las occidentales más pobres. Sin embargo, estas políticas revelan también prejuicios culturales, ya que para la etnia dominante, la agricultura simboliza la civilización, mientras que el pastoreo es ‘atrasado’ y exótico. Las poblaciones nómadas recién sedentarizadas se ven obligadas a convertirse en agricultores, o montar un negocio, ya que el mantenimiento de los rebaños resulta poco rentable por la disminución de pastos de calidad y de las sequías.
José Luis Mejías, fotógrafo y realizador especializado en documentar la vida en lugares como China, Nepal, India, Brasil, Myanmar, Egipto, Marruecos, Columbia, Venezuela o Turquía, recibió la beca del Programa Ruy Clavijo de Casa Asia en 2009 por este trabajo.
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